Uno de los comportamientos más difíciles de corregir -y de soportar- es el ladrido excesivo en los perros. Sin embargo, lejos de ser un problema que no tiene solución, esta conducta compleja para la convivencia en los hogares se puede corregir con distintas estrategias que son fáciles de aplicar, según el especialista en adiestramiento canino, Víctor Mañero. Invitado al pódcast López & López, el profesional detalló: “El castigo no es la solución”.
Tener un perro implica mucho más que disfrutar de su compañía. Supone una responsabilidad que va más allá del cariño, es necesario conocer cómo piensan y sienten. Según los profesionales de la conducta animal, la educación efectiva se basa en el respeto, la paciencia y la coherencia. No basta con amar al animal, hay que establecer límites claros, evitar mensajes contradictorios y fortalecer su estabilidad emocional para lograr una convivencia armoniosa.
Con una amplia trayectoria en España, Mañero compartió sus secretos para enseñarle a los perros a mantenerse tranquilos, sin recurrir a métodos agresivos. Uno de los errores más comunes, según él, es reforzar sin querer los malos hábitos. Por ejemplo, si un perro ladra y alguien se aleja, el animal cree que logró su objetivo y repetirá esa conducta. Lo mismo sucede si le das comida cuando la pide: eso solo refuerza el comportamiento no deseado.
“¿Por qué los perros pequeños ladran? Ladrando dices: ‘qué perro más repelente, te cruzas de vereda’. El perro sabe que ladrando te vas. Repite lo que le funciona“, aclaró. “¿Por qué el perro pide en la mesa? Porque sabe que haciéndote caritas, dándote la patita, tumbándose, me pongo de lado, no sé qué, me pongo por debajo, vuelvo a llorar, vuelvo a llorar, vuelvo a llorar, vuelvo a ladrar. ¿Me vas a dar comida? ¿Qué le premias tú, que ladre?“, explicó el adiestrador.
Mañero aseguró que el uso de una jaula puede ayudar como una herramienta educativa. Al principio, los perros suelen protestar, llorar o ladrar. Pero una vez que se calman, se les permite salir. Si se repite esta técnica y solo se abre cuando están en calma, los perros asocian la tranquilidad con la recompensa.
“¿Por qué la gente no los mete en la jaula? Porque el perro hace escándalo en la jaula. Claro, pero es una emoción. Le va a dar una emoción, le da un pico máximo de enfado, enfado, enfado. Y aunque te enfadas, en algún momento te desenfadas. Cuando se desenfada el perro y se calla, le abro la jaula. Entonces el perro dice, ‘Ah, y cuando estoy tranquilo la jaula se abre, pues voy a estar tranquilo´“, ejemplificó el experto.
Este tipo de enseñanza hace que el perro relacione la calma con el vínculo con su dueño, en lugar del descontrol. Así se fomenta una conexión sana y se evita que el animal viva en un estado constante de excitación o ansiedad. “Vamos aumentando tiempos y el perro se queda tranquilo en la jaula. Si tú abres a tu perro cuando la está liando en la jaula, va a hacer mañana lo mismo”, alertó el adiestrador.