Damián Mahler acaba de salir del ensayo final de Back to the Rockestra, el espectáculo que combina la potencia del rock con la orquesta sinfónica y que lo tendrá como director en el escenario este viernes 13 de junio en el teatro Ópera. El músico atraviesa un momento personal difícil: la reciente muerte de su padre, Ángel Mahler, uno de los referentes del teatro musical argentino. Pero asegura que la música sigue siendo un refugio insustituible, una forma de sanar aun cuando todo parece derrumbarse.
En diálogo con Infobae, Damián repasa ese camino, la influencia de su padre, el valor de la familia y el modo en que el arte lo ayuda a reconstruirse. Habla del dolor, la inspiración y su propia búsqueda creadora.
—Acabás de terminar el ensayo de Back to the Rockestra. ¿Cómo te encontrás en este momento, tan especial y tan sensible?
— La verdad que dentro de este contexto, vuelvo a corroborar que la música es un instrumento de sanación espectacular. Te sana aunque estés roto, lastimado. Es impresionante la belleza de hacer música con cincuenta personas, cada una con un profesionalismo impresionante, toda gente muy capaz.
—Enseguida que falleció tu papá pudiste volver a hacer música. ¿Lo sentiste como un mandato?
—Estas cosas, obviamente, uno no elige cuándo suceden. Justo me agarra en una época de plena actividad. Papá falleció un domingo a la madrugada y el sábado siguiente tenía que estar tocando en el Palacio Libertad. Coincidía con el evento de José Carreras en el Movistar Arena, que era una producción de él, y desde el equipo accedieron a hacerle un homenaje y me pidieron que lo dirija. La vida sigue, para bien y para mal. Por momentos uno se siente ingrato con la sensación de que tiene que seguir, pero por otro lado, es lo que mi papá hizo toda la vida. No tengo recuerdos de que él haya suspendido una función por algún motivo.
—¿Sos músico por tu papá o por vocación propia? También tu hermano siguió ese camino.
—Sí, los dos. Mis viejos fueron muy inteligentes porque nunca hubo un mandato. Papá era compositor, director, pianista, pero nos dejaron a los dos muy libres. Ambos terminamos eligiendo este camino solos. Mi papá lo más fuerte que hizo fue inspirarme a través del ejemplo. Me hacía parte de todo y yo, en algún momento, empecé a perseguirlo y acompañarlo en la adolescencia. Solo verlo dirigir la orquesta y hacer lo que hacía me inspiró a querer eso. Pero nunca hubo mandato, fuimos muy libres.
—¿Cómo era la relación con tu papá como músicos? ¿Competencia, acompañamiento?
—Fue creciendo y mutando naturalmente. Al principio, cuando estudiaba en la facultad, papá era una autoridad. No tuvo la formación académica que yo sí tuve la suerte de tener, pero muchas herramientas que yo encontraba en el mundo académico él las utilizaba, aunque no las conociera por su nombre. Me hacía admirarlo todavía más. Nos empezamos a nutrir mucho, yo colaboraba en traducciones, fui teniendo roles más importantes, como ser el director musical de Drácula, que para mí fue un momento hermoso. Después, naturalmente, sentí la necesidad de encontrar mi propio camino. A ese “destete” le costó a los dos, pero siempre fue una situación amorosa, muy charlada y desde el respeto.
—La muerte de tu papá fue muy sorpresiva para quienes lo conocían. ¿Cómo fue ese proceso para ustedes?
— Fue así como decís: algo muy veloz. Llegamos a una carrera que había empezado hace mucho y no lo sabíamos. Este tipo de cáncer, el melanoma, suele avanzar silenciosamente, sin síntomas. Cuando empiezan a dar señales, muchas veces ya es tarde. Papá llegó muy descompensado al Sanatorio Finochietto el 29 de abril y, aunque hubo una leve mejora, se hizo cuesta arriba muy rápido. No tuvimos ni tiempo de iniciar un tratamiento oncológico.
—¿Pudiste hablar todo lo que tenías que hablar con él?
—Sí. Eso me da una paz inmensa. Siempre hablamos todo. Tuvimos una vida muy unida, en las buenas y en las malas, siempre buscando puntos en común. En los últimos días en el sanatorio, aunque le costaba hablar, nos pudimos decir algunas cosas lindas. El día de su cumpleaños, cuando los médicos nos dijeron que era el momento para despedirnos, pude acercarme y decirle que había sido un papá extraordinario. Que vaya tranquilo, que íbamos a estar bien. Me pone contento haber podido tener ese cierre.
—¿Recordás alguna frase o algo que te dijera en esos días?
—Me decía que le había costado verme crecer y darse cuenta de que había crecido. Esas cosas que tenemos los padres. Yo soy padre también, mi hija cumple 11 años. A él le costó ese paso del tiempo, quería protegernos. Pero también estaba orgulloso y contento de lo que éramos, mi hermano y yo. Siempre estuvimos unidos y eso habla de lo que él construyó en nosotros: el amor primero, después todo el resto.
—¿Cómo fue crecer en una casa donde los ritmos y viajes del trabajo artístico no eran los de una familia típica?
—Nosotros siempre estuvimos acostumbrados a eso, era natural. Nunca conocí lo que era un papá que se quedaba todo el fin de semana en casa. Pero a la vez, fue muy lindo crecer con un papá tan apasionado que te muestra que si luchás por tus proyectos las cosas pueden funcionar. A papá nunca lo escuché dudar, siempre tuvo una visión positiva.
—Vos tenés 36 años. ¿Siempre te moviste con orquesta o en tu adolescencia tuviste una banda de rock?
—Lo tuve y lo tengo, en otras medidas, combinado. El espectáculo del viernes es el encuentro de una banda de rock y una orquesta. Me gusta mucho el rock, soy un apasionado del género, pero también de la ópera y de la orquesta sinfónica. El teatro, que era el mundo de mi papá, tenía ese punto de encuentro de muchos géneros. Cuando tenía quince años, le decía a mi maestra que solo quería tocar el piano con mi papá. Vengo de ahí. De a poco fui haciendo recitales de música de películas, de rock con orquesta, espectáculos de los Beatles. Me formé en composición, puedo escribir para orquesta y eso me permitió combinar todas mis pasiones.
—Este viernes estrenás Back to the Rockestra. ¿Es una única función o lo van a llevar a otros lugares?
—Por ahora es la única vez, pero vamos paso a paso. Estamos muy contentos con lo que venimos desarrollando en la productora. A fin de año vamos a presentar el espectáculo de los Beatles y otras sorpresas. Después de este fin de semana, viajo a Ecuador y México, y en agosto a España con otros shows. Por suerte, estamos en actividad.
—¿Te imaginás versionando Drácula?
—Una reversión no, es muy pronto para pensar algo así. Sí me gustaría hacer pronto un homenaje a él y su música, a beneficio de entidades que investigan y luchan contra el cáncer. Pero para pensar en homenajes más grandes, necesito más tiempo, primero para sanar.
—Si tuvieras que elegir una obra de tu papá para compartir, ¿cuál sería?
—Es difícil elegir, todas las obras de mi papá marcan mucho mi infancia y tienen un recuerdo emotivo, más allá del hecho artístico. Una de mis favoritas siempre fue El Jorobado. Si tuviera que poner algo suyo, elegiría la obertura de El Jorobado.