Es, probablemente, una de las especies más extrañas (y quizá más feas). Pero tiene algo que lo hace peculiar: es el único animal del mundo que no puede tener cáncer. Se trata de la rata topo desnuda, un roedor sin pelo que suele vivir bajo tierra en las sabanas de África y se organiza en colonias. Y es que son muchos los datos curiosos de este mamífero al que un grupo de investigadores de varios países ha estudiado y ha logrado descubrir por qué es inmune.
Expertos estadounidenses han identificado la causa de la resistencia al cáncer de la rata topo desnuda, un roedor que puede vivir hasta 30 años, lo que marca un récord entre su grupo. La clave radica en su uso excepcional del ácido hialurónico, una sustancia conocida por la medicina humana, empleada en tratamientos para reducir arrugas. Según el estudio, este animal lo aprovecha “hasta los límites de lo posible”, lo que contribuye a su inmunidad al cáncer.
Aunque su apariencia no es atractiva —son pequeñas ratas con dientes prominentes—, estas criaturas despiertan interés por sus características singulares. Miden entre 7,6 y 33 centímetros y destacan por su longevidad, resistencia a enfermedades crónicas como la diabetes, inmunidad al envejecimiento y capacidad para soportar el dolor. Además, desempeñan un papel ambiental como “ingenieros de ecosistemas” al excavar madrigueras que favorecen la biodiversidad.
Curiosidades de la rata topo: de su alta capacidad de supervivencia a su longevidad
Aunque tradicionalmente los ratones y las ratas han sido modelos en la investigación biológica humana, la rata topo desnuda presenta características únicas que la hacen especialmente valiosa para la ciencia médica. Originaria de las regiones tropicales del noreste de África, esta especie vive en colonias subterráneas de hasta 300 individuos, organizadas en complejos túneles.
Las duras condiciones de bajo oxígeno de su hábitat parecen estar relacionadas con sus rasgos excepcionales. Mientras un ratón similar apenas alcanza los dos años de vida, la rata topo desnuda puede superar los 30, una longevidad que, proporcionalmente, sería equivalente a que un humano viviera 450 años. Su estructura social es jerárquica y regida por una reina, con miembros que desempeñan distintas funciones, incluida la recolección de raíces y tubérculos que consumen junto con sus heces.
Consideradas extremófilas por su adaptación a ambientes subterráneos extremos, estas ratas muestran escasos signos de envejecimiento físico. Según Ewan St John Smith, investigador de la Universidad de Cambridge, no presentan deterioro cardíaco, óseo, metabólico ni cambios significativos en su composición corporal con el paso del tiempo. En cautividad, la principal causa de muerte son las peleas internas, mientras que en su entorno natural enfrentan depredadores como serpientes.
A diferencia de humanos y otros roedores, que sufren altas tasas de cáncer, las ratas topo desnudas apenas desarrollan esta enfermedad, un fenómeno que despierta el interés de la comunidad científica por sus posibles implicaciones en la biomedicina.
Por qué son inmunes al cáncer
La razón que explica la resistencia al cáncer de las ratas topo desnudas sigue sin resolverse. Diversas hipótesis han intentado explicarlo. Una plantea que poseen un mecanismo eficaz de senescencia celular que impide la división descontrolada de células dañadas. Otra sugiere que tienen un azúcar complejo que previene la formación de tumores.
Investigaciones recientes en la Universidad de Cambridge indican que la prevención del cáncer podría depender del microambiente celular, incluyendo el sistema inmunológico, que limita la proliferación de células malignas, más que de un mecanismo interno específico.
Además, estas ratas son insensibles al dolor, una adaptación al elevado nivel de dióxido de carbono en sus túneles subterráneos. Mientras que en otros mamíferos el CO2 puede generar dolor por la formación de ácido carbónico, en la rata topo desnuda un gen provoca que este ácido funcione como anestésico, bloqueando la activación nerviosa.
Por último, las ratas topo desnudas, junto con la rata topo de Damaraland, son de los pocos mamíferos eusociales. Viven en colonias donde solo una hembra se reproduce y el resto se encarga del cuidado de las crías, lo que las convierte en un modelo para estudiar la pubertad y la organización social en mamíferos.
