En las inmediaciones de la campiña de Allier (Francia), se despliega una extraordinaria ciudad llena de muros de colores y arte callejero. Contrastando con el paisaje natural de la zona, la urbe se levanta en grafitis y otras manifestaciones pictóricas de arte urbano. El arte urbano se constituye como una corriente artística que, a través de una multidisciplinariedad de técnicas, se manifiesta en el espacio público. Grafiti, murales, pegatinas, esculturas, performance e incluso arte digital. A menudo está fuertemente ligado a la reivindicación política y las causas sociales.
Sin embargo, en esta región de Allier, la Ciudad del Arte Callejero se presenta como una oportunidad para el intercambio artístico entre creadores y visitantes. Los propietarios del espacio -Gillies Iniesta y Sylvie- convirtieron el lugar en un parque temático y en una residencia para artistas. El objetivo era fomentar, por un lado, el trabajo artístico de ilustres creadores y, por otro, las visitas de personas interesadas en las artes pictóricas alejadas de los convencionalismos.
La pareja adquirió el centro en 2003. Su tamaño es de diez hectáreas y contaba con 7.000 m² de edificios. Fue durante uno de los paseos con su perro cuando Sylvie tuvo una epifanía esclarecedora: dibujos en las paredes, colores intensos, arte por todas partes. A través de esta visión nació la idea del proyecto. Sin saber nada de arte callejero, la pareja, comenzó a investigar. “Fue una auténtica sorpresa, ya que no teníamos ninguna formación artística”, declararon más tarde para el medio francés Edition du soir. A través de sus investigaciones llegaron a la conclusión de que no existía ninguna residencia permanente para estos artistas, tan solo alguna convocatoria y exposiciones temporales. En consecuencia, los Iniesta, decidieron abrir este espacio singular.
“Lo que hace que el proyecto sea tan potente es que avanzamos sin prejuicios ni divisiones”, explica Sylvie. A lo que añade: “eso lo hizo muy universal; este espacio no está ahí solo para complacernos o halagar nuestros egos. El objetivo es compartirlo con la mayor cantidad de gente posible y crear algo original”.
Inauguración del espacio
En 2015 contactaron por primera vez con un artista de la región de Clermond-Ferrand. La iniciativa rápidamente se extendió por toda la zona y por las redes sociales, acumulando muchas solicitudes de colaboración. Street Art City abrió sus puertas al público general la primavera de 2017. En la actualidad, el parque, recibe unos 30.000 visitantes anuales. Las fechas de apertura son del 1 de mayo al 1 de noviembre.
“Estos visitantes proceden de toda Francia y de toda Europa. El año pasado, el 34 % de los visitantes provinieron del extranjero: Suiza, Bélgica, Países Bajos, Alemania, Austria, Italia, España, República Checa, Ucrania, pero también de Estados Unidos, China, Japón, etc”, expresa Iniesta.
La diversidad que caracteriza a Street Art City también se refleja en quienes le dan vida: 547 artistas provenientes de 67 países distintos ya han dejado su huella en sus muros. Detrás de esta selección hay un proceso exigente: 1159 creadores esperan en lista antes de ser escogidos por un pequeño comité que decide quién tendrá la oportunidad de exponer.
Uno de los primeros en sumarse al proyecto fue Zeso, artista francés que desde hace años desarrolla su carrera en Estados Unidos. Su participación ha sido constante desde el inicio, con murales y exposiciones que consolidan su vínculo con este espacio.
“Poder exponer y vender aquí ya es una primicia. Porque cuando eres artista, tienes que vender. Si no, no te ganas la vida”, afirma. “A nivel personal, es una exposición y una forma de vivir de tu trabajo”. Además, destaca otro aspecto que considera esencial: “el intercambio con otros artistas es interesante: te permite conocer a otras personas, descubrir otras técnicas”. Y, como añade con entusiasmo, también valora “el intercambio con los visitantes”.
Así, Street Art City no es solo un espacio de exhibición: es un laboratorio vivo donde el arte urbano se cruza con las historias personales.