Entre las calles adoquinadas de San Telmo, hay un paseo que combina cultura, memoria, ternura y sabor. El Paseo de la Historieta rinde homenaje a los personajes más emblemáticos de la historieta argentina con esculturas a escala real que invitan a recorrer la ciudad con ojos de lector.
Desde El Eternauta y Mafalda hasta Clemente y Patoruzú, el circuito celebra una de las formas más originales de narrar nuestra identidad. Y entre escultura y escultura, hay bares donde detenerse, brindar y hacer una pausa.
1— Mafalda, Susanita y Manolito (Av. Defensa y Chile)
Creada por Quino en 1964, Mafalda es la niña más lúcida y contestataria de la historieta argentina. Sentada en un banco junto a sus amigos Susanita y Manolito, representa una mirada crítica, sensible y pacifista sobre el mundo. Su escultura invita a sentarse y sacarse una foto, y marca el inicio del paseo, justo donde vivía Quino, en pleno San Telmo.
2— Isidoro Cañones (Av. Defensa y Balcarce)
El playboy porteño y vividor creado por Dante Quinterno. Primo de Patoruzú, Isidoro representa la picardía criolla, la noche porteña y el estilo canchero del Buenos Aires de antaño. Siempre elegante, su figura conserva el glamour de los años dorados de la historieta. Un retrato humorístico y crítico del vividor porteño, con toda su picardía y glamour de otra época.
3— Larguirucho y Súper Hijitus (Chile y Defensa)
Creados por Manuel García Ferré, Larguirucho es torpe, ingenuo y entrañable. De hablar lento y buen corazón, suele meterse en líos sin querer, e incluso aliarse con los villanos, aunque siempre termina haciendo el bien. A su lado, Hijitus, noble, inocente y valiente, se transforma en superhéroe con su sombrero mágico para defender a los débiles y combatir el mal.
4— Yo, Matías (Defensa 1241)
Creado por Sendra, Matías es un niño reflexivo, sensible y con mucha imaginación. Desde su mundo interior, observa con agudeza el mundo adulto. Su escultura lo muestra pensativo y, obvio, con su skate.
5— Don Fulgencio (Defensa y Carlos Calvo, frente al Bar El Federal)
Creación de Lino Palacio, es el típico jefe de oficina rígido y gruñón de la Buenos Aires de mediados del siglo XX. Con humor irónico, refleja las tensiones y costumbres del mundo laboral y familiar, convirtiéndose en un personaje entrañable y satírico de la historieta argentina.
6— Clemente (Av. Defensa 500, frente al Café La Poesía)
Con su característico pico grande y su humor irreverente, Clemente, creado por Caloi, ofrece una mirada crítica y sarcástica sobre la sociedad y la política argentina. Más que un simple personaje, se convirtió en un ícono del humor popular y en un símbolo de la historieta nacional.
7— Las chicas Divito (Defensa 640)
Dibujadas por Guillermo Divito, las Chicas Divito fueron íconos de belleza, moda y sofisticación en los años 40 y 50. Con largas piernas, cinturas mínimas y mucho estilo, representaron la vanguardia y la libertad femenina en el Buenos Aires de mediados del siglo XX.
8— Patoruzú (Av. Defensa y Balcarce)
Uno de los personajes más emblemáticos y queridos de la historieta argentina, creado por Dante Quinterno en 1928. Es un cacique indígena tehuelche, fuerte, noble y justo, que representa valores como el honor, la generosidad y la defensa de los más débiles. Su característico sombrero y su enorme fuerza física lo convierten en un héroe popular, con un gran corazón y un fuerte sentido de la justicia, y por supuesto, en un símbolo de identidad argentina.
9— Patoruzito e Isidorito (Av. Defensa 650)
Son las versiones infantiles de Patoruzú e Isidoro Cañones. Mientras Patoruzito mantiene la nobleza y fuerza de su versión adulta, Isidorito conserva el carisma y la picardía del vividor porteño, adaptados para conquistar a las nuevas generaciones con sus aventuras y valores.
10— La jirafa (Chile y Defensa)
Una de las figuras más poéticas de Mordillo. La jirafa, siempre expresiva, protagoniza situaciones absurdas y tiernas. Sin palabras, pero con mucho para decir, representa el humor blanco y visual del artista argentino más publicado en el mundo.
11— Don Nicola (Chile 508)
Obra de Héctor Torino, Don Nicola es el tano del conventillo, solidario, cascarrabias y querible. Dueño de una pensión donde convivían los personajes más pintorescos de la ciudad. Representa al inmigrante trabajador y su espíritu comunitario.
12— Diógenes y el Linyera (Av. Defensa 830)
Creación de Tabaré Gómez Laborde. Con tono filosófico, melancólico y tierno, nos invitan a ver la ciudad desde sus márgenes, con una mirada más humana. A través de las aventuras de este vagabundo y su perro Diógenes, la historieta despliega un humor ácido y reflexivo.
13— Negrazón y Chaveta (Carlos Calvo 572)
Creación de Alberto Cognigni, fueron un dúo explosivo del humor absurdo. Con su estilo exagerado y lenguaje propio, rompían con la lógica y desataban carcajadas. Dos íconos del humor popular de los 60.
14— Langostino y Corina (Defensa 680)
Langostino es un marinero solitario y filosófico, creado por Eduardo Ferro. Navega los mares a bordo de su barco, llamado Corina, enfrentando aventuras llenas de humor simple y melancolía.
15— Inodoro Pereyra y Mendieta (Defensa 1171)
Inodoro Pereyra es un gaucho solitario de la pampa argentina, creado por Roberto Fontanarrosa. Acompañado por su perro parlante Mendieta, reflexiona sobre la vida, la soledad y la condición humana con un humor ácido y filosófico. Siempre con el mate a mano, sus charlas combinan tradición, humor y filosofía popular, convirtiéndolos en un ícono del humor gráfico argentino.
16— El Eternauta (Defensa 1111)
Creada por Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López en 1957, El Eternauta narra la lucha de Juan Salvo y un grupo de sobrevivientes ante una invasión extraterrestre en Buenos Aires. Después de décadas, volvió a ponerse de moda gracias a la serie de Netflix con Ricardo Darín a la cabeza, que trajo nuevamente al público el interés por los cómics argentinos.
17— El Loco Chávez (Defensa 900)
Creado por Carlos Trillo y Horacio Altuna, es un periodista audaz, enamoradizo y comprometido que recorre Buenos Aires enfrentando aventuras y casos cotidianos. Con un estilo ágil y cercano, se convirtió en un clásico de la historieta argentina que marcó a varias generaciones.
18— Tía Vicenta (Chile 520)
Personaje de Landrú: aguda, irónica y sin pelos en la lengua. Tía Vicenta es una señora mayor proveniente de un sector acomodado, capaz de hablar de todo sin saber, fundándose en disparates.
El mapa del Paseo de la Historieta
Paradas con sabor: los bares y cafés del paseo
Café La Poesía (Chile 502)
Fundado en 1982 por el poeta Rubén Derlis, fue punto de encuentro de escritores como Horacio Ferrer y Juan Gelman. Su interior guarda un mural de Juan Manuel Sánchez, una galería de retratos de autores argentinos y un piano centenario. Ideal para un desayuno largo o una tabla con vermú al atardecer. Recomendado: alfajores caseros, budines de estación, vermú con soda y picada completa.
El Federal (Carlos Calvo 599)
Abierto desde 1864, fue pulpería, almacén y escenario de películas argentinas como El Secreto de sus ojos y Relatos salvajes. Con barra de madera original, mosaicos calcáreos y una máquina registradora antigua, es uno de los cafés más icónicos de la ciudad. Hoy ofrece desde empanadas hasta tortillas españolas y rabas. Recomendado: buñuelos de acelga, croquetas de jamón crudo, mini tortilla ibérica y vermú con aceitunas rellenas.
Bar Seddon (Defensa 695)
Con decoración vintage, madera, arañas y vitrinas, Bar Seddon es un clásico porteño donde se cruzan lo literario y lo rockero. Su cocina combina tradición y sabor, con platos destacados como risottos o bife de chorizo. Recomendado: pastas caseras, vinos argentinos por copa, tragos de autor y happy hour de lunes a viernes.
Obrador (Chile 524)
Honra la cocina simple y honesta: acá todo se elabora con materia prima orgánica y de estación. La carta cambia según el día y el mostrador invita a elegir tortas, panes y sándwiches como si estuvieras en casa. Además, es Pet Friendly. Recomendado: torta de ricotta casera con quinotos en almíbar, sándwich de pastrón natural y pan de masa madre con manteca y mermelada.
Je Suis Lacan (Balcarce 749)
Un refugio cultural entre empanadas fritas y poesía. Este espacio, que combina cocina criolla con espíritu psicoanalítico, propone lecturas, música, sobremesas largas y hasta conversaciones con Malevo, el perro de la casa. Recomendado: empanadas de carne cortadas a cuchillo, rogel con compota de frambuesa y gin, panettone artesanal en fechas festivas y copas de Malbec de distintas regiones.
El Paseo de la Historieta es mucho más que un recorrido de esculturas: es un paseo por la esencia argentina, por esos dibujos que dejaron huella en generaciones y por las voces que siguen dialogando con nosotros desde sus páginas. Y como en todo buen viaje, hay un momento para hacer pausa: los bares que lo rodean son la invitación perfecta para detenerse, brindar y continuar el camino. Siempre con el alma abierta y la servilleta en mano.