WASHINGTON.- Las imágenes que se vieron esta madrugada en el aeropuerto internacional de Ezeiza tras la llegada de un vuelo chárter con deportados argentinos desde los Estados Unidos, en el reencuentro con sus familiares, tuvieron un antecedente, pero que hasta ahora no había trascendido.
Según pudo reconstruir LA NACION, el primer vuelo con expulsados de nuestro país por el gobierno norteamericano se produjo el 12 de junio pasado, cuando el Airbus A320-214 de la empresa GlobalX, una de las que suele contratar el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) para sus operaciones, aterrizó en Ezeiza esa madrugada.
El operativo -del que no trascendieron detalles sobre cuántos deportados argentinos llegaron- se mantuvo bajo un estricto hermetismo.
Ese vuelo de la empresa GlobalX (el N837VA) partió del aeropuerto internacional Alexandria, en el estado norteamericano de Luisiana, con destino al de Juan Santamaría, el aeropuerto principal que presta servicios a San José, la capital de Costa Rica. Tras una escala allí de poco menos de dos horas, siguió rumbo a la terminal internacional Jorge Chávez, de Lima, Perú, desde donde partió, dos horas y 14 minutos más tarde, hacia Ezeiza, según los registros de vuelos a los que accedió LA NACION.
De acuerdo a la ONG ICE Flight Monitor, una organización que monitora información sobre los vuelos de deportados desde Estados Unidos, habría habido uno más hacia la Argentina, el 20 de junio pasado, aunque esa información no pudo ser corroborada por LA NACION.
An ICE Air flight that departed from Alexandria, LA yesterday made 3 deportation stops in Colombia, Brazil, and Argentina. Argentinians on board were kept in shackles for nearly 19 hours across all stops. This was the 1st deportation to Argentina since June when there were 2. pic.twitter.com/k5vn0Wo6WB
— ICE Flight Monitor (@ICEFlightM) September 11, 2025
Ese vuelo, de acuerdo a ICE Flight Monitor, habría correspondido a la empresa Omni Air International -la misma que operó el avión que llegó esta madrugada a Ezeiza-. Antes de aterrizar en Buenos Aires, se reportaron escalas en Lima y en Santiago de Chile para dejar otros grupos de deportados. Luego emprendió el regreso al aeropuerto de Alexandria, en Luisiana. La ONG aclaró a LA NACION que en ningún caso podía determinar la cantidad de personas deportadas en cada vuelo y sus respectivas nacionalidades.
En una investigación publicada el mes pasado por Financial Times, el prestigioso diario británico ya había dado cuenta de dos vuelos de deportados que incluían a Buenos Aires como destino final, aunque sin dar precisiones. Los registros del diario británico coinciden con las escalas que publicó el ICE Flight Monitor.
El vuelo de GlobalX de Alexandria a Ezeiza -con sus escalas correspondientes- duró 16 horas y 9 minutos, y el de Omni Air International, 16 horas y 28 minutos.
El ICE usó por lo menos 110 aviones para transportar migrantes detenidos en más de 5100 vuelos desde que Trump asumió el cargo, el 20 de enero pasado. Estos aviones han recorrido Estados Unidos y varios puntos del planeta -entre ellos, Buenos Aires-, transportando arrestados entre centros de detención en el país norteamericano y hacia destinos extranjeros.
Aunque no hay cifras oficiales sobre cuál es la cantidad de deportados argentinos por Estados Unidos en lo que va del año, LA NACION pudo saber que en distintos consulados se han registrado más casos que el año pasado. Respecto a ciudadanos de otros países latinoamericanos, como los centroamericanos, las cifras de argentinos expulsados por el gobierno norteamericano suelen ser bastante más bajas.
Tom Cartwright, exejecutivo de JPMorgan devenido en activista migratorio, empezó a rastrear las operaciones aéreas del ICE en 2019. Sus datos, que recopilan información de más de 40.000 vuelos, muestran que la frecuencia aumentó desde la segunda administración de Trump, al pasar de un promedio de 600 vuelos mensuales antes de este año a más de 1000 en los últimos meses.
Las compañías aéreas que son contratadas para llevar a los expulsados a sus países de origen u otros destinos atraviesan un boom en Estados Unidos.
La creciente demanda de transporte aéreo del ICE está resultando lucrativa para aerolíneas chárter privadas, como GlobalX, con sede central en Miami; Eastern Air Express, en Kansas, y la aerolínea de bajo costo Avelo, en Houston, que obtienen millones de dólares con los vuelos, reveló la investigación del Financial Times. En tanto, Omni Air International tiene sede en el Hangar 19, en las instalaciones del aeropuerto internacional de Tulsa, Oklahoma.
En un memorándum a empleados obtenido por el diario británico, Avelo consideró los vuelos de ICE “demasiado valiosos como para no considerarlos”. Según ICE Flight Monitor, GlobalX es la empresa que más vuelos de deportación lleva realizados.
El ICE, que en los últimos meses ha tenido más flexibilidad para sus redadas, registró unas 200.000 deportaciones desde que asumió Trump, y se encamina en 2025 a superar cifras que no se veían desde hacía una década en Estados Unidos.