Puntero, invicto y en el último partido del grupo eliminó a Corinthians, un poderoso con un plantel cuya cotización supera los 125 millones de dólares. Huracán es una fiesta: derrotó 1 a 0 al equipo brasilero y, con 14 puntos, mira a los rivales desde la cima del Grupo C. El Globo se abraza a varios sueños: se clasificó de manera directa para los octavos de final de la Copa Sudamericana y el domingo definirá frente a Platense el torneo Apertura.
Gana con sus piezas titulares y triunfa con la alineación alternativa, toda una señal del compromiso que contagió el director técnico Frank Kudelka. El equipo es protagonista en el torneo internacional y en la pulseada local: conoce el libreto, no se aleja de la propuesta y los resultados avalan la tarea. Parque de los Patricios vive un viaje mágico.
Son días de múltiples emociones, de esperanza e ilusión. Jornadas de lágrimas de felicidad, muy diferente al desconsuelo que envolvió las tardes y las noches en los que la derrota se convertía en un puñal lacerante. El regreso al palacio Ducó, después de 16 días victoriosos, para reencontrarse con sus hinchas, los que tuvieron que seguir por televisión los partidos con Rosario Central e Independiente, juegos que el Globo sorteó con aplomo para convertirse en finalista del torneo Apertura de la Argentina.
Y el domingo, para el encuentro definitorio, con Platense, en el estadio Madre de Ciudades, de Santiago del Estero, ya se sospecha que resultará un éxodo desde Parque de los Patricios: los hinchas agotaron los vuelos chárter -los dirigentes negocian por nuevos cupos- que partían el domingo desde el aeropuerto de Ezeiza, con valores que oscilaban entre los 635.000 y 780.000 pesos, dependiendo del sector a ocupar, tribuna popular o platea, y de si es socio o no; ahora, la única vía para estar presente son los micros, que partirán el sábado 31.
Acompañar al equipo en una definición es prácticamente un mandato para el simpatizante. Huracán no se consagra desde 2014, cuando superó por penales a Rosario Central, en el estadio del Bicentenario, de San Juan. Al año siguiente, el Globo disputó la final de la Copa Sudamericana, ante Independiente Santa Fe, pero cayó en la definición desde el punto penal, luego de un doble empate sin goles en Buenos Aires y en Bogotá.
El martes a la noche, en el Palacio Ducó, los quemeros no fallaron a la cita, aunque no se trató de un cotejo que marcara el pulso: además, el DT Kudelka reservó a las piezas titulares para el match con Platense y dispuso una alineación alternativa para sellar el primer puesto en el Grupo C; solo Leonel Pérez y Fabio Pereyra no descansaron, aunque el volante jugó un tiempo y el zaguero central fue reemplazado a los 18 minutos de la segunda mitad por Santiago Moya.
Un tropiezo por tres goles de diferencia clasificaba a Huracán, que no se aferró a ese plus y completó un recorrido perfecto: inició la aventura con una resonante victoria 2-1 sobre Corinthians, en San Pablo; la goleada 5-0 sobre Racing, de Montevideo, fue un espaldarazo para el sueño internacional; dos empates con América de Cali –ambos sin goles- y otro triunfo (3-1) frente a los uruguayos fueron los mojones en la ruta que se completó anoche.
Saltar al campo de juego con jugadores que no son habitualmente titulares era una decisión imperiosa: el invicto quedaba en segundo plano para un grupo que en 16 días jugó cinco partidos, tres de ellos mata-mata: Riestra (3-2), Rosario Central (1-0) e Independiente (6-5, tras igualar 0-0). Soportar el desgaste físico y el deterioro anímico que representan los juegos en los que el error se paga con la eliminación, una señal de la robustez del Globo, que en pocos meses se recompuso de la derrota con Vélez, en la última fecha de la Liga Profesional 2024, que consagró al Fortín y hundió en la tristeza a Huracán: de ganar, el titulo viajaba a Parque de los Patricios.
El rival, un gigante de Brasil, fue una sombra. Corinthians fue en marzo campeón del torneo Paulista, tras vencer al poderoso Palmeiras. El título aflojó al grupo: el técnico Ramón Díaz se marchó dos semanas después de la conquista, porque la eliminación ante Barcelona (Ecuador) en la tercera etapa de clasificación de la Copa Libertadores se impuso como un camino sin retorno.
Dorival Júnior, que durante 2024 dirigió la selección de Brasil y fue cesanteado en el cargo luego de la goleada 4-1 de la Argentina, asumió el 28 de abril pasado, pero no logra enderezar el rumbo: no le faltan figuras, desde el neerlandés Memphis Depay al paraguayo Ángel Romero, pasando por el peruano André Carrillo, el venezolano José Martínez, el ecuatoriano Félix Torres o los argentinos Rodrigo Garro y Fabrizio Angileri; el arquero Hugo Souza fue citado en la primera convocatoria de Carlo Ancelotti en Brasil.
La seguridad envuelve a Huracán, que con el cambio de alineación perdió brillo, pero no declinó en su propuesta futbolística. Kudelka diseñó un grupo en el que la solidaridad es un sello: se corre para atacar y para defender. Las transiciones rápidas lo convierten en un equipo explosivo para lastimar, sin importar los intérpretes. Watson dio la estocada, después de un centro al área de De la Fuente; Huracán manejó el ritmo, tuvo oportunidades para aumentar la ventaja y el VAR evitó un despropósito del árbitro boliviano Gery Vargas, que sancionó una mano como penal, aunque la pelota golpeó al futbolista dos metros fuera del área.
La despedida de los hinchas, entre aplausos, tuvo un grito, casi un ruego: “el domingo cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar”. Con esa ilusión viaja Huracán, con la esperanza de sumar una estrella. Para la Copa Sudamericana ya habrá tiempo y espacio para planificar el futuro.