La joven periodista tucumana que denunció por abuso sexual a cuatro jugadores de Vélez atravesó en los últimos días una crisis severa que derivó en dos intentos de suicidio. Según pudo reconstruirse, primero intentó arrojarse desde la terraza de un edificio céntrico en la capital provincial, pero fue contenida por un empleado de mantenimiento. El mismo día y cerca de la medianoche, ingirió una cantidad excesiva de pastillas para dormir y debió ser asistida por su familia y trasladada a un hospital, donde permanece bajo atención médica y psicológica.
Los episodios ocurrieron en medio de un nuevo capítulo judicial a más de un año y medio del hecho: la contradenuncia presentada por José Florentín, uno de los imputados, que sostiene que la acusación original fue una “falsa denuncia”.
De acuerdo con lo publicado por el diario La Gaceta, la presentación se basó en pericias realizadas a teléfonos celulares y apunta contra la joven, su padre, los abogados querellantes Patricia Neme y Franco Venditti, el diputado nacional Carlos Cisneros y varios testigos. La defensa de uno de los cuatro acusados los denunció por falso testimonio, estafa procesal y adulteración de documentos, entre otros delitos.
La fiscalía Mariana Rivadeneira tomó la denuncia y ordenó allanamientos en estudios jurídicos y domicilios particulares para secuestrar elementos que pudieran ser útiles para la investigación. Los resultados de esas medidas no fueron informados oficialmente. Según el mismo medio, se descartó la figura de asociación ilícita y se aclaró que cualquier derivación deberá resolverse en el marco del expediente principal, que sigue en manos de la fiscalía Adriana Reinoso Cuello y que no tiene aún fecha de elevación a juicio oral.
Desde la querella, Neme calificó la contradenuncia como “una maniobra para desviar el foco del caso, que es de una violación en manada”, y la tildó de “absurda”, en declaraciones a La Gaceta. También advirtió que los allanamientos generaron un fuerte impacto emocional en la denunciante, que ya venía atravesando un proceso complejo desde que radicó la denuncia.
La causa original se inició en marzo de 2024, cuando la joven denunció que había sido convocada por el arquero Sebastián Sosa a un hotel donde se alojaba la delegación y que allí fue abusada sexualmente por Abiel Osorio, José Florentín y Braian Cufré. Los cuatro futbolistas fueron imputados y, tras pasar un tiempo detenidos, recuperaron la libertad bajo condiciones.
A más de un año y medio del hecho, la investigación principal aún no fue elevada a juicio. Mientras tanto, la contradenuncia y los allanamientos sumaron tensión a un expediente que ya acumulaba demoras y controversias.
Cuál es la denuncia que pesa contra los jugadores
El 6 de marzo, una mujer se presentó con su abogada en una comisaría de Tucumán, donde vive, para denunciar que el sábado previo estaba en la cancha de Atlético de Tucumán porque el equipo local se enfrentaba a Vélez por una nueva fecha de la Copa de la Liga Profesional de Fútbol, cuando fue contactada por primera vez por Sosa.
La joven relató que más tarde, alrededor de las 22, el arquero la invitó a través de un mensaje en su red social de Instagram a acercarse al Hotel Hilton, ubicado en la calle Piedras y Miguel Lillo. Allí se hospedaba el plantel profesional de fútbol antes de regresar a Buenos Aires.
Cuando la joven llegó a la habitación 407 pasadas las 0.30 del domingo, se encontró con el arquero uruguayo y con otros tres futbolistas –Cufré y Florentín Bobadilla, de 27 años, y Osorio, de 21–, con quienes compartió bebidas alcohólicas. Después de algunos tragos, la denunciante dijo que comenzó a sentirse mal, “muy mareada”, y que “se le apagaba la cabeza”, por lo que se recostó en una de las camas, “como adormecida”.
Fue entonces que “sin ningún consentimiento abusaron sexualmente” de ella, según consta en el texto de la primera denuncia que hizo la chica en sede policial ante la División de Delitos contra las Personas de la Policía de Tucumán.