La amplísima ventaja conseguida tras el sábado (11,5 a 4,5) le dejaba a Europa la puerta abierta al título. Y fue así nomás: el Viejo Continente volvió a conquistar la Copa Ryder, en un fin de semana singular en el campo de juego de Bethpage Black, en Farmingdale, en las afueras de Nueva York. Pero, contrariamente a lo esperado, debió esperar hasta el último golpe, con una recuperación de Estados Unidos, que lo dejó todo en busca de una epopeya que no se concretó. En definitiva, fue triunfo por 15-13 para Europa, que se lleva la copa hasta dentro de dos temporadas, cuando el duelo se mude a Liberick, en Irlanda.
La ventaja conseguida en los foursomes y fourballs fue decisiva para conservar la diferencia, en el cierre de un domingo en el que Estados Unidos se impuso por amplio margen. Europa tuvo que recomponerse ante una espectacular reacción de Estados Unidos para retener el título, y lo hizo con un agónico putt del irlandés Shane Lowry.
El combinado local arrancó el día con una desventaja de siete puntos pero encendió a los hinchas en Bethpage Black con la misión de lograr la mayor remontada en la historia del torneo. Las derrotas de Rory McIlroy, Jon Rahm, Tommy Fleetwood y Justin Rose hicieron tambalear a Europa, pero el sueco Ludvig Aberg venció a Patrick Cantlay por 2 y 1, y Matt Fitzpatrick, a pesar de desperdiciar una ventaja de cinco arriba después de siete hoyos, empató con Bryson DeChambeau, con lo cual dejó a los visitantes al borde del triunfo.
Lowry, que lidió con los hinchas ruidosos a lo largo del fin de semana, acertó tres birdies en los últimos cuatro hoyos y acabó de golpe con las esperanzas de los miles de seguidores estadounidenses al convertir un putt de 1,8 metros para sellar un empate con el estadounidense Russell Henley. Ese medio punto era el que necesitaba Europa para colocarse en ventaja de 14-11 y asegurar su segunda corona seguida en este emblemático torneo bienal. Aunque Estados Unidos empatara el marcador, ganando los tres partidos restantes, Europa mantendría el título por su condición de campeón de la pasada edición, celebrada en 2023 en Roma.
“Estas fueron las dos horas más difíciles de toda mi vida. Simplemente no puedo creer que ese putt haya entrado”, declaró un emocionado Lowry. “Mientras caminaba hacia el 18 me dije: ‘Tengo una oportunidad de hacer la cosa más genial de mi vida’. La Copa Ryder significa todo para mí“, agregó. Su putt final lo coloca junto a otros irlandeses que han conseguido momentos heroicos en la Copa Ryder, tras lo pasos de Graeme McDowell en Celtic Manor en 2010, Darren Clarke y su emotiva semana en The K Club, y Paul McGinley en The Belfry en 2002.
El cierre lo aportó el inglés Tyrrell Hatton, que logró el medio punto final en su partido contra el estadounidense Collin Morikawa. Poco después de que Shane Lowry se asegurara de que Europa retenía el trofeo al empatar con el estadounidense Russell Henley, fue Hatton, en el penúltimo partido, quien llevó a Europa al objetivo de 14 puntos y medio que necesitaba para la victoria absoluta.
“Ha sido uno de los días más duros que he vivido en un campo de golf”, dijo Hatton después del triunfo del Viejo Continente. “Pero era de esperar, ellos son jugadores increíbles. Egoístamente, esperaba que no me tocara a mí. Estoy muy contento de que hayamos conseguido ganar”.
Europa ha ganado 11 de las últimas 15 ediciones de la Copa Ryder desde 1995, y Luke Donald es el primer capitán que gana dos ediciones consecutivas del certamen bienal desde que Tony Jacklin lo consiguió hace casi cuatro décadas, en 1985 y 1987. “Han debido ser las 12 horas más estresantes de mi vida. Sabíamos que serían duras, aunque no pensábamos que lo serían tanto”, aceptó Donald, que mantuvo a 11 de los 12 jugadores que habían ganado en Roma hace dos temporadas. Pero mucho más meritorio resultó lograrlo en suelo estadounidense, con fanáticos locales hostiles, que no dudaron en insultar a los jugadores visitantes, sobre todo a Rory McIlroy.
“Jugaron mejor que nosotros”, aceptó el capitán estadounidense Bradley, y dijo que su único arrepentimiento podría ser la forma en la que configuró el campo de juego. Bethpage Black tiene la reputación de ser una bestia, pero el rough fue recortado, y luego la fuerte lluvia durante la semana hizo que los greens estuvieran blandos. Hubo birdies en abundancia, una rareza en el Black. También fue notoria la hostilidad por parte de la multitud, típica de esta región y de este campo de golf público. Y hubo una celebración europea, que se está volviendo demasiado frecuente, casi una costumbre.
Con información de AP y AFP