La elección legislativa 2025 dejó al espacio Somos Buenos Aires en una posición crítica. En Tandil, el intendente Miguel Lunghi sufrió su primera derrota electoral tras 22 años de hegemonía.

Las Elecciones Legislativas 2025 marcaron un punto de inflexión para la Unión Cívica Radical en la provincia de Buenos Aires. El espacio Somos Buenos Aires, que nuclea a gran parte de los intendentes radicales, sufrió una derrota generalizada, perdiendo representación en numerosos distritos. El caso más emblemático fue el de Tandil, donde el histórico jefe comunal Miguel Ángel Lunghi fue derrotado por primera vez desde 2003.
En la ciudad serrana, la lista oficialista encabezada por Juan Salceda quedó en tercer lugar, con apenas el 13,98 % de los votos, detrás de Fuerza Patria (35,71 %) y La Libertad Avanza (34,90 %). El resultado generó un fuerte impacto en el comité radical de calle Mitre, donde Lunghi reconoció:
“No es fácil decir unas palabras después de estar tan acostumbrado a seis triunfos consecutivos. Hoy estamos tristes, pero la democracia es esto: saber ganar, saber perder y darle la mano a los ganadores”.
Repliegue provincial
Además de Tandil, al menos 15 intendentes radicales perdieron sus elecciones locales, entre ellos Marcelo Matzkin (Zárate), Javier Martínez (Pergamino), Pablo Petrecca (Junín), Jorge Etcheverry (Lobos) y Fernando Bouvier (Arrecifes). En muchos casos, la estrategia de alianza con sectores libertarios no logró revertir el desgaste del oficialismo.
La UCR logró conservar apenas 12 intendencias en toda la provincia, lo que representa una de las peores performances partidarias desde el retorno democrático.
Reconfiguración política
El resultado obliga al radicalismo bonaerense a replantear su estrategia electoral, especialmente en el marco de la alianza con sectores del centro político y la Coalición Cívica. La caída de Somos Buenos Aires como fuerza competitiva abre interrogantes sobre el liderazgo territorial y la proyección hacia 2027.
En Tandil, Lunghi anticipó que continuará en funciones hasta el final de su mandato, pero reconoció que “biológicamente soy un hombre que ya se está yendo”, en lo que muchos interpretan como el cierre de un ciclo político.