Este lunes, los dos adolescentes acusados de participar en el asesinato de Rita Suárez, ocurrido en la localidad bonaerense de Villa Luzuriaga, fueron detenidos y quedaron finalmente a disposición de la Justicia. Según informaron fuentes oficiales a LA NACION, fueron sus propias madres quienes los entregaron a la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Se trata del presunto autor material del crimen y de su cómplice, que permanecían prófugos desde el momento del hecho y eran buscados de forma intensa.
Durante el fin de semana, los investigadores desplegaron múltiples tareas de campo y avanzaron con distintas diligencias judiciales, aunque en una primera instancia todos los indicios y resultados eran negativos. De manera paralela, se conformó un grupo de contención y asesoramiento destinado a acompañar a los familiares de los menores, en especial a las progenitoras, con quienes se mantenía un diálogo constante para negociar la entrega de los sospechosos.
Finalmente, uno de los adolescentes –identificado en el expediente como cómplice– fue trasladado por su madre hasta la sede de la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) La Matanza de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Desde allí se lo condujo a la Fiscalía de Responsabilidad Penal Juvenil N° 1 de dicho partido, donde quedó a la espera de ser indagado.
Poco después, el otro joven señalado como el autor material del homicidio, también fue llevado por su madre a la misma dependencia, donde lo esperaba una unidad operativa para garantizar que todo el procedimiento se realizara con las debidas garantías constitucionales.
El crimen en Villa Luzuriaga
El asesinato de Rita Suárez, de 47 años, conmocionó a los vecinos de La Matanza. El ataque ocurrió en plena tarde del viernes, cuando la mujer estaba dentro de su auto junto a su hijo de 12 años, estacionada en la intersección de las calles Miró y Juan Florio, en Villa Luzuriaga.
Las cámaras de seguridad de una vivienda del barrio registraron toda la secuencia: dos jóvenes se acercaron caminando hasta el vehículo y, en cuestión de segundos, uno de ellos disparó a quemarropa contra la víctima. Ambos escaparon corriendo. Otras imágenes, difundidas por LN+, los muestran minutos después del ataque en la caja de un supermercado chino de la zona: uno de ellos aparece con una botella de agua en la mano y un celular en la otra.
La víctima recibió un disparo mortal de una pistola calibre .380, arma que ya fue secuestrada durante el avance de la investigación. Aunque fue trasladada de urgencia por un vecino hasta una clínica cercana, no logró sobrevivir.
El homicidio generó consternación en el barrio. “Estaba acostada y escuché el tiro y los gritos. Me levanté para ver lo que estaba pasando y veo gente alrededor del auto. Fue a las seis de la tarde. La Policía llegó más o menos 20 minutos después. La ambulancia nunca llegó. Uno de los vecinos tuvo que llevarla en su camioneta. Tuvieron que cortar el cinturón de seguridad para poder sacarla del auto. El hijo estaba muy mal y alterado, los vecinos trataron de calmarlo”, lamentó Analía, una vecina del barrio. “La zona es muy insegura. Salís y no sabés si volvés”, concluyó.
Silvia, otra vecina de Villa Luzuriaga que presenció la escena, contó con crudeza lo que vio a un móvil de LN+. “Su cuerpo estaba inclinado hacia el lado del acompañante, con el cinturón puesto, no tuvo tiempo de nada, ni mediaron palabra. No lo pensaron: tuvieron una frialdad absoluta” confesó.
“Cuando llegó la Policía nos dijeron que no la iban a llevar al hospital. Entonces otro vecino, con una Traffic blanca, se ofreció y la llevamos a la clínica más cercana”, agregó. Sobre la actitud de los agresores, fue contundente: “Quien sale a la calle con un arma de ese calibre ya sale preparado para hacer un daño”.
Al referirse al clima de inseguridad en la zona, Silvia describió: “Entre los vecinos tenemos un instinto natural de preservación, donde tratamos de cuidarnos entre todos. A esta altura ya estamos preparados para la guerra”.
Rita Suárez era preceptora en la Escuela de Educación Secundaria N° 142 de González Catán. Además, tenía un emprendimiento llamado Bordando Rock, donde personalizaba camperas y jeans con logos de bandas de rock, especialmente de La Renga, de la que era fanática.
“Con profundo dolor les informamos que nuestra compañera Rita ha fallecido. Acompañamos en este momento de tristeza a su familia, amistades y seres queridos. Invitamos a que nos acompañemos mutuamente en este difícil momento”, expresó en un comunicado la institución educativa en la que trabajaba.