Todavía falta que se apruebe en el Senado, pero si el proyecto de ley para cambiar el huso horario del país prospera en la Cámara alta, el 1° de abril de 2026 habrá que atrasar el reloj una hora y luego, en septiembre, volver a adelantarlo. Esto, porque se busca lograr una mayor coincidencia de las horas diarias con la luz solar. El beneficio sería tanto para el ahorro energético como para mejorar las condiciones de atención en el inicio del horario escolar, se argumenta.
El diputado Julio Cobos, autor del proyecto que se votó en la Cámara baja, lo explica sencillo: “Tenemos que hacer coincidir el momento del mediodía con el punto en el que el sol está justo sobre nuestra cabeza. Hoy está desfasado. Nosotros usamos el huso -3, pero si miramos el mapa en realidad el territorio nacional se ubica en su mayoría en el -4, y en provincias como la mía, Mendoza, en -5. Sería muy complicado plantear dos husos para el país, por eso creemos que modificar el huso actual al -4 va a permitir ahorrar energía y, a la vez, lograr un mejor rendimiento escolar en los chicos, que llegan al colegio en invierno y cursan la primera hora con oscuridad. Esto no facilita la atención y no nos podemos dar el lujo de desperdiciar una hora de aprendizaje”, apunta el diputado. “Nosotros tenemos diez horas de luz en invierno y catorce en verano. Tenemos que aprovecharlas al máximo. Estar desfasados del huso horario que nos corresponde genera un impacto sobre el ritmo circadiano”, agrega.
El proyecto de ley obtuvo sanción al despuntar el día en la Cámara de Diputados en medio de una sesión larga y convulsionada por el tratamiento del veto presidencial a la ley de emergencia en discapacidad, entre otras cuestiones. Por eso, esta iniciativa que Cobos ya había impulsado durante la presidencia de Alberto Fernández –y que no logró ser ley– finalmente llegó al recinto pasada la medianoche y logró el acuerdo para pasar al siguiente nivel. Ahora, los senadores deberán convalidarla o no.
Hay distintas posturas sobre el tema. Por un lado, los especialistas en medicina del sueño coinciden en que la medida podría tener un impacto positivo en el aprendizaje y en los procesos cognitivos. Por otra parte, mientras que muchos plantean que desde el punto de vista del aprovechamiento energético se lograría una mayor eficiencia, otros sostienen que en realidad el ahorro de uso de energía para iluminación y calefacción que se lograría por la mañana se gasta por la noche, en la hora del regreso. Así, su impacto a la larga podría ser negativo, porque la vida activa por la noche se fue prolongando con el correr de los años y no se apaga cuando desaparece la luz solar. Entonces, paradójicamente, el consumo podría ser mayor.
“La Argentina adoptó en 1920 el huso horario -4 y lo mantuvo, fundamentalmente en horario invernal, para pasar al -3 en horario de verano. Después, en un momento se modificó para unificarlo al -3 y desde entonces estamos desfasados. De allí que en muchas provincias, sobre todo en las del oeste, buena parte de las actividades productivas de la mañana transcurren en oscuridad. Para impulsar este proyecto, consulté a distintos especialistas y tenemos un estudio que indica que en las escuelas de Mendoza el cambio de horario permitiría ahorrar un 40% de energía en las escuelas”, dice Cobos.
Daniel Álvarez es neurólogo, especialista de la Clínica Reina Fabiola de Córdoba y miembro de la Sociedad Argentina de Medicina del Sueño. Coincide en que la Argentina está desfasada una hora de su ubicación respecto del Meridiano de Greenwich. “Nuestro cerebro se guía con una estructura que se activa dependiendo de la luz del entorno: el hipotálamo. Yo siento sueño a la caída del sol y empiezo a sentir mi rendimiento óptimo del día cuando ya el sol aparece. Eso tiene que ver con este sistema de las 24 horas, o también llamado ritmo circadiano. La regulación de ese ritmo la establece el hipotálamo, guiada por la luz del sol. Vivir desfasados una hora genera impacto en el descanso y en el rendimiento”, detalla Álvarez.
“Con este cambio, lograríamos estar alineados con el huso planetario que nos corresponde. Vamos a tener reloj más real en función del tiempo de luz y oscuridad. Es cierto que durante la primera semana en que se produce el cambio las personas van a sentir un efecto negativo, porque ese es el tiempo que le lleva al cuerpo la adaptación. Quizá cueste menos despertarse, pero más volver a dormir. Pero eso es temporal, lo mismo que cuando la hora vuelve a cambiar. En la Argentina el huso horario cambió en los años 90 y desde entonces permaneció en el -3, pero no es el que nos corresponde en la alineación planetaria”, advierte el especialista.
Álvarez coincide en que el cambio traería efectos positivos para el aprendizaje. “Mientras podamos aprovechar más el día con más luz natural, se maximiza el rendimiento de la función cognitiva. Uno podría preguntarse cómo es en países nórdicos, donde la luz solar está presente muy pocas horas. Bueno, se compensa con luz artificial. Pero esto tiene un efecto negativo para el cerebro, porque el sueño se ve impactado por la cantidad de horas de luz artificial. Para tener un buen sueño y un buen rendimiento el día siguiente, tengo que tener también un orden en mi sueño, ser constante en la hora que me acuesto y en la hora que me levanto. El sueño no solo sirve por la función reparadora del descanso, sino que el metabolismo se ordena, la memoria se solidifica. Cuando yo recibo el estímulo lumínico, inhibo la melatonina, y no vuelve a aparecer hasta que el sol cae”, completa.
“El espíritu del proyecto está bien: debemos cambiar de huso horario -3 a -4, que es el que nos corresponde. Con eso ganamos la necesaria luz adicional de la mañana, que el cuerpo requiere para una adecuada sincronización. De acuerdo con investigaciones del Instituto de Ambiente, Hábitat y Energía (Inahe-Conicet), también mejora eficiencia energética. El problema es que habilita a alternar horarios de verano e invierno. Esto no funciona, y se está discutiendo y abandonando en muchos lugares del mundo. Quedémonos en el horario correcto todo el año!″, publicó en la red social X el biólogo especializado en cronobiología Diego Golombek.
El meteorólogo Ignacio López Amorín, del Servicio Meteorológico Nacional, lo sintetiza así: “El huso -4 lo usan el oeste de Brasil, Bolivia y Chile. Tiene mucho más sentido porque estamos en la misma franja de longitud. Sin embargo, hasta ahora estamos utilizando el huso -3, que es el mismo de San Francisco, del este y centro de Brasil, y de la República Oriental del Uruguay. En caso de aprobarse quedaríamos en esta misma banda horaria de los países que están en una posición en el mapa similar a nosotros y eso tendría un impacto. En la ciudad de Buenos Aires, en las provincias del Litoral y del este del país, donde ahora actualmente está amaneciendo a las 7, amanecería a las 6 y oscurecería a las 18.30”.
¿Más eficiente?
“Yo trabajo en energía solar, y ahora estoy justamente en Chile, donde sí hacen el cambio de huso horario y vengo analizando si realmente se puede aprovechar más el recurso solar en particular, y si se genera algún tipo de ahorro respecto de los consumos energéticos, en la aplicación práctica”, expresa Lucas Ponce, especialista en energías renovables, hoy gerente de producto de LONGi Solar, una empresa de conversión energética a sistemas solares. “Mi postura, después de haber consultado especialistas chilenos, es que la experiencia indica que no sería más productivo. En realidad, vemos más desventajas que ventajas, en el aprovechamiento de esta hora de diferencia, que es una de las razones que se argumenta con el cambio de horario”, añade.
“En verdad, históricamente se aplicaba el cambio de horario porque se apuntaba a poder apagar las luces más temprano, en un mismo huso horario para poder tener algún tipo de ahorro energético. Pero la realidad es que se está viendo en el mundo que ese ahorro no se termina dando, porque de la misma manera a uno se le termina la luz del día más temprano y entonces se produce un pico de consumo en la vuelta a casa. Así, ese consumo energético que se estaría ahorrando en las primeras horas de la mañana después se compensa con horas de la tarde, incluso a veces se pasa un estado de consumo eléctrico mayor, sobre todo en las primeras horas, entre las 17 y las 19, más que lo que se usa en la mañana”, continúa Ponce.
Y cierra: “Eso es un poco el resumen de la parte energética, porque también hay que pensar a nivel regional, el cambio de horario genera confusión. A la larga, la eficiencia energética no sería tan real. Incluso, podría ser mayor utilizando tecnología más adecuada”.