Valladolid, 26 may (EFE).- La Policía Nacional ha liberado a trece víctimas y ha detenido a ocho personas en Valladolid, miembros de un clan familiar que explotaba sexualmente a mujeres de diferentes nacionalidades en situación de vulnerabilidad, a las que amenazaban por medio de la santería y controlaban con videovigilancia.
La principal captadora, una matriarca de origen paraguayo, llegó a proporcionar a la red criminal mujeres de su propia familia para que fueran explotadas sexualmente y su hija mayor era la que se encargaba de la contabilidad de las ganancias y la dirección de la acción criminal del clan, ha explicado este lunes en una rueda de prensa el subdelegado del Gobierno en Valladolid, Jacinto Canales.
Las víctimas, de origen paraguayo, peruano, argentino y español eran captadas tanto en sus países de origen como en España y eran obligadas a prostituirse en diferentes locales que el clan disponía en varios puntos repartidos por la ciudad.
La investigación, que ha durado un año, se originó gracias a la denuncia de una de las víctimas, momento en el que los agentes pusieron el foco en algunos miembros de esta familia, que habían sido investigados con anterioridad por delitos similares de explotación sexual.
En su denuncia, la víctima explicó que había sido captada por una mujer, que la convenció para que ejerciera la prostitución en uno de los locales que tenía en Valladolid, «aprovechándose de su situación de vulnerabilidad» al encontrarse de forma irregular en el país y sin posibilidad de obtener ingresos con los que enviar dinero a su país de origen, ha explicado Canales.
Además de la trata de seres humanos, a los detenidos también se les imputa la posible comisión de un delito de tráfico de drogas, ya que en estos locales en los que obligaban a las víctimas a ejercer la prostitución también se producía la venta de sustancias estupefacientes.
Como han detallado los investigadores, las víctimas recién captadas eran consideradas por el clan «de su propiedad» hasta que saldaban la deuda contraída por la financiación de su viaje hasta España o generaban suficientes ganancias para los investigados.
Por ello, durante los primeros meses en que las víctimas se encontraban bajo el control del clan familiar, la matriarca las alojaba en un piso controlado por su nuera, quien actuaba como encargada de su explotación sexual, fijaba las tarifas de los servicios de prostitución, cobraba a los clientes y autorizaba a las victimas sus breves salidas del domicilio para comprar víveres y productos de primera necesidad.
Además, todas ellas vivían amedrentadas por los ritos santeros que el clan practicaba sobre las víctimas, hasta el punto que estas se referían a la hija mayor del clan como la ‘Santa Muerte’, que era como tenían guardado su contacto en sus móviles.
En estos momentos, los ocho detenidos se encuentran en libertad con cargos a la espera de juicio.EFE
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