El regreso de Dayanita al set de El valor de la verdad, se convirtió en una confesión cruda y conmovedora, donde la comediante abrió su corazón para reconocer sus errores, hablar de sus inseguridades y enfrentar preguntas que la han perseguido en el ojo público.
Cuando le preguntaron si se arrepentía de haber abandonado el programa de JB en ATV de Jorge Benavides, la respuesta fue inmediata: “Sí”. El sonido del veredicto marcó la palabra “verdad” y el ambiente se llenó de tensión.
Dayanita reconoció que no fue solo una decisión económica la que pesó en su salida, sino una lucha interna que no supo controlar. “El problema soy yo. Siempre vivo de mi pasado, me encierro en él y termino saboteándome sola”, confesó, con la voz entrecortada y la mirada hacia abajo.
La confesión caló hondo en los presentes. Dayanita explicó que extrañaba todo de su etapa en el programa humorístico: las risas, la complicidad, la sensación de pertenencia a una familia. Pero reconoció que fue ella misma quien comenzó a fallar, a dejar de lado su disciplina y su compromiso.
“Por mis inseguridades dejo muchas cosas. Totalmente, la culpa fue mía”, admitió sin titubeos, aceptando que su propio sabotaje fue lo que la apartó de un espacio que le dio notoriedad.
Dayanita se salva de responder
La tensión fue en aumento cuando se lanzó la pregunta más delicada: “¿Eres prostituta?”. De inmediato, sus acompañantes en el set presionaron el botón rojo, evitando que tuviera que responder. Lejos de mostrarse aliviada, Dayanita sorprendió al confesar que hubiese querido contestar.
“Me hubiese encantado responder”, afirmó, dejando entrever que quería zanjar rumores y especulaciones. Sus amigos cercanos explicaron que prefirieron detener la pregunta porque consideraban innecesario darle espacio a comentarios malintencionados que han circulado en torno a su vida privada.
Sobre su reasignación de sexo
El programa avanzó hacia un terreno todavía más íntimo con la consulta: “¿Quieres que te quiten el pajarito?”. Dayanita respondió con un rotundo “sí”, pero su sinceridad estuvo marcada por matices. Reconoció que una parte de ella anhela la operación de reasignación de sexo, mientras que otra la detiene por diferentes motivos.
“Por rato prefiero no operarme porque también de eso se vive”, reveló entre risas nerviosas, aludiendo a los fetichistas que consumen sus contenidos y que ven en su condición un atractivo particular.
Esa respuesta abrió un debate inesperado sobre el peso de la identidad, el pudor y las decisiones personales frente a un público que la sigue tanto en la comedia como en el terreno digital. “Lo cubro muchas veces, sobre todo en la intimidad con mis parejas. Siempre queda un poquito de pudor”, dijo.