Jerry Seinfeld, figura clave en el mundo de la comedia, expuso su perspectiva sobre el bienestar personal durante una edición del podcast de Tim Ferriss. Para él, pocas herramientas igualaron el impacto de dos hábitos esenciales: la meditación y el entrenamiento con pesas. Con su habitual humor, Seinfeld aseguró que estas prácticas “podrían resolver la vida de casi cualquiera”, sin importar a qué se dedique cada uno.
La meditación que lleva adelante el actor propone una rutina simple: sentarse veinte minutos dos veces por día y repetir un mantra específico, contó. Enfatizó que requiere de instrucción profesional.
El comediante la definió como “la herramienta de trabajo absolutamente definitiva”, y robusteció su argumento con ejemplos de figuras prominentes —como Oprah Winfrey, Ray Dalio y Lady Gaga— que atribuyeron a la meditación parte de su éxito y productividad.
Bob Roth, instructor de meditación trascendental y CEO de la David Lynch Foundation, —la entidad sin fines de lucro creada por el cineasta David Lynch para promover la educación basada en la conciencia con el fin de reducir el estrés, mejorar la salud y promover el bienestar— dijo que la práctica de meditación permite que la mente activa se aquiete y acceda a “niveles más tranquilos de pensamiento”.
En palabras de Seinfeld, la meditación trascendental le redujo el estrés y aumentó tanto la energía como la concentración. “Como comediante, puedo decirte, toda mi vida fue fatiga de concentración”, dijo en el podcast. Añadió que la escritura y la actuación exigieron tanto a su cuerpo como a su mente, y bromeó: “Si tienes [la meditación trascendental] en tu bolsillo trasero, eres Colón con una brújula”.
Seinfeld medita dos veces al día o “cuando sentí que decaía”. Cuando un bloqueo interrumpió su creatividad durante una sesión de escritura, intercaló la meditación como recurso revitalizador: “Si me senté y la pluma no se movió durante veinte minutos, supe que me quedé sin gasolina”.
Seinfeld refirió en una entrevista que junto a su esposa, Jessica, meditó durante más de veinticinco años. “Somos más felices, más sanos, lucimos mejor”, bromeó.
El valor del entrenamiento con pesas
El otro pilar en la vida de Seinfeld fue el entrenamiento con pesas. Incluyó una rutina de doce semanas con ejercicios seis veces semanales, repartidos entre sesiones de pesas y cardio de alta intensidad. Este método requirió, además, seis pequeñas comidas al día como parte del plan de alimentación. Pasados los años, Seinfeld mantuvo el entrenamiento físico como un punto crucial de su rutina diaria.
Seinfeld detalló en el podcast: “Hay muchos días en los que quise llorar en vez de hacerlo porque realmente duele físicamente. Pero creo que es muy balanceado frente a las fuerzas dentro de la humanidad, que pienso que nos sobrepasan”. Mencionó: “Creo que tu cuerpo necesita ese estrés, ese factor estresante. Y creo que fortalece la resistencia del sistema nervioso”.
Un enfoque de longevidad respaldado por la ciencia
Expertos médicos refuerzan la relación entre el bienestar físico, la longevidad y la prevención de enfermedades crónicas. El gerontólogo José Ricardo Jáuregui, consultado previamente por Infobae, subrayó que la combinación de sarcopenia (pérdida de masa y fuerza muscular) y el envejecimiento cardiovascular aceleran la vulnerabilidad del organismo, sobre todo después de los 60 años. “Las personas que no hicieron actividad física regularmente a lo largo de su vida tuvieron más probabilidades de desarrollar sarcopenia cuando envejecieron”, afirmó.
El sedentarismo, junto a la disminución de la capacidad metabólica y al aumento de la grasa muscular, incrementó los riesgos tanto en el aparato cardiovascular como en el osteomuscular. Jáuregui precisó: “Las personas que pierden músculo se vuelven más frágiles y vulnerables a las enfermedades infecciosas, porque los anticuerpos se sintetizan como proteínas que provienen del músculo. Si hay menos músculo, hay más posibilidades de defendernos peor”.
La estructura y la constancia definieron un equilibrio entre bienestar mental y físico. La mirada de Seinfeld se apoyó en una convicción sencilla y persistente: “Solo trabaja”.