
Decenas de miles de dolientes han guardado este sábado 16 minutos de silencio en la ciudad serbia de Novi Sad, uno por cada víctima mortal de la tragedia ocurrida hace un año provocada por el derrumbe de una marquesina en la estación de tren de la localidad, el detonante de doce meses de protestas que han estado muy cerca de tumbar al presidente, Aleksandar Vucic.
Las protestas estaban abanderadas por los mismos estudiantes que este sábado han depositado coronas de flores delante de la estación para conmemorar una tragedia que achacaron a la negligencia de las autoriades y a la corrupción que perciben en el seno del gobierno de Vucic.
El presidente serbio ha vuelto a hacer acto de contrición antes de acudir al templo ortodoxo de San Sava, el más grande de los Balcanes, para escuchar la ceremonia oficiada por el patriarca Porfirio.
«Ha pasado un año desde aquel día que cambió Serbia para siempre. Dieciséis vidas se perdieron por el derrumbe de la marquesina en la estación de tren de Novi Sad. Hoy encendemos una vela por cada uno de ellos, rezando en silencio y creyendo que sus nombres y recuerdos permanecerán para siempre en nuestros corazones», ha escrito en su perfil de Instagram.
Vucic ha acudido acompañado la presidenta de la Asamblea de Serbia, Ana Brnabic, el primer ministro Djuro Macut con miembros del Gobierno y ciudadanos.
El patriarca rezó una oración de réquiem por las 16 víctimas de la tragedia del 1 de noviembre del año pasado, cuando se derrumbó el dosel en Novi Sad: Sara, Valentin, Dorde, Milica, Nemanja, Andela, Milos, Stefan, Sanja, Goranka, Vukasin, Mileva, Dura, Vasko, Anja y Vukasin, y pidió que se les concediera la vida eterna.
«Que el Señor les conceda el reino de los cielos y otorgue consuelo y esperanza, resurrección y vida eterna a sus familiares, a todos sus parientes y amigos», declaró Porfirio en medio de una jornada de duelo que, hasta ahora, está sucediendo con relativa tranquilidad.
