
En las redes sociales un video reciente de Simón @vlonesimon en TikTok ha reavivado el debate sobre la eficacia de dos productos emblemáticos de la infancia en Colombia: la Emulsión de Scott y el Tarrito Rojo.
En el clip, el creador de contenido recorre un supermercado y, al tomar ambos frascos, lanza una crítica directa a las promesas de crecimiento y fortaleza que durante décadas han acompañado a estos suplementos.
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“¿Se quieren saber el pajazo mental más grande que le metieron a los colombianos? O sea, mi mamá me hacía tomar eso. Sí, o qué. Emulsión de Scott, disque para que creciera. Pero me quedé chaparro, ¿ah? No, mamá, eso no funcionó. Eso y Tarrito rojo. No veo los resultados”, expresa con ironía y desilusión en el video.
La Emulsión de Scott, muy popular en Colombia, es reconocible por su envase con la imagen de un pescador cargando un bacalao, ha sido parte de la cultura popular colombiana gracias a su eslogan “sano y fuerte crecerás”.
Este suplemento alimenticio, cuya fórmula original contiene aceite de hígado de bacalao, vitaminas A y D, calcio y fósforo, ha sido promocionado históricamente por sus supuestos beneficios: fortalecimiento del sistema inmunológico, desarrollo de huesos y dientes fuertes, y aumento de la resistencia a enfermedades respiratorias como la gripe y la tos. Además, se le atribuye la capacidad de contribuir a un crecimiento saludable general.
El origen de la Emulsión de Scott se remonta a 1876, cuando Alfred Downe Scott visitó las playas de Noruega y quedó impresionado por la fortaleza y longevidad de los pescadores locales. Según la información histórica, Scott descubrió que la dieta basada en bacalao era clave para la salud de estos hombres.
Tras investigar las propiedades del aceite de bacalao, identificó que este generaba un colesterol beneficioso y ejercía una acción preventiva sobre el sistema cardiovascular, lo que ayudaba a reducir problemas de este tipo.
Scott también observó que algunos pescadores ancianos consumían el aceite puro y alcanzaban edades avanzadas. A partir de estos hallazgos, desarrolló la primera formulación de la emulsión, que salió al mercado en Estados Unidos bajo el nombre de Emulsión de Scott.
En sus inicios, el producto se vendía como un remedio capaz de curar desde el cansancio y la gripe hasta la falta de apetito y la mala digestión.
La imagen institucional de la Emulsión de Scott (el hombre vestido de pescador noruego cargando un bacalao) proviene de una fotografía tomada por el propio Scott, que quedó impactado por la fortaleza del modelo. Esta imagen se mantiene vigente en el empaque del producto a nivel mundial.
En contraste, el Tarrito Rojo tiene una historia más reciente. Creado en 1954 por la empresa colombiana JGB, surgió como un reconstituyente para la energía y el apetito. Su fórmula original, compuesta por vitaminas del complejo B, calcio, hierro y fósforo, fue recomendada inicialmente por médicos y se presentaba en polvo para mezclar con líquidos.
Con el tiempo, el Tarrito Rojo evolucionó de tónico medicinal a bebida tradicional, convirtiéndose en un símbolo nacional y parte de la memoria colectiva de varias generaciones en Colombia.

En los comentarios, varias personas apoyaron la queja del creador, dado que a ellos también les tocó el ritual diario y no dio los resultados que esperaban; “pero la emulsión de Scott también nos la dieron a los mexicanos para crecer fuertes y sanos, solo que era la natural que sabía cómo a 💩💩💩💩 y no sano ni alto».
Otros usuarios le recordaron a Simón que el objetivo del producto no es dar estatura sino fortalecer el sistema inmunológico: “Pero sus mamás estaban mal informadas eso es para curar la gripe“.
