
Identificar los primeros signos de un trastorno depresivo en los adolescentes es un desafío que enfrentan muchas familias. Es que, en medio de transformaciones físicas, emocionales y sociales, los jóvenes pueden experimentar cambios de ánimo intensos.
Sin embargo, ante manifestaciones que se prolongan y afectan distintos aspectos de la vida diaria, surge una señal de alarma que no debe ignorarse.
Distinguir a tiempo estos indicios puede ser clave para proteger la salud mental de los adolescentes y brindarles el apoyo necesario antes de que los problemas se agraven.

Expertos de Cleveland Clinic advierte sobre diez señales reveladoras que ayudan a diferenciar un bache emocional habitual de un trastorno más serio y pueden marcar una diferencia trascendental para jóvenes y familias.
Diez señales de depresión en adolescentes
Las especialistas Susan Albers (psicóloga) y Veronica Issac (pediatra), ambas de Cleveland Clinic, identifican las siguientes señales de depresión en adolescentes:
1. Cambios emocionales
La intensidad, persistencia y falta de relación con hechos concretos en los episodios emocionales pueden evidenciar un problema mayor.
2. Alteraciones conductuales

La depresión puede manifestarse con lentitud en el pensamiento, el habla o el movimiento, dificultades para mostrar emociones, problemas de memoria y concentración, falta de autocontrol e incluso conflictos de disciplina. Si la conducta se torna agresiva, Cleveland Clinic aconseja contactar con un profesional para proteger al adolescente y su entorno.
3. Cambios en sueño o apetito
Variaciones notables en hábitos de sueño, alimentación o peso pueden relacionarse con depresión. La Dra. Issac recomienda descartar primero posibles causas físicas.
4. Quejas físicas
Dolores de cabeza, molestias articulares, problemas estomacales o alteraciones menstruales pueden ser expresiones físicas de un malestar emocional y merecen atención.
5. Dificultades en diversas áreas

Cuando los problemas impactan el rendimiento escolar, las actividades extracurriculares y las relaciones sociales, conviene analizar la presencia de un trastorno subyacente.
La Dra. Albers señala la relevancia de conversar abiertamente sobre todos los aspectos de la vida del adolescente y saber escuchar sin juzgar: “Animo a los padres a preguntar”, afirmó en declaraciones recogidas por Cleveland Clinic. “Mantengan una conversación constante con sus hijos y estén abiertos a ellos cuando estén listos para hablar”, agregó.
6. Problemas de confianza o autoestima
La autoconfianza disminuida y la sensación de poca valía personal pueden llevar al aislamiento y al abandono de actividades antes gratificantes.
7. Diálogo interno negativo

Si el adolescente se critica, se culpa o menosprecia de manera reiterada, conviene realizar una evaluación para descartar depresión. “Es normal desanimarse a veces”, reconoció la Dra. Issac, “pero si sucede con demasiada frecuencia, esos patrones de pensamiento autodestructivos pueden arraigarse y empeorar la depresión y la ansiedad”.
Issac también resaltó que las redes sociales pueden influir positiva o negativamente en la aparición de pensamientos y conductas autocríticas.
8. Consumo de sustancias
Existe una relación bidireccional entre depresión y consumo de sustancias. La presencia de cualquiera de estas situaciones requiere apoyo profesional.
9. Conductas autolesivas

Las autolesiones pueden ser evidentes (cortes, quemaduras) o sutiles (arrancarse el pelo o pellizcarse). Ante estos signos, la Dra. Issac insta a consultar al pediatra inmediatamente.
10. Menciones explícitas al suicidio
La expresión de pensamientos suicidas demanda atención médica inmediata. El pediatra puede ayudar a elaborar un plan de seguridad y facilitar el acceso a recursos de emergencia.
¿Cuándo buscar ayuda profesional?
Si existen dudas sobre la presencia de depresión, expertos de Cleveland Clinic sugiere acudir inicialmente al pediatra o médico de familia, excepto en casos de amenaza directa para la salud o la seguridad.
Estos profesionales, por lo general, conocen al adolescente y su entorno, pueden realizar evaluaciones de salud mental y deben utilizar pruebas específicas de detección a partir de los doce años, según las directrices de la Academia Estadounidense de Pediatría.

La Dra. Albers resaltó la importancia de este paso: “Han tenido una relación a largo plazo contigo, por lo que te entienden a ti, a tu hijo y cómo se están desarrollando”.
A veces, el profesional de salud puede solicitar conversar a solas con el adolescente para facilitar la confidencialidad. La Dra. Issac explicó que algunos jóvenes temen compartir sus sentimientos por la posible reacción de los padres, y el espacio privado con el médico facilita la expresión de sus preocupaciones.
La implicación de la familia y la intervención profesional son esenciales para el bienestar adolescente. Cleveland Clinic enfatiza que la participación activa de los padres y la realización regular de pruebas de detección favorecen la comunicación abierta y el acceso temprano a ayuda especializada.
Con el acompañamiento adecuado, es posible revertir la depresión y recuperar el bienestar. Dar el primer paso y buscar apoyo profesional puede transformar la vida de un joven y su familia, abriendo la posibilidad de recuperación y crecimiento personal. El respaldo, la escucha y la acción oportuna son fundamentales para proteger la salud mental de los adolescentes.
