Cris Morena tuvo su primera aparición pública en uno de los conciertos de Erreway en el Movistar Arena, luego de la trágica muerte de su nieta, Mila Yankelevich, en un accidente náutico en Miami. La creadora de éxitos estuvo invitada al programa de streaming que tiene su escuela de arte y habló del dolor que está atravesando, la decisión de subir al escenario y cómo lidia con esta perdida.
La productora recordó cómo tomó la decisión de acompañar a los chicos de Erreway en el Movistar Arena tras un tiempo de ausencias públicas. “También para acompañar a los chicos de Erreway anoche que me costó un poco la decisión pero no por ello sino porque era enfrentar todo Movistar lleno, maravilloso y acabamos de estar en febrero. Lo que me pasó este año fue insólito, no puedo creer Movistar, Tecnópolis, una cosa de locos. Insólito para mí. Y me parece que pasaron siete años. Claro. Y pasó dos mil años, ¿entendés?”.
Además, contó cómo vivió su reencuentro con el público: “Muchísimo. Aparte, encontrarte con afectos, con gente que amás arriba de un escenario y que no tenés nada especial para hacer, sino estar ahí abrazándolos y diciendo algunas palabras de lo que es la rebeldía para nosotros, ¿no?” Profundizó sobre el sentido de esa rebeldía compartida: “Como algo poderoso la rebeldía, ¿no? La rebeldía en serio, la rebeldía del alma, la del corazón, la que te posiciona en un lugar de decir hacia allá voy”.
Cris Morena relató un episodio del show: “Tuve que ir con el papel porque me habían puesto el teleprónter y yo digo: Si no lo veo y me olvido la letra, me muero”. Observó que el único cartón disponible tenía la palabra “Om”, y lo recordó como un detalle con significado especial: “Pero no es casualidad eso. Yo creo que en la vida nada es casualidad cuando estás conectado. Nada. Total. Todo tiene un para qué. Pero tenés que estar como muy abierto a verlo. A veces se te pasa de largo y eso es cuando no estamos atentos a lo que el corazón siente, me parece”.
El regreso al escenario trajo consigo una carga sentimental muy profunda, dada la pérdida familiar reciente: “Fue muy emotivo. Fue una decisión difícil porque era la primera vez después de lo que nos sucedió con mi nieta Mila, que yo aparecía en público. Y bueno, lo único que les pedí, por favor, es que no estaba para hacer notas y ni para hablar de otra cosa que no fuera la rebeldía. Que para mí la rebeldía es un buen motivo para vivir. No digo vivir en rebeldía porque seríamos unos niños un poco… Caprichosos. Digo la rebeldía como acto de vida. Decir: “Bueno, no es lo que el mundo me impone”. Yo también tengo mi propio mundo adentro y quiero esto y voy a por esto. En el buen sentido de la palabra. No es una guerra, no es pelearme con alguien, es tener esa actitud: Che, tengo cierta rebeldía y me parece como que es un buen adjetivo. Que tengo el corazón rojo al fuego vivo. Tengo un montón de proyectos”.
A pesar del dolor, la creatividad se hizo presente y, como le pasó tras la muerte de su hija Romina, confesó que ya está pensando nuevas ideas para continuar con su legado: “Exploté de proyectos en esta última semana cuando debería ser una semana normalmente, quizá muy triste todavía. Bueno, no sé qué me pasó. La tristeza se transformó en proyectos. El corazón se me puso como abierto, total. Y tenemos un montón de proyectos para Om, para nosotros, para la vida, nuevas cosas para hacer, pero muy importantes”.