Una polémica se desató tras el anuncio de la construcción de un megatemplo mormón en el microcentro porteño. El enorme edificio sería el templo más grande de la Argentina y se construirá por el festejo de los 100 años de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Sin embargo, una agrupación de vecinos denunció que la edificación sería en el predio lindante al Monasterio Santa Catalina, un monumento histórico nacional, lo que podría ponerlo en riesgo. “La ciudad no necesita más torres: necesita más historia viva y espacio público”, sostuvieron desde la ONG.
La organización sin fines de lucro Basta de Demoler (BDD), que reúne a vecinos de Buenos Aires preocupados por la conversación del patrimonio arquitectónico de la ciudad, se basa en un fallo de la Justicia de 2016 que prohibió la construcción de torres con una altura superior al monasterio. Esto sería porque la proximidad “pondría en riesgo su asoleamiento e integridad como monumento histórico nacional”.
La iglesia y el monasterio de Santa Catalina de Siena fueron fundados en 1745, en la manzana delimitada por las calles San Martín, Viamonte, Reconquista y la avenida Córdoba. Fue el primer monasterio para mujeres de la ciudad de Buenos Aires, construido para albergar a las monjas catalinas. La manzana fue loteada y varios terrenos se vendieron para edificios de viviendas y departamentos. Al lado del monasterio se construyó un estacionamiento.
El caso que llegó a la Justicia comenzó, en realidad, en 2011, cuando el gobierno porteño autorizó la construcción de un edificio de 60 metros, con seis subsuelos de cocheras, y que lindaría en su fondo con la iglesia y el monasterio. Fue entonces que Felicitas Luna, hija del historiador Félix Luna, BDD y Lucas Terra, arquitecto y vecino del barrio, iniciaron una acción de amparo para revocar el permiso de la obra.
Fundamentaban que los movimientos de la construcción producirían un “daño irreparable” sobre las edificaciones históricas. En ese entonces, la agrupación BDD explicó que el monumento necesita recibir luz directa del sol para contrarrestar las humedades propias de un edificio tan antiguo. De construirse el edificio, el monasterio quedaría bajo el cono de sombras de la torre. También decían que las torres encerrarían el monumento.
Finalmente, el Tribunal Superior de Justicia porteño puso un freno definitivo al emprendimiento inmobiliario en 2016 al confirmar la nulidad de la resolución que lo había habilitado.
El anuncio del megatemplo mormón llegó este martes de la mano del elder Gary Stevenson, uno de los doce apóstoles mormones, que también informó de la construcción de 172 nuevos templos en todo el mundo. Sostuvo que las obras empezarían de inmediato y que podrían tardar entre tres y cuatro años. En el país, la Iglesia aseguró tener casi medio millón de fieles en más de 730 congregaciones.
Stevenson dijo que sería el templo más grande de la Argentina y que “tendrá un 60% de espacios verdes”, de forma tal que “aportará un pulmón verde a la ciudad”. También explicó que los jardines permanecerán abiertos a la comunidad y que tendrá estacionamientos subterráneos.
Los vecinos, las autoridades del monasterio y la agrupación Basta de Demoler se opusieron a la construcción. Aun así, el apóstol mormón sostuvo que en los últimos años trabajaron con la comunidad del Convento Santa Catalina para que la obra no impacte negativamente en la estructura de la iglesia con protección patrimonial.
Otro conflicto surge, además, con el terreno del estacionamiento, donde se cree que funcionó un camposanto que podría albergar tesoros arqueológicos que se remontan a inicios del siglo pasado. Además, podría incluir un cementerio donde estarían enterradas 50 monjas de clausura y esclavos africanos y afrodescendientes que construyeron las instalaciones. La Iglesia mormona aseguró que trabajarán con especialistas para preservar el valor de los hallazgos.
La edificación no atraería multitudes porque no estaría abierto semanalmente ni para visitantes, sino que solo se utilizaría para los sacramentos, es decir, la celebración de bautismos, casamientos, confirmaciones, entre otros.
Sin embargo, la construcción no está confirmada: está bajo revisión del gobierno porteño.
Desde BDD presentaron tres proyectos de ley en la Legislatura porteña para que el terreno sea expropiado y se construya un espacio público verde. “Una plaza verde y arbolada permitirá mejorar las condiciones de preservación y asoleamiento del Monasterio, dará valor al monumento generando un entorno visual adecuado y mejorará las condiciones de vida del microcentro en proceso de transformación para incorporar mayor uso de vivienda”, explicaron desde la agrupación.
Respecto a las excavaciones arqueológicas que deben realizarse, manifestaron que la plaza “se ubicará en el terreno donde antiguamente se encontraba la huerta del monasterio y un cementerio de monjas y esclavos, restituyendo así un espacio de gran valor histórico para la ciudad”.
“La Constitución Nacional y la de la Ciudad permiten la expropiación por causa de utilidad pública. Crear una plaza es la mejor forma de proteger el patrimonio, dar respuesta a la emergencia climática y ofrecer un lugar de encuentro para los nuevos habitantes del barrio. La ciudad no necesita más torres: necesita más historia viva y espacio público”, concluyeron.