La sarna, también conocida como escabiosis, es una enfermedad parasitaria de la piel causada por el ácaro Sarcoptes scabiei variedad hominis y que en los últimos años ha experimentado un repunte en España. El estudio Sarna, una epidemia en una pandemia, liderado por el dermatólogo Miquel Casals, muestra que la incidencia de la enfermedad se ha multiplicado desde 2020. Por ejemplo, en la Comunidad de Madrid, los casos han aumentado drásticamente, pasando de 3.413 en 2018 a 18.352 en 2023.
Qué es la sarna y cómo actúa
La sarna es una parasitosis de distribución universal provocada por el ácaro Sarcoptes scabiei. Este parásito penetra la piel para vivir y reproducirse, generando sus características lesiones cutáneas. La hembra fecundada cava pequeñas galerías en el estrato córneo de la epidermis, donde deposita sus huevos. En condiciones normales, menos de 15 ácaros suelen estar presentes en la piel afectada, pero en casos graves como la sarna costrosa, las infestaciones pueden superar miles o incluso más de un millón de ácaros, según detalla la Red de Vigilancia Epidemiológica de la Comunidad de Madrid en un informe.
Los síntomas más comunes son una intensa picazón y las lesiones cutáneas, que pueden variar entre surcos, vesículas, nódulos o reacciones inflamatorias derivadas del rascado. En ocasiones, las lesiones pueden infectarse secundariamente, agravando la condición.
Cómo se contagia
El contagio de sarna se produce principalmente a través del contacto directo prolongado con la piel de una persona infestada. Aunque se han reportado casos de transmisión durante relaciones sexuales, este no es el principal medio de contagio. En menor medida, el parásito también puede transmitirse mediante el uso compartido de ropa, sábanas u otros objetos personales, ya que los ácaros pueden sobrevivir fuera del huésped humano durante 24 a 48 horas.
El periodo de incubación varía entre 2 y 6 semanas antes de la aparición del picor, aunque en personas que ya hayan tenido sarna anteriormente, los síntomas pueden comenzar en tan solo 1 a 4 días. Es importante destacar que los portadores pueden transmitir el parásito incluso antes de que los síntomas sean evidentes.
Diagnóstico y tratamiento
Un diagnóstico a tiempo es crucial para prevenir la propagación de la sarna, especialmente en los entornos más susceptibles a los brotes. Confirmada la infestación, el tratamiento tiene como objetivo principal la eliminación del ácaro mediante medicamentos escabicidas. Entre los fármacos de primera línea recomendados para la sarna clásica se encuentran la permetrina tópica al 5%, la ivermectina oral y el bencil benzoato. En casos de sarna costrosa, el tratamiento puede requerir aplicaciones más intensivas y prolongadas, combinando permetrina y ivermectina.
El protocolo general de tratamiento que aplica la Comunidad de Madrid incluye la aplicación tópica nocturna de los medicamentos sobre toda la superficie del cuerpo, con especial atención a los pliegues de la piel, los espacios interdigitales y las uñas. El paciente debe evitar el contacto cercano con otras personas durante las primeras 24 horas tras iniciar el tratamiento, además de lavar y desinfectar su ropa, ropa de cama y toallas.