En 2011, durante una operación de dragado en el estrecho de Madura, entre las islas de Indonesia y Madura, los obreros encontraron fragmentos de huesos que parecían ser de animales y, otros, de humanos. De inmediato trasladaron las pruebas a centros específicos para conocer su origen y 14 años después se reveló un indicio que obligaría a cambiar todo lo que se conoce sobre la aparición del Homo erectus en Asia.
La evolución del ser humano fue un proceso que demandó varios milenios y de ellos también surgieron otros “primos” que, con el paso del tiempo, desaparecieron o perecieron en la transformación y adaptación al ambiente. Allí se encuentra el Homo erectus, que se cree que vivió entre un período de dos millones de años a 117.000 años, y que fue la primera especie en caminar totalmente erguida.
Gracias al hallazgo de fragmentos fósiles en la costa de Java, en Indonesia, durante un trabajo de dragado hace más de una década, científicos neerlandeses recién este año lograron definir con exactitud qué parte de ellos perteneció a un Homo erectus.
Los restos óseos también compartieron espacio en el lecho marino junto a otros 36 tipos de animales. La noticia fue publicada por la Universidad de Leiden y se confirmó que la antigüedad de los huesos del homínido tiene 140.000 años.
La región fue conocida como Sondalandia en la era prehistórica. Fue una extensa llanura donde el homínido se desarrolló en ella hasta que el terreno quedó cubierto por el agua tras el proceso de deshielo en la última glaciación, hace 115.000 años.
Durante mucho tiempo, los expertos especularon que el Homo erectus vivió solo en Java, en particular por la presencia de cráneos en los yacimientos de Trinil, Sangiran y Ngandong. Sin embargo, los nuevos estudios arrojaron luz sobre una dispersión de este homínido por otras regiones bajas, en un período donde el mar estaba retirado de la actual costa.
El arqueólogo de Leiden, Harold Berghuis, explicó: “Aquí disponían de agua, mariscos, peces, plantas comestibles, semillas y frutas durante todo el año. Ya sabíamos que el Homo erectus recolectaba conchas de río. Entre nuestros nuevos hallazgos se encuentran marcas de cortes en los huesos de tortugas acuáticas y un gran número de huesos rotos de bóvidos, lo que apunta a la caza y el consumo de médula ósea”.
Gracias a ello se descubrió que el Homo erectus cazaba bóvidos para alimentarse y que esto lo copió de especies humanas más modernas que residían en otras partes de Asia. “Esto sugiere que pudo haber existido contacto entre estos grupos de homínidos, o incluso intercambio genético”, dijo el experto.
Acerca de cómo era Sondalandia durante la existencia del Homo erectus, el informe señaló que se trataba de un lugar similar al de la actual Sabana africana, repleta de vida silvestre, con estrechas franjas de bosque a lo largo de los principales ríos y una rica fauna que incluía diversas especies de elefantes, bóvidos, rinocerontes y cocodrilos.
“La mayoría de estas especies están extintas, mientras que otras son ancestros de especies que aún habitan la región, pero cuya supervivencia se encuentra gravemente amenazada. El hipopótamo asiático está extinto. Los dragones de Komodo carnívoros se encuentran ahora restringidos a las islas de Komodo y Flores, y los tiburones de río son extremadamente raros en los principales ríos de la India y Tailandia. Sin embargo, todos estos animales prosperaban en la antigua Sondalandia. Este conocimiento es fundamental para comprender la biodiversidad de todo el Sudeste Asiático”, indicaron desde el artículo universitario.
