Un equipo de arqueólogos del Museo del Monasterio Franciscano de Tolisa, en Bosnia, halló en las inmediaciones del río Sava un conjunto de lingotes que se fabricaron durante la Edad del Hierro y que permanecieron ocultos bajo el curso del agua por más de 2000 años. Según los expertos, es el mayor hallazgo de este tipo en la historia de su país y podría develar qué sucedió con las poblaciones cercanas en el inicio de nuestra era.
El descubrimiento menciona lingotes bipiramidales, es decir, barras, placas o bloques de metal que generalmente eran aptas para su transporte y posterior procesamiento, donde los herreros las fundían para crear otros elementos, desde herramientas hasta armas. De acuerdo a las formas y sutiles detalles, puede determinarse en qué época se forjaron. Estas últimas tienen su origen en la transición de la Edad de La Tène (450 a.C.) al periodo romano y se datan en los siglos I o II a.C.
Europa es un reservorio de antigüedades y vestigios de grandes civilizaciones como la griega y la romana. Aunque también existen rastros de otras comunidades más pequeñas que también dejaron su huella en el continente. A diferencia de Italia, Francia o España, donde las ruinas son visibles y de tanto en tanto se desentierran tesoros milenarios, en Bosnia no es lo habitual. No obstante, gracias a la insistencia de los arqueólogos del Museo Tolisa, dieron con diferentes artilugios de siglos pasados.
Después de ubicar una obra literaria que estuvo desaparecida más de 100 años, los expertos del museo emprendieron una expedición cerca del río Sava para desenterrar los objetos que fueron visibilizados por un aficionado a principios de agosto.
Según lo que informaron las autoridades del museo, el hallazgo de los lingotes de Bosnia es el más importante de este tipo, ya que “en Croacia se guarda solo uno, y en Eslovenia, dos o tres. Cantidades mayores se han encontrado en Francia, Alemania, Hungría y Rumanía”.
Todo empezó con Pedro Matkić, un apasionado por la historia de Posavina -cuenca del río que comprende parte de Croacia, Bosnia y Serbia-, quien el año pasado, de casualidad, vio algo inusual en las aguas turbias del Sava. Sin comprender qué podía ser, tomó algunas fotos que más tarde envió al director del Museo Municipal de Vinkovci, Hrvoje Vulić. “Él fue quien reconoció que se trataba de algo realmente especial”, comunicaron. De allí fue contactado con algunos arqueólogos submarinos y cuando el nivel del río bajó lo suficiente para poder bucear tranquilos, llevaron a cabo el trabajo de rastreo.
Desde la entidad comunicaron: “Primero se documentó la superficie, se colocaron puntos de referencia fijos y luego se fotografió el terreno para la fotogrametría, con la que posteriormente se obtendrá un modelo 3D y el plano del lugar. Después, los objetos fueron numerados y extraídos a la superficie, colocados en recipientes de plástico con agua destilada, donde permanecerán hasta su conservación y tratamiento posterior”.
El siguiente paso es llevar a cabo un análisis químico de los lingotes y con ello se espera que pueda determinarse desde la mina de origen del metal, hasta la confirmación de rutas comerciales que conectaban la Posavina del lado bosnio con Europa central, antes de Cristo.
Otro dato llamativo que podría desprenderse de este trabajo es que aquella región de los Balcanes pudo ser preponderante en el comercio con el resto de Europa, Medio Oriente y el Norte de África, algo que hasta ahora se desestimó. La principal hipótesis se debe a la riqueza de recursos que guarda ese suelo.
De esta manera, los científicos implicados en el estudio de las barras metálicas abrieron la posibilidad para que otros expertos de Alemania, Francia y Austria se sumen a la investigación, ya que se trata de una labor costosa y que requiere de insumos específicos para profundizar en conocimientos básicos, como el origen del hierro utilizado.