En el corazón del santuario Nikkō Tōshōgū, una talla de tres monos sabios se consolidó como el emblema más reconocido del recinto y un símbolo universal de la cultura japonesa. Esta obra, que representa la máxima “no ver el mal, no oír el mal, no decir el mal”, adorna uno de los lugares más sagrados de Japón y dio origen a un proverbio japonés cuya influencia trasciende las fronteras del país, según la Organización Nacional de Turismo de Japón lustran el ciclo de la vida humana y constituyó una de las principales atracciones para quienes visitan este sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
El santuario Nikkō Tōshōgū, en la prefectura de Tochigi, resguarda los restos de Tokugawa Ieyasu, fundador del shogunato de Edo y figura central de la historia japonesa. La talla de los tres monos —conocidos en japonés como Mizaru (no ver), Kikazaru (no oír) e Iwazaru (no decir)— se destaca por su profundo simbolismo y relevancia artística.
Estos nombres juegan con la palabra “saru”, que significa “mono” en japonés, y que la talla transmite la idea de que los niños deben recibir una educación basada en experiencias moralmente positivas, evitando el contacto con el mal a través de la vista, el oído y la palabra. Japan Travel añadió que la talla se convirtió en la más famosa del santuario y que, junto a otras obras como la Nemuri-neko (gato durmiente) y el Sozo-no-zo (elefante imaginado), refleja la maestría artesanal y la riqueza simbólica del recinto.
Origen y evolución del proverbio japonés
El origen del proverbio asociado a los tres monos sabios se remonta al siglo XVII, cuando se realizó la talla en el santuario Nikkō Tōshōgū. Handwiki atribuye la autoría de las tallas a Hidari Jingoro y señala que estas incorporan elementos del Código de Conducta de Confucio, utilizando al mono como representación del ciclo vital humano. No obstante, la filosofía que sustenta el proverbio probablemente llegó a Japón mediante una leyenda budista Tendai desde China en el siglo VIII.
En las Analectas de Confucio ya se encuentra una frase similar: “No mires lo que es contrario a la propiedad; no escuches lo que es contrario a la propiedad; no hables lo que es contrario a la propiedad; no hagas ningún movimiento que sea contrario a la propiedad”. Handwiki detalla que, aunque la enseñanza original no hacía referencia a los monos, el proverbio japonés mizaru, kikazaru, iwazaru surgió de un juego de palabras, ya que la conjugación negativa “-zaru” coincide con “saru”, la forma modificada de “mono”.
La expansión del proverbio en Japón se relaciona con la práctica religiosa Kōshin, una creencia popular de origen taoísta e influencia sintoísta, fundada por monjes budistas Tendai a finales del siglo X. Durante las celebraciones del Kōshin, resultó habitual colocar pilares de piedra con la imagen de los tres monos, y se creía que estos protegían a las personas de que sus malas acciones fueran reportadas al cielo. Handwiki explica que, según la tradición, los Sanshi —tres entidades que habitan el cuerpo humano— informaban cada sesenta días al dios celestial Ten-Tei sobre las acciones de la persona, y los monos impedían que las malas acciones fueran vistas, oídas o dichas.
Significados y variantes del proverbio
El proverbio “no ver el mal, no oír el mal, no decir el mal” adquirió múltiples interpretaciones a lo largo del tiempo. Handwiki indica que, en la tradición budista, el principio invita a no detenerse en pensamientos malvados, mientras que en Occidente suele asociarse a la indiferencia ante la injusticia o la complicidad, aludiendo a quienes prefieren ignorar lo impropio.
Además, el proverbio generó variantes, como la inclusión de un cuarto mono, Shizaru, que simboliza “no hacer el mal” y puede representarse cruzando los brazos o cubriéndose los genitales. Otras versiones, recogidas por Handwiki, atribuyen diferentes significados a este cuarto mono, como “no oler el mal” o la recomendación de ocultar los placeres personales.
Influencia cultural y presencia global
La imagen de los tres monos sabios trascendió el ámbito religioso y filosófico, y su figura se integró en la cultura popular y el arte contemporáneo. Handwiki y Japan Travel coinciden en que la talla y el proverbio inspiraron representaciones en ukiyo-e, cine y literatura.
Un ejemplo destacado es la pequeña estatua de los tres monos que Mahatma Gandhi conservó como una de sus pocas posesiones personales, y que hoy se exhibe en el Sabarmati Ashram en Ahmedabad. La influencia de los tres monos también cruza a la cultura occidental, como en la escena del juicio de la película El planeta de los simios (1968), donde los jueces imitan las posturas de los monos, o en la película turca Tres monos de 2008, dirigida por Nuri Bilge Ceylan.
La vigencia del símbolo se manifiesta en el arte contemporáneo, donde la figura de los tres monos continúa inspirando nuevas creaciones, como la obra realizada en 2008 por Subodh Gupta, que reinterpretó el legado de Gandhi a través de este motivo universal.