La relación entre Daniela Ospina y la maternidad, junto con su carrera como empresaria y deportista, fue destacada por la prensa internacional. Sus recientes declaraciones reflejan una filosofía flexible y adaptativa, tanto en la crianza de sus hijos como en el manejo de su vida pública y profesional.
En una entrevista concedida a Daniela Di Giacomo para el formato Deja el Chou, Ospina abordó temas íntimos de su cotidianidad y explicó las bases que guían su estilo de vida y educación familiar.
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La empresaria experimentó numerosos cambios a lo largo de los años, pues formó nuevas relaciones sentimentales, recibió a su segundo hijo y desempeñó un papel activo en los procesos de crecimiento y aprendizaje de su hija, Salomé Rodríguez. Según sus palabras, la gestión de estos procesos no responde a reglas rígidas, sino a decisiones tomadas según el contexto y las necesidades del momento.
Además, Ospina enfatizó que “no seguía mucha de la información que había en el pasado con respecto a la crianza, ya que consideraba que cada época era distinta”. Explicó además el equilibrio entre la disciplina y la comprensión: “Yo soy de un jaloncito, pero con límites. Llega un punto en el que no es todo lo que diga el hijo, pero entiendo a mi mamá. Sí, hay ese sexto sentido en nosotras”, reconoció durante la conversación.
La crianza de Salomé: una prioridad
La modelo y empresaria resaltó que no se deja influenciar excesivamente por la abundante información y opiniones disponibles en plataformas digitales acerca de la crianza infantil y el papel de la madre. Sostuvo que prefiere avanzar paso a paso, sin anticiparse a situaciones ni caer en la presión que imponen ciertos modelos o estudios. En sus palabras: “No me gusta leer muchas cosas que, o sea, se encaminan a ‘mañana va a llover’, como que me da pereza ver eso. Aunque va a llover, bueno, no importa, vamos a resolverlo”. Este enfoque, según ella, permite afrontar los desafíos diarios, priorizando la realidad y las emociones propias y de sus hijos, en lugar de adaptar su conducta a teorías externas.
La crianza de Salomé Rodríguez ocupa un lugar central en su vida. Ospina reconoció que ambas atravesaron momentos de aprendizaje conjunto, señalando que “nos criamos juntas. Era como un día a la vez, y qué bonito vivir todas las experiencias. Esto es una montaña rusa”. Enfrentar nuevas etapas junto a su hija generó una dinámica de acompañamiento constante, donde las reglas y los límites se redefinen en función de las circunstancias y la comunicación. Durante la entrevista, relató situaciones cotidianas en las que Salomé cuestiona tareas asignadas por sus padres, a lo que la empresaria responde apelando a esa intuición materna que, según ella, busca la protección y el bienestar de la menor en situaciones difíciles.
Ser mamá
Ospina expresó su postura respecto a la sobreinformación y la tendencia a seguir instrucciones ajenas al propio instinto: “Cuando estás como tan leída y tan predispuesta, sobre todo en el momento de mamá, pues dejas de ser mamá para ser simplemente como un copiar y pegar.” Resaltó que, si bien valora y respeta los estudios, no considera que exista un único camino absoluto para afrontar las complejidades de la maternidad. “Eso no está escrito. Es una posibilidad y son estudios que obviamente respeto, valoro y me parecen super chéveres”, puntualizó, por lo que afirma su aprecio por la investigación pero defiende el criterio propio como guía principal.
En lo personal, la empresaria admitió que evita juzgarse demasiado por los tropiezos o reacciones cotidianas, asumiendo la crianza como un proceso diario de aprendizajes y sentimientos. “No me criticaba ni me daba ‘palo’, pues entendía que era un día a día”, explicó, en el que subrayó el valor de la autocomprensión y el aprendizaje compartido con sus hijos, especialmente con Salomé, a quien busca instruir en la resiliencia, el autoconocimiento y la capacidad de experimentar emociones sin temor al error.
Finalmente, Daniela Ospina concluyó su intervención rescatando el lado positivo de la maternidad, con sus altibajos y momentos de espontaneidad. “Qué rico ser mamá, qué rico saber que un día me sacó de las casillas o que me dio risa y lo asumí con paz, porque también eso me va a dar como la libertad de poder ser yo”, una visión que sintetiza su aproximación honesta y humana al desafío de criar y acompañar a sus hijos mientras cultiva su faceta profesional y personal.