Copa Libertadores femenina: la cita más importante regresa a la Argentina, con un claro favorito

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El torneo más preciado del continente arrancará en Buenos Aires y se resolverá en 16 días, entre este jueves y el 18 de octubre. La Copa Libertadores femenina tendrá a Boca y a San Lorenzo como protagonistas del país y un objetivo, hasta ahora jamás conquistado: que un equipo argentino se consagre campeón. La ausencia en el listado de ganadores desde que el certamen se creó en 2009 tiene distintos motivos y es una muestra del lugar que ocupa la disciplina en la región. El podio de la Copa América (con Brasil en el primer lugar, Colombia en el segundo y Argentina en el tercero) es una foto que marca la realidad del fútbol femenino en esta parte del mapa.

Con sedes en los estadios de Morón y Banfield, habrá 16 equipos que representen a los diez países afiliados a la Conmebol. Divididos en cuatro zonas, los dos mejores de cada grupo se clasificarán a los cuartos de final.

La Libertadores femenina tiene un recorrido mucho más corto que la masculina, que arrancó en 1960. Y también un quiebre en su propia historia. Desde 2019, cuando Conmebol obligó a los clubes masculinos que desearan participar en las competencias continentales a tener un equipo femenino profesional activo, el certamen cambió y empezó a tener como campeones a equipos poderosos. Desde ese año, Corinthians ganó cuatro ediciones, y Ferroviaria y Palmeiras, una.

La hegemonía de Brasil, con 13 títulos, sigue siendo una característica. Desde allí, Aira Bonfim, historiadora, investigadora y autora del libro “Futebol Feminino no Brasil. Entre festas, circos y suburbios, uma historia social”, marca que esa obligatoriedad de Conmebol fue positiva en algunos aspectos y no tanto en otros. “Clubes como São José (campeón en 2011, 2013 y 2014) o Ferroviaria, que dependían de la inversión pública de algunos ayuntamientos resisten con algunas pérdidas, y los más grandes como Corinthians o Palmeiras, crecen a fuerza de inversión privada. Son muy buenos proyectos e iniciativas, hechos con mucho cuidado que no están directamente vinculados a los clubes de fútbol masculino conocidos, con recursos. Algunos también se han perdido, lamentablemente”, analiza.

Colo Colo, Sportivo Limpeño y Atlético Huila fueron los otros campeones que rompieron con el poderío brasileño. El Huila se quedó con el título en 2018 con cuatro argentinas en el plantel: Aldana Cometti, Eliana Stábile (ambas hoy en la selección), Fabiana Vallejos y Lucía Martelli.

La sequía argentina estuvo cerca de cortarse en 2022, cuando Boca llegó a la definición, pero perdió con Palmeiras. Ya había logrado un tercer puesto en 2010. Del resto de los equipos del país, UAI Urquiza -hoy en Primera B- fue tercero en 2015, River terminó en esa posición en 2017, lo mismo que Boca el año pasado.

“Aquí en Argentina cada vez se ve una estructura más sólida. El hecho de que se jueguen dos torneos al año y que se compita tantos meses hace que la disciplina repunte y se acerque al torneo más fuerte”, dice la periodista Geraldine Carrasquero, comentarista en ESPN y creadora del sitio especializado Mundo Pelota.

Para Carrasquero, en Argentina falta poderío económico para aglutinar futbolistas extranjeras que le den un salto de calidad a la liga, como sucede en Brasil. “Veo que a las argentinas les cuestan los desplazamientos amplios y ese fondo físico para dar un mayor espectáculo. Conforme crezcan las inferiores les va a costar menos eso”, analiza. Y destaca: “La jugadora argentina suple muchas carencias con la mentalidad, la garra, con pelear incluso por lo que te marca su potencialidad y sus posibilidades”.

La cantidad de campeonatos en el año, el tiempo de competición es una variable que marca distancias. En el país hay dos torneos locales más la Copa Federal, de manera oficial, mientras que en Brasil, donde las futbolistas son profesionales, la Liga se extiende por alrededor de nueve meses, pero además tienen la Copa de Brasil y los torneos estaduales. “Allá tienen segundas categorías, equipos filiales, sub 20; hay una estructura diversificada, más amplia”, marca Carrasquero.

Boca alcanzó el tercer puesto la temporada pasada

Corinthians, por caso, es hexacampeón consecutivo en Brasil y en esta Copa va por el tricampeonato consecutivo. Ahí juegan Tamires y Gabi Zanotti, dos figuras históricas, de 37 y 40 años, de la generación de la crack Marta, que siguen siendo figuras del fútbol del continente. Aira Bonfim resalta que Corinthians decidió convertirse en esto: “Primero se alió con COTP-Audax (Centro Olímpico de Entrenamiento e Investigación), una alianza entre un equipo proveniente de inversión pública y que ya tenía presencia en el fútbol femenino con Arthur Elias, el actual entrenador de la selección brasileña”, cuenta. Y señala que entonces el Timão invirtió mucho menos que ahora, pero desde el principio recibió el capital simbólico de un equipo bien entrenado.

La contracara en esta Copa es Always Ready, de Bolivia, que estará por cuarta vez en la Libertadores y ganó un solo partido en la historia. Roxana Gómez, ex futbolista y entrenadora argentina que viene de dirigir a la selección boliviana, destaca la forma de competir de los equipos de nuestro país: “Tanto Boca como San Lorenzo no llegan tan bien como en otros años, pero van a competir. Argentina sigue siendo una potencia sudamericana”, dice. Y cuenta que le tocó trabajar en Ecuador, que Independiente del Valle, el representante de ese país, es un equipo fuerte.

También apunta en esa categoría al Deportivo Cali, y resalta que siempre los equipos de Uruguay (Nacional, en esta edición) y Paraguay (Libertad y Olimpia) son duros. “A Brasil lo pongo siempre por arriba del resto, por nivel, presupuestos altos, procesos más largos. Por todo eso saca ventajas”, señala. Entre los equipos brasileños hay un debutante sorpresivo: San Pablo, un club con mucha historia en el masculino, pero que recién abrió la rama femenina con la obligación que puso Conmebol en 2019.

Argentina organiza la Copa por segunda vez, después de la edición 2020, que al final se hizo en 2021 por la pandemia. Por eso, por ser local, se benefició con la presencia de dos representantes. Esta vez los estadios serán los de Banfield y Morón, que ya tienen las entradas a la venta para quien quiera acercarse a ver los partidos.

Boca estará en el Grupo B junto a Alianza Lima de Perú, ADIFFEM de Venezuela y Ferroviaria de Brasil. El debut de las Gladiadoras será este jueves contra las peruanas. Y San Lorenzo tendrá su arranque con San Pablo, el viernes a las 20, por el grupo C, que también integran Colo Colo y Olimpia. Todos los partidos tendrán VAR.

Aquí, TyC Sports tiene los derechos de transmisión y Telefé anunció que pasará los partidos de Boca. El hecho de poder verlas quizá sea un paso más para pensar en el desarrollo de la disciplina aquí, según lo que cuenta Aira Bonfim que ocurrió en Brasil: “Aquí la transmisión de los partidos en la televisión abierta o en las redes sociales, en Internet, en YouTube, cambiaron la estructura. Mostraron que los equipos también son un producto interesante para invertir, para comunicar. Empezamos a ver mujeres jugar. Entonces creo que también hay una construcción de consumo sobre el deporte que lo califica mejor, en el sentido de no aceptar las condiciones que eran aceptadas hace 10 años”.

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