
La Fundación Cruz Roja Española ha abogado por reforzar redes de apoyo y espacios de acogida para migrantes en situación de vulnerabilidad. Así se ha puesto de manifiesto en la última edición del ciclo #ConversacionesHumanitarias generadoras de Talento de 2025, titulada «Migrar y reconstruirse. Bienestar emocional en contextos de movilidad», un encuentro que ha puesto el foco en la dimensión emocional de la migración y en la importancia de los vínculos, la empatía y las redes comunitarias para reconstruir la identidad y la pertenencia.
El diálogo, moderado por Molo Cebrián, comunicador, psicólogo y creador del pódcast Entiende Tu Mente, ha reunido a tres voces que han aportado perspectivas complementarias: Carolina Vicente, responsable del Área de Protección Internacional de Red ACOGE; Guillermo Fouce Fernández, presidente de Psicología Sin Fronteras; y Ousman Umar, emprendedor social, fundador de Nasco Feeding Minds.
Cebrián ha compartido algunos datos del Informe de Bienestar Emocional y Vulnerabilidad 2025 elaborado por la Fundación Cruz Roja Española según el cual «la soledad no deseada, la desvinculación social y la precariedad son los principales factores de malestar emocional en la población». «En el caso de las personas migrantes, tres de cada 10 viven en alta vulnerabilidad sociolaboral y casi la mitad (47,8%) sufre exclusión residencial, lo que evidencia la necesidad de reforzar las redes de apoyo y los espacios de acogida», ha añadido Cebrián.
Durante la conversación, los participantes han coincidido en que «migrar no es solo cruzar fronteras, sino recomponer la vida desde lo emocional y lo comunitario». Carolina Vicente ha recordado que «la primera pérdida al migrar es la identidad y la autonomía. A menudo parece que quien uno es no basta para encajar», y ha defendido un acompañamiento libre de paternalismos: «Los profesionales somos puentes y facilitadores, nada más».
Desde la mirada de la psicología, Guillermo Fouce ha subrayado la importancia de «generar vínculos y convivencia. Lo social es la esencia de la respuesta al malestar emocional». Por su parte, Ousman Umar ha emocionado al compartir su historia de integración en la cultura catalana gracias a los castellers, una experiencia que «le devolvió el sentido de pertenencia».
Ousman ha recordado el día en que una desconocida, Montse, le ofreció un vaso de agua y una mirada. «El día que alguien me vio, se me derrumbó el mundo. No quería dinero, solo que alguien me escuchara», ha afirmado.
Mientras, Ousman ha propuesto una mirada esperanzadora sobre la convivencia: «Lo que falta son espacios para conocerse. Cuando conoces al otro, te das cuenta de que todos buscamos lo mismo: paz, amor y salud». Guillermo Fouce, por su parte, ha advertido sobre la necesidad de combatir los discursos de odio y reivindicar la empatía como antídoto ante la deshumanización.
Por último, Vicente ha concluido con una llamada a la acción: «Cuando comprendemos que hablamos de derechos humanos, no hay lugar al debate. La clave es formarnos e informarnos para construir una mirada basada en los derechos y no en los prejuicios».
