Once titulares, diez suplentes, el cuerpo técnico y algún que otro directivo. Este domingo, el equipo de Diego Placente debutará en el Mundial Sub 20 frente a un rival que jugará prácticamente solo: mientras en las tribunas habrá un puñado de hinchas argentinos, en su mayoría familiares y allegados a los futbolistas, la selección cubana probablemente no contará con público propio, no tendrá prensa acreditada y jugará con un país que le da la espalda, en medio de una crisis futbolística que combina cuestiones políticas, problemas migratorios y falta de infraestructura deportiva. El equipo cuenta ahora con un nuevo técnico, Pedro Pablo Pereira, exfutbolista de la selección y antiguo ayudante del DT anterior, que asumió de apuro y tampoco tiene el aval del público. Aunque ya dirigió a un equipo de Cuba en 2022, pocos conocen su idea, su metodología o su estilo de juego, ya que los partidos de primera división no son transmitidos en la isla.
Hasta hace unos 15 años, el fútbol ocupaba el décimo lugar en popularidad en Cuba, muy por detrás de deportes como el béisbol, el boxeo, el atletismo, el judo e incluso la esgrima. Recién en 2006, con el Mundial de Alemania, lo que despertó cierto fanatismo por figuras como Lionel Messi, Cristiano Ronaldo y por las selecciones de Argentina y Brasil, también motivado por la presencia de Diego Maradona en Cuba entre 2000 y 2005 y, a llegada de la Internet 3G en 2015, aunque a precios muy elevados. Con el tiempo, el fútbol ganó seguidores en el país, aunque la mayoría sigue prefiriendo el internacional por sobre su propia selección.
En la previa del debut frente a Argentina, el fútbol cubano fue noticia por la partida del técnico que estaba al frente de la mayor y la Sub 20, y por la inesperada asunción de su ayudante. Un caso parecido al de Lionel Scaloni tras la destitución de Jorge Sampaoli, también en medio de una crisis y con un torneo juvenil por delante. Pereira conoce a gran parte del plantel, pero el desafío no será sencillo: su primera experiencia oficial será nada menos que en un Mundial, y debutando frente a uno de los principales aspirantes.
Yunielys Castillo fue hasta agosto pasado el técnico de los Leones del Caribe. Logró clasificar por segunda vez a Cuba a un Mundial Sub 20 -la primera fue 2013, donde perdió sus tres partidos- tras terminar cuarto en el Campeonato de la Concacaf, pero fue apartado del cargo en medio de una trama atravesada por cuestiones políticas, deportivas y migratorias. En 2023, antes de tomar las riendas como DT, los futbolistas Roberney Caballero, Sandy Sánchez, Denilson Morales, Neisser Sandó y Jassael Herrera abandonaron la concentración tras la derrota 1 a 0 en el debut de la Copa de Oro ante Guatemala, en la cancha del Inter de Miami.
Desde la década del 60, poco después de la Revolución cubana, ese tipo de deserciones fue habitual entre los deportistas locales que buscaban escapar ilegalmente a Estados Unidos, aun conociendo las sanciones: ocho años sin poder regresar a su tierra y la prohibición de por vida de vestir los colores de su país. El panorama empezó a cambiar en 2013, con la reforma migratoria que flexibilizó las salidas del la isla y, al mismo tiempo, permitió a los atletas nacionales desempeñarse profesionalmente en el exterior, incluso manteniendo su lugar en la selección.
Con la deserción de esos cinco futbolistas, Cuba cerró su participación en la Copa de Oro con tres derrotas, y Yunielys Castillo, al igual que ahora Pereira, pasó de ayudante a técnico principal. Con él, los tropiezos continuaron, y ni siquiera la clasificación al Mundial Sub 20 le dio un respiro al frente del equipo. En la Liga de las Naciones terminó penúltimo en su grupo y no logró avanzar a la Copa de Oro. En las eliminatorias para la Copa del Mundo de 2026 quedó fuera tras caer increíblemente frente a Bermudas, un rival inferior en todos los aspectos. El boleto al Mundial Sub 20 de Chile también fue complicado: Cuba avanzó como mejor tercero en la fase final y se clasificó tras vencer a Honduras en la tanda de penales. El rendimiento del equipo fue regular: anotó cinco goles en seis partidos, tres de ellos desde los doce pasos.
“Es un momento triste para el fútbol cubano. De los pocos seguidores que tenía la selección, muchos se bajaron del barco después de que la mayor quedara eliminada de esa forma en las eliminatorias para el Mundial. El mal manejo de la federación y del último entrenador hizo que perdiéramos ante un rival inferior, y eso provocó que el público no quiera saber nada con el equipo nacional”, le cuenta a LA NACION Alexander Ramírez Tápanes, columnista de OnCuba y conductor del ciclo GolCuba.
De los 21 futbolistas convocados al Mundial, ocho militan en Costa Rica, seis en Cuba y también hay representantes de Honduras, Italia, Portugal y Bélgica, aunque ninguno de los que actúa en Europa integra el equipo principal de su club. Aun así, hay futbolistas que sobresalen del plantel: el capitán y lateral izquierdo Karel Pérez, de Alajuelense; el volante Romario Torres, ex Sub 19 de Nacional de Montevideo y ahora en Jiracal de Costa Rica; y su estrella Alessio Raballo, nacido en Turín, hijo de madre cubana y padre italiano, formado en Torino, Parma y Cremonese, y con dos partidos en la selección mayor.
“Clasificar no está en los planes de nadie. Si vemos el plantel de Cuba y el de los demás equipos del grupo, evitar una goleada ya sería un buen resultado. Argentina es la selección que más pasión despierta entre los hinchas cubanos, seguida de cerca por Brasil. También hay aficionados de Alemania, Italia, Países Bajos y España, pero Argentina y Brasil son las que más entusiasmo generan”, agrega Ramírez Tápanes.
Para Argentina, el debut representa la oportunidad de arrancar el torneo con el pie derecho, enfrentando primero al equipo más débil del grupo antes de medirse con Australia, subcampeón de Oceanía, y con Italia, tercera en el torneo de la UEFA. Para Cuba, en cambio, será la oportunidad de sumar su primer punto en la historia de los Mundiales Sub 20 y empezar a reconectar con un público dividido entre su país natal y la selección que más sigue.