Las lágrimas tras el cierre del partido serán, más adelante, apenas una anécdota dentro de una historia estupenda que podrán contar los juveniles de Racing. Los pibes, integrantes de un selectivo de sexta y séptima división de la Academia, escribieron en su recorrido con sueños de profesionales una página inolvidable en el Mundial de Clubes juvenil, en el que cayeron 1-0 en la final ante Barcelona. Con buen fútbol y coraje, con un respeto absoluto al escudo, a los rivales y también a los compañeros y cuerpo técnico, los chicos de las categorías 2008 y 2009 honraron la celeste y blanca en el partido decisivo del torneo internacional.
Entraron en la cancha con el aliento de un grupo de académicos que cantaron sin parar durante todo el encuentro, disputado en la ciudad española de Córdoba. Pisaron el césped, también, con el apoyo a la distancia de los pibes y pibas de las divisiones formativas de la Academia, quienes vieron el partido en una pantalla gigante en el predio Tita Mattiussi, la cuna de talentos de exportación que tiene el club de Avellaneda.
Y contaron, además, con saludos muy especiales: distintos jugadores y ex futbolistas que se formaron en el predio albiceleste fueron parte de un video proyectado al plantel antes de acudir al estadio. Los campeones del mundo Rodrigo De Paul y Lautaro Martínez estuvieron entre quienes enviaron su aliento para los chicos, además de uno de los grandes ídolos y campeones que tiene la institución: Lisandro López.
Fueron a competir con los mejores del mundo. Lo hicieron siempre de la mejor manera, dominando a los clubes más poderosos del planeta desde el juego, el respeto y la humildad. Son un gran equipo y grandes jugadores. Todo Racing Club de Avellaneda está orgulloso de ustedes, que… pic.twitter.com/eFoX9uamz3
— Racing Club (@RacingClub) September 11, 2025
El sentido de pertenencia y la motivación se retroalimentó entre todos. Los chicos que jugaron la final fueron apoyados por profesionales que habían tenido, años atrás, los mismos sueños que ellos. Y desde el predio, sentados en el césped de una de las canchas de ese espacio que motorizaron los hinchas en tiempos de quiebra, nenes y nenas seguían el trámite del partido con nervios, ilusión y el anhelo, también, de un día ser representantes de Racing en un torneo de esa magnitud.
En plena tarde argentina, también los hinchas intentaban observar a la distancia el duelo entre los pibes del Tita Mattiussi y los formados en La Masía, la mítica escuela que albergó –entre otros fenómenos- al enorme Lionel Messi. Matías Martínez, el técnico que también se formó y jugó en el club, eligió para el once inicial a Nicolás Monges; Juan Quiroz, Thiago Gómez, Joaquín Dobal, Jeremías Arias; Mateo Melluso, Bautista Pérez, Erik Florentín; Ezequiel Fischer, Aquiles Mansilla y Ezequiel Pérez, cuya actuación fue muy destacada y dejó en alto el sello del potrero argentino.
Del Tita al Mundo, una vez más. Histórico torneo de nuestros pibes 🩵🤍 pic.twitter.com/IzkHeb71c6
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También fueron parte de la aventura Benicio Romero, Lucas Álvarez, Santiago Bárcena, Ramiro Zotelo, Valentino Ahumada, Alex Balbuena, Enzo Ibarras, Luca Rodríguez y Benjamín Borowik, goleador que por inconvenientes físicos no pudo estar a disposición frente a Real Madrid –en semis- ni Barcelona. El plantel, que había derrotado a Sevilla (2-1), Corinthians (1-0), Pogba Academy (4-1), Betis (5-4) y Real Madrid (2-1), también tuvo entre sus integrantes al preparador físico Juan Corbo, a Alejandro Cruz (entrenador de arqueros), Esteban Fernández (médico), Alejandro Rudiw (kinesiólogo) y Juan Militich (utilero). La delegación tuvo como cabeza a Miguel Gomis, el coordinador de 80 años que antes y después de la final estaba visiblemente emocionado.
“En Racing tenemos una cosa especial: los jugadores afectivamente asumen un compromiso distinto por cómo nos manejamos con ellos. Los hacemos sentir bien, vienen con ganas de entrenarse. Los técnicos no les reprochan después de las prácticas, para que no se lleven una mala sensación y eso se extienda a la casa. Al otro día, en cambio, se lo recibe y se corrige qué error hubo. No es lo principal, pero ayuda a afirmar el sentido de pertenencia”, había reflexionado –en La Red- el descubridor de, entre otros, Diego Milito.
Para muchos de los chicos el Mundial representó, también, una nueva oportunidad. Monges (2009) era el arquero suplente en Liga, pero atajó y se destacó en esta competencia. Benicio Romero (2008) y con paso por el seleccionado argentino juvenil, fue el primero en apoyarlo. Durante la competencia, en una videollamada con el plantel, Sebastián Saja, director deportivo y otrora guardameta del club, destacó una actitud del suplente: “Te vi cómo gritabas el gol, desaforado, y ese es un ejemplo de poner al grupo por delante de todo. También fui suplente en juveniles y la clave es seguir trabajando duro”.
Erik Florentín, el 10 de la Academia, fue otro de los jugadores que cautivó a los hinchas. Con sus toques de pura magia, el oriundo de Villa Fiorito fue uno de los más seguidos en las redes sociales, en las que incluso se viralizó su festejó con una remera con la leyenda “directamente de Villa Fiorito”. El talentoso mediocampista ofensivo es parte del club desde preinfantiles y subió paulatinamente en el campo de juego, ya que en sus inicios era lateral derecho.
“Hay muy buenos jugadores. Y en el Mundial no estuvieron Matías Acevedo, Mateo Martínez y Tello”, puntualizó el periodista Martín Jiménez Guerra, creador de El Método Racing, dedicado al recorrido de infantiles y juveniles del club, quien conoce a varios de los ahora finalistas desde que eran muy pequeños. Quiroz, otro de los titulares del equipo académico, también es parte de la vida del club desde las infantiles.
Aquiles Mansilla, autor del gol de la clasificación al partido cumbre, se quedó con el premio al goleador del Mundial, con cuatro conquistas, mientras que otro de los destacados fue Bautista Pérez, mediocampista central como Perico, su papá, ex jugador salido de la Academia. Jeremías Arias, cuyas trepadas por la izquierda fueron un clásico durante todo el torneo, generó la chance más clara en el primer tiempo, cuando de un remate suyo surgió el rebote que Aquiles no pudo capitalizar por una notable intervención del arquero de Barcelona.
El gol de Artem Rybac, a 12 minutos del final del encuentro, quebró la paridad de un encuentro del que Racing se había hecho protagonista principal en la etapa inicial. El cansancio, y también la categoría con la que resolvieron los rivales formados en La Masía, se complotaron para que la historia concluyera con un 1-0 adverso. Hasta la última pelota la Academia intentó. Con orgullo, carácter y buen juego. Como quería Tita, la hincha más importante de la historia de la institución, cuyo recuerdo siempre está.