Cucarachas. Pueden estar en todas partes y en cualquier sitio, de tamaños y habilidades diversas, algunas fácilmente confundidas con otros insectos y otras, inconfundibles, y capaces de sobresaltar a cualquiera. Son especialmente resistentes: pueden aguantar 600 veces su propio peso y hasta 10.000 rad (unidad de medida de radiación ionizante), 10 veces más que los humanos – según un experimento incompleto de los Mythbusters que, en realidad, no tuvo en cuenta cuánto tiempo pueden aguantarlo ni como afecta su capacidad de reproducción -, y, encima, según la OMS, al aplastarlas no solo es posible que no mueran, sino que además se libera una sustancia bacteriana que se dispersa por el aire que, al ser inhalada, puede empeorar o provocar ataques de asma.
Por si fuera poco, es bien sabido que las cucarachas son transportadoras y transmisoras de una variedad de enfermedades: pueden contagiar a las personas de salmonelosis, de hepatitis infecciosa, de lepra, y por poder, incluso de peste bubónica (según El Confidencial). Entonces, si no se las puede aplastar ni envenenar a pura radiación, ¿Cómo deshacerse de una plaga? La clave está en centrarse en sus huevos, para que no siga expandiéndose la infestación.
Así son los huevos de cucaracha
Para poder exterminarlos, lo primero es aprender a identificarlos: los huevos de cucaracha son pequeños, de entre 3 y 4 milímetros; de color marrón – aunque varía según la especie, en un espectro entre el blanco al marrón -; y estarán agrupados en el interior de una cápsula protectora llamada ooteca. Cada una de estas cápsulas puede contener entre 10 y 50 huevos: todo el mundo estará de acuerdo en que es mejor idea deshacerse de una ooteca inmóvil que esperar a que sea 50 cucarachas sueltas.
Las cucarachas prefieren lugares oscuros, cálidos y protegidos para poner sus huevos, así que lo más común será encontrarlos en grietas de las paredes, detrás de electrodomésticos, entre el marco de la puerta y la pared, en tuberías o conductos, en el interior de cajas o debajo (o al fondo) de algún mueble. En todas partes, vamos. Varía entre especies, en realidad: al algunas que prefieren lugares más cálidos, otras más fríos, y otras más húmedos.
Cómo eliminar las ootecas
Lo primero que puede hacerse para evitar la aparición de plagas es mantener un entorno limpio: las cucarachas suelen “esconder” sus ootecas en lugares sucios y desordenados, por lo que una limpieza a fondo siempre será el primer paso, incluyendo, claro, esas zonas ocultas y de difícil acceso.
Si la limpieza no es el problema, la solución más lógica es el uso de insecticidas: sea en forma de aerosoles, polvos, o en cebos, serán eficaces para controlar la población de cucarachas. Si, por desgracia, se siguen las indicaciones de los productos y, aun así, no desaparecen, se deberá dar un paso más: el tratamiento térmico.
Mucha radiación, sí, pero lo que los huevos de cucaracha no aguantan es el calor extremo, a partir de los 50 grados centígrados. Con vapor o calor dirigido, será posible eliminar tanto a especímenes adultos como a sus huevos, sin la necesidad de utilizar productos químicos.
Si nada parece funcionar, toca lo que toca: lo mejor será contactar con expertos en control de plagas para que, con sus herramientas y técnicas diversas – y, sobre todo, especializadas – , eliminen tanto a las cucarachas adultas como a sus huevos, por muy ocultos que estén, asegurando un control total de la plaga.
Una vez eliminada la plaga, y por evitar que vuelva a aparecer, es recomendable sellar grietas y huecos, mantener el hogar limpio y libre de residuos, y tratar de reducir la humedad en los lugares como la cocina o el baño. Si, además, se revisan habitualmente esas zonas de riesgo, será posible cortar el problema de raíz si vuelve a manifestarse.