La pérdida masiva de áreas boscosas impacta no solo en la biodiversidad, sino también en todos los organismos que viven o se relacionan con ella, ya sean humanos, animales o plantas, por nombrar algunos. En tanto, las comunidades y los expertos buscan soluciones para revertir esta tendencia.
Es que la destrucción de árboles a gran escala, conocida como deforestación, afecta a los ecosistemas, modifica el clima y aumenta el riesgo de propagación de enfermedades zoonóticas a los seres humanos (que se transmiten de animales a personas), advierten desde National Geographic en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente.
En un mundo que busca frenar el cambio climático, preservar la vida silvestre y sustentar a más de ocho mil millones de personas, los árboles constituyen un recurso esencial. No obstante, su destrucción persiste.
La importancia de los árboles y los bosques
Los árboles son fundamentales para regular el clima y sostener la vida en la Tierra. Absorben dióxido de carbono (CO₂) y otros gases de efecto invernadero emitidos por actividades humanas, los cuales, al aumentar su presencia en la atmósfera, intensifican el aumento de la temperatura global, fenómeno que los científicos denominan cambio climático, según informa National Geographic.
Los bosques albergan el 80% de los animales y plantas terrestres, ofreciendo hábitats esenciales para la biodiversidad. Más de 250 millones de personas viven en zonas boscosas y dependen de estos ecosistemas para su subsistencia, especialmente en comunidades rurales de bajos ingresos.
Alterar estos entornos genera cambios extremos de temperatura que afectan a la flora y fauna. En paralelo, la tala elimina el dosel arbóreo, lo cual deja pasar los rayos solares durante el día y reduce la retención de calor por la noche, según explica National Geographic.
Cuáles son las principales causas de la deforestación
La deforestación obedece a factores humanos y naturales, aunque la actividad humana es el principal impulsor. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), desde 1990 se han perdido más de 420 millones de hectáreas de bosques en el mundo, una superficie equivalente a mil millones de acres. África y Sudamérica concentran la mayor parte de esta pérdida.
Entre las causas destacan:
- Agricultura, ganadería, minería y perforación (responsables de más de la mitad de la deforestación).
- En el Amazonas, la expansión agrícola —en especial para soja— y la ganadería son factores clave.
- En Malasia e Indonesia, se talan bosques para la producción de aceite de palma, presente en productos cotidianos como champús y galletas.
Las explotaciones madereras, legales e ilegales, también son responsables. En muchos casos, construyen caminos que permiten un mayor acceso a zonas remotas, exacerbando la deforestación.
Algunas pérdidas son consecuencia de incendios forestales y pastoreo excesivo, que impiden el desarrollo de árboles jóvenes, según indica National Geographic.
Datos y cifras sobre la pérdida de bosques
La magnitud del fenómeno es alarmante. Con la cifra de la FAO en mente (con más de 420 millones de hectáreas de bosques perdidos), la realidad se traduce que, en Sudamérica, la selva amazónica perdió cerca del 20% de su superficie en los últimos 50 años. Amazon Conservation reportó que solo en 2020, la destrucción amazónica creció un 21%, una pérdida equivalente al tamaño de Israel.
Lo cierto es que estas cifras son solo ejemplos, ya que la deforestación tiene efectos globales. La Amazonía influye en los ciclos hídricos regionales y globales, fundamentales para el abastecimiento de agua en ciudades brasileñas y países vecinos.
Según el Instituto de Recursos Mundiales, citado por National Geographic, si la deforestación tropical fuese un país, sería el tercer emisor de CO₂, solo detrás de China y Estados Unidos.
Consecuencias de la deforestación: comunidades, especies, clima y salud
La pérdida de bosques afecta a comunidades humanas, fauna, clima y salud global:
- Más de 250 millones de personas dependen de los bosques para vivir y su desaparición agrava la pobreza.
- Especies como el orangután o el tigre de Sumatra pierden sus hábitats.
- El aumento del CO₂ contribuye al cambio climático, ya que se eliminan sumideros naturales de carbono.
Una consecuencia crítica es el auge de enfermedades zoonóticas. Según National Geographic, el 60% de las enfermedades infecciosas emergentes proviene de animales y es la deforestación quien facilita el salto de virus de la fauna a los humanos.
A modo de ejemplo, el brote de Ébola en África Occidental en 2014, que provocó más de 11.000 muertes, se originó cuando murciélagos frugívoros transmitieron el virus a un niño que jugaba cerca de árboles frecuentados por estos animales.
Estudios citados por dicha publicación estiman la existencia de hasta 1,7 millones de virus aún no descubiertos en mamíferos y aves, de los cuales unos 827.000 podrían infectar a humanos. En tanto, una investigación de 2022 demostró que cuando los murciélagos pierden hábitat, se acercan a las comunidades humanas, aumentando el riesgo de transmisión.
Iniciativas y soluciones en marcha
Pese a la gravedad, existen esfuerzos esperanzadores. El movimiento global para preservar los bosques incluye:
- Reforestación
- Tecnología de vigilancia
- Participación comunitaria
National Geographic buscó algunos casos para evidencia las acciones que se realizan para revertir esta realidad. Es por eso que resalta el caso de Topher White, explorador que desarrolló un sistema para detectar motosierras mediante teléfonos móviles reciclados.
En Tanzania, la comunidad de Kokota plantó más de dos millones de árboles en diez años, mientras que en Brasil, organizaciones conservacionistas se movilizan ante amenazas a la protección forestal.
La reforestación y la restauración de ecosistemas son clave, ya que los bosques tropicales podrían aportar el 23% de la mitigación climática requerida para cumplir con el Acuerdo de París de 2015, advierten desde la publicación.
La conservación de hábitats también es crucial para prevenir pandemias. El estudio de 2022 demostró que mantener ecosistemas intactos evita que los murciélagos se acerquen a humanos, reduciendo el riesgo de contagios.
Día Mundial del Medio Ambiente: un llamado a la acción
El Día Mundial del Medio Ambiente, celebrado cada 5 de junio, invita a reflexionar sobre la protección de los bosques. National Geographic aconseja revisar los productos de consumo, optando por los que tengan certificación de producción sostenible.
Organizaciones como el Forest Stewardship Council y la Rainforest Alliance certifican productos sustentables, y el Fondo Mundial para la Naturaleza ofrece una herramienta de evaluación del aceite de palma en marcas de consumo.
Detener la deforestación antes de llegar a un punto irreversible será esencial para evitar futuras pandemias zoonóticas y asegurar un planeta habitable para las próximas generaciones, concluye National Geographic.