Cómo es Lord Howe, la isla paradisíaca que permite un número limitado de visitantes al año

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Lord Howe limita el turismo a 400 visitantes simultáneos para preservar su ecosistema (foto: Wikipedia)

A 600 kilómetros de la costa este de Australia, emerge una joya natural casi intacta por la huella del turismo global: Lord Howe, una isla de apenas 11 kilómetros de largo donde las reglas son diferentes y la naturaleza predomina sobre el desarrollo humano. Aquí, apenas 400 habitantes comparten el paraíso con 400 turistas al año, un límite férreo que ha permitido conservar un entorno sin igual y una experiencia íntima imposible de replicar en otros destinos del planeta.

Las imágenes de Lord Howe parecen sacadas de una postal perfecta: montañas cubiertas de verde, playas de arena blanca, aguas cristalinas y un silencio roto solo por la fauna local. Pero lo que de verdad distingue a esta isla no es lo que tiene, sino lo que no tiene: multitudes, tráfico turístico y ruido urbano. “Es lo que no está aquí lo que ofrece esa experiencia; por eso es tan único”, expresó Lisa Makiiti, isleña de sexta generación y directora de Bowker Beach House, en diálogo con CNN Travel.

Para ella, “hay valor en tener un lugar en el mundo que funciona a la inversa de cualquier otro destino turístico. No es más grande, mejor y cada vez más”.

Playas solitarias y montañas verdes definen el paisaje inalterado de la isla (foto: Wikipedia)

Un paraíso con cupo limitado

El secreto de esta protección reside en una decisión tomada hace más de 40 años: limitar a 400 las camas disponibles para visitantes. El objetivo, según Darcelle Matassoni de la Junta de la Isla Lord Howe, es “minimizar los impactos ambientales y crear una experiencia de uno a uno entre visitantes y locales”. Esta fórmula ha colocado a la isla como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1982.

Llegar hasta aquí, sin embargo, no es tarea sencilla: los pasajes de avión entre la isla y Sídney pueden superar los USD 666, y el alojamiento fluctúa entre USD 200 y más de USD 3.000 por noche en temporada alta. “Bowker tiene reservas hasta bien entrado 2026”, aseguró Makiiti, destacando la exclusividad del destino.

La protección de flora y fauna ha permitido la recuperación de especies emblemáticas (foto: Lord Howe Island)

Naturaleza en estado puro

“Vivir en Lord Howe es como vivir dentro de un documental de David Attenborough”, describió Ian Hutton, naturalista y fotógrafo residente, además de curador del Museo de la Isla. La exuberancia del lugar es incomparable: alrededor del 85% de la isla está cubierto de bosque nativo, de los cuales un 70% integra una Reserva de Parque Permanente donde todo desarrollo urbano está prohibido. El área residencial apenas ocupa el 15% restante.

Lord Howe posee una biodiversidad sorprendente. Las selvas tropicales rebosan de orquídeas, plantas rastreras y aves que solo existen allí, mientras que en las cimas como el Monte Gower sobrevive un bosque nuboso en peligro de extinción. La palma Kentia, muy popular como planta de interior a nivel mundial, tiene aquí su origen y principal foco de exportación.

En la costa, los senderistas pueden recorrer playas solitarias a pasos del alojamiento, “la escapada más cómoda”, según Anthony Riddle, cofundador de Lord Howe Island Brewing Company. “Solo estás en un barco cinco o diez minutos y ya estás en la línea principal de arrecifes”, señaló Dean Hiscox, director de Lord Howe Environmental Tours.

Ni la Gran Barrera de Coral ofrece esta cercanía: allí se requieren horas de trayecto. Alrededor de 500 especies de peces, estrellas de mar y erizos habitan en la barrera de coral más austral del planeta, junto al imponente la Pirámide de Ball (Ball’s Pyramid en inglés), el farallón marino más alto del mundo, a 22,5 kilómetros al sureste.

La isla es reconocida por la UNESCO por su valor natural y cultural (foto: Wikipedia)

Guardianes de la isla

La conservación forma parte del ADN de Lord Howe. Existen protocolos estrictos: todo visitante y cada importación se inspeccionan, incluso con perros rastreadores, para evitar la introducción de especies invasoras. “Los perros rastreadores revisan sus bolsos y descubren que los perros no están buscando marihuana, solo buscan ratas y ranas”, relató Hutton. Además, hay estaciones de lavado de botas antes de cada sendero para frenar la expansión de hongos, y se han erradicado animales invasores, como cerdos, cabras y gatos salvajes. Desde 1982 está prohibido introducir nuevos gatos domésticos.

La erradicación de ratas y ratones impulsada en 2019 devolvió la prosperidad a especies como la gallina de bosque, que multiplicó por diez su población. A pesar de la eficacia del rodenticida empleado, el proceso fue polémico por la incomodidad de las inspecciones periódicas. Sin embargo, la filosofía de los isleños prioriza siempre la preservación: “Existe un fuerte sentimiento generacional de proteger su isla”, explicó Hutton.

Esta mentalidad “de reutilizar, reducir y cuidar” genera conciencia ambiental en residentes y turistas. Según Matassoni, el respeto “se inculca desde pequeños, porque somos guardianes de ese entorno”.

Lord Howe representa un modelo de comunidad que prioriza la preservación ambiental y la calidad de vida (foto: Lord Howe Island)

Una comunidad conectada

Lord Howe ha estado históricamente aislada del continente. Durante años, el hidroavión fue el único medio para viajar, un lujo que transformó la vida local tras la construcción de la pista de aterrizaje en los años 70. La modernidad avanza lentamente aquí: casi no hay telefonía móvil, el acceso a internet es doméstico y la gente todavía deja las puertas sin llave. “No había televisión, ni internet, ni teléfono. Vivíamos con total libertad y naturalidad… recorrimos la isla al aire libre pescando, nadando y simplemente pasando el rato”, evocó Makiiti.

La sostenibilidad va más allá de la protección ambiental. La electricidad proviene en un 80% de una red solar comunitaria y el manejo de residuos es exhaustivo: “Todo lo que no se pueda reutilizar, compostar o reciclar se convierte en mantillo para jardín”, afirmó Hutton. El costo de vida es alto: una manzana cuesta USD 2 y un litro de gasolina y otro de leche cuestan USD 2,66 cada uno, señaló Riddle. Pero el trueque y la agricultura local permiten a la comunidad compartir excedentes y fortalecer lazos.

“Es otro aspecto muy interesante de una comunidad conectada, donde todo se comparte y cuando hay demasiado de algo, todos se benefician también”, destacó Matassoni. Ni el turismo, ni la presión inmobiliaria han alterado la vida de Lord Howe. Sus habitantes están convencidos: “Cuanto más podamos mantenerlo único, más únicos seremos en el mundo”, concluyó Riddle.

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