Kaja Kallas (Tallin, Estonia, 48 años) ve con enorme escepticismo los planes de paz para Ucrania que se negocian estos días. En una entrevista en su despacho de la Comisión Europea, la alta representante para Política Exterior y Seguridad de la Unión Europea afirma no solo que son desventajosos para Kiev, sino que tampoco establecen las condiciones necesarias para disuadir al invasor, Rusia, de que repita la agresión. La sucesora del español Josep Borrell va a cumplir un año en el puesto en un momento extremadamente delicado para Europa: Ucrania trata de resistir a los ataques del Kremlin en el cuarto año de guerra y de defender su soberanía no solo frente a Rusia, sino también frente a los Estados Unidos de Donald Trump. Washington, el histórico aliado europeo, ya no lo es tanto. Y eso ha cambiado por completo las reglas del juego para el Viejo Continente.
En ese escenario global, con una Unión Europea que necesita la unanimidad para avanzar y con una Comisión Europea sumamente centralizada por la conservadora alemana Ursula von der Leyen, el departamento de Acción Exterior busca un margen de maniobra que le ha faltado en asuntos clave. Como en Gaza, donde la estonia —que al principio recibió críticas por centrarse demasiado en Rusia y olvidar otras áreas, como Medio Oriente— cree que es “grave” que los 27 Estados miembros no hayan podido siempre hallar una postura común.
La historia personal de Kallas (primera ministra estonia entre 2021 y 2024) con el imperialismo ruso —su abuela y su madre fueron deportadas a Siberia por la Unión Soviética en 1949— marca sus prioridades y su visión como jefa de la diplomacia europea.
-Los planes de paz para Ucrania que se negocian estos días ¿suponen una oportunidad real?
-Rara vez hay casos tan claros como en esta guerra, donde hay un agresor, Rusia, y una víctima, Ucrania. Para tener paz, necesitamos concesiones y obligaciones por parte de Rusia. Según mis cálculos, en los últimos 100 años Rusia ha atacado a más de 19 países, algunos hasta tres o cuatro veces; y no cuento los países africanos donde opera el Grupo Wagner [de contratistas militares]. Y ninguno de estos países ha atacado jamás a Rusia. Necesitamos tener un plan para que Rusia no vuelva a invadir, en lugar de facilitarle las cosas. Los planes sobre Ucrania que han salido a la luz no incluyen ni una sola obligación para Rusia. Y poner el foco en lo que Ucrania debe sacrificar no nos llevará a una paz duradera.
-Parece que no tiene muchas esperanzas.
-Todo el mundo acoge con satisfacción los esfuerzos de paz. Creo que el presidente Trump desea sinceramente la paz. Y también los ucranios la anhelan. Ellos aceptaron un alto el fuego incondicional ya en febrero; ahora necesitamos ese alto el fuego para poder sentarnos a la mesa de negociaciones. Y no debemos poner a las dos partes en igualdad de condiciones.
-¿Cómo presionar a Rusia?
-Una parte es con las sanciones. Las sanciones al petróleo están teniendo un impacto importante. En noviembre solo, sus ingresos del petróleo cayeron un 35%. La economía rusa está en una situación muy difícil, y sus ingresos del gas y el petróleo han caído. El 25% de las empresas rusas están en quiebra o en riesgo de quiebra, la inflación supera el 10%, la tasa de interés del banco nacional se acerca al 20%. Así que ahora van a subir los impuestos, lo cual no es una medida popular. Tienen grandes problemas con el costo de la nafta. La ciudadanía empieza a notarlo. ¿Eso genera un cambio? Aún no, pero si se queda sin dinero la guerra podría dar un vuelco.
-Ucrania depende del apoyo financiero y militar de Occidente, pero cada vez es más difícil movilizar fondos, como sucede con los activos soberanos rusos congelados. ¿Que se esté tardando tanto en tomar una decisión sobre ese dinero ya envía una señal a Rusia?
-Los rusos analizan cada paso que damos, pero ya antes de eso no creo que tengan ningún deseo genuino de negociar la paz. Deberíamos pasar de fingir que están negociando a un punto en que realmente estén obligados a negociar. Y el préstamo para reparaciones es muy importante. Nuestros contribuyentes no deberían pagar por lo que no hemos destruido. Rusia está causando los daños y eso significa que debe pagar por ello.
-Tras la gran bronca de Trump a Zelenski en el Despacho Oval usted dijo en las redes sociales: “El mundo necesita un nuevo líder y depende de nosotros aceptar ese desafío”. Sin embargo, parece que la UE no está en su mejor momento como actor geopolítico global y depende en gran medida de lo que hace y dice Trump.
-Para ser un actor geopolítico necesitamos unidad. Y por supuesto, tanto nuestros aliados como nuestros adversarios saben que quieren dividirnos y tratar con cada uno por separado. Yo trato de coordinar una política exterior, de seguridad y de defensa con líneas comunes, pero no es fácil, somos 27 países. Estados Unidos ha sido nuestro mayor aliado y lo sigue siendo.
-Pero usted mencionó la necesidad de un nuevo líder mundial. ¿Es la UE más adecuada que Estados Unidos? ¿Está en condiciones de asumir ese liderazgo?
-Pensemos en los valores fundamentales de la UE: respeto por los derechos humanos, por el Estado de derecho, por el derecho internacional. Cuando viajo por todo el mundo, los países miran cada vez más a Europa porque somos un socio fiable que aún cree en el derecho internacional y en el sistema multilateral basado en reglas. Y los países de todo el mundo, especialmente los pequeños, entienden que el derecho internacional es lo único que los protege. Si desechamos la Carta de la ONU, que prohíbe modificar las fronteras por la fuerza, todos estamos en peligro. El orden mundial está cambiando. Y es nuestra responsabilidad, como UE, orientar esto en la dirección correcta.
-¿Cómo es su relación con Estados Unidos?
-Cuando viajo por el mundo muchos países me dicen que antes era fácil porque la UE y EE.UU. coincidían en todo. Ya no es así y eso dificulta las cosas.
-Existe la sensación de que Europa ha aplicado un doble rasero al declarar a Rusia como agresora y no haber hecho lo mismo con Israel con sus ataques a Gaza. Incluso pese a que la ONU los ha descrito como genocidio.
-Es grave que en Gaza no siempre hayamos podido alcanzar una postura unificada. Pero hemos llegado a muchos acuerdos sobre la necesidad de que llegue la ayuda humanitaria y tenga pleno acceso. Todos apoyamos la solución de dos Estados y somos el mayor donante de ayuda humanitaria a Palestina y el mayor defensor de la Autoridad Palestina. La Unión Europea está aportando más de 600 millones de ayuda humanitaria, además de 1.300 millones, de 2025 a 2027, para apoyar plenamente a la Autoridad Palestina. Hacemos lo que decimos para apoyar a los palestinos y al mismo tiempo mantener buenas relaciones con Israel.
-Los informes de inteligencia indican que Rusia ha intensificado su guerra híbrida contra Europa. ¿Se debe a que Europa es ahora más débil?
-Se debe a dos cosas. Una es que quieren probar hasta dónde pueden llegar, y eso depende de nuestra reacción. La otra es que quieren sembrar el miedo en nuestras sociedades para que nos abstengamos de ayudar a Ucrania. Debemos tener un enfoque equilibrado, ser muy firmes y pensar cómo prevenir esos ataques.
-La oposición rusa ha cargado contra la medida europea de endurecer las condiciones para obtener un visado.
-Rusia no es una democracia, y lo importante para el dictador es contentar a sus aliados. Así que las élites mantienen contentas a las estructuras de poder, como la policía y el ejército, y eliminan todas las alternativas. Las élites viven en Moscú y San Petersburgo y son ellos quienes viajan, porque la mayoría de la ciudadanía rusa carece de medios. La gente adinerada por ahora no siente ningún efecto de la guerra porque se desarrolla en suelo ucranio. Son los civiles ucranios los que están muriendo: el 93% de los objetivos rusos han sido civiles: hospitales, escuelas, edificios de apartamentos, infraestructura energética. Los rusos aún sienten que la guerra está muy lejos. La mayoría del pueblo ruso apoya la guerra y lo hace fundamentalmente por la gloria, porque para ellos conquistar otros territorios significa gloria, porque no sienten el dolor de los ucranianos. Así que si no pueden viajar tal vez sientan también que pagan el precio de la guerra. Y eso puede tener un pequeño efecto de presión sobre el liderazgo ruso que tal vez cambie las cosas.
