PESHAWAR.– Más de 340 personas murieron en el noroeste de Pakistán tras dos días de lluvias monzónicas inusualmente intensas que provocaron inundaciones repentinas, deslizamientos de tierra y derrumbes de viviendas, informaron este sábado las autoridades locales.
El desastre golpeó especialmente a la provincia montañosa de Khyber Pakhtunkhwa, fronteriza con Afganistán, donde se confirmaron al menos 307 víctimas, más de la mitad de todas las muertes registradas en esta temporada de monzones, según la autoridad provincial de gestión de desastres. La mayoría perdió la vida al ser arrastrada por crecidas súbitas o al derrumbarse sus casas, electrocutadas o alcanzadas por rayos. También hay personas desaparecidas.
La Autoridad Provincial de Gestión de Desastres declaró “zonas siniestradas” numerosos distritos, mientras que más de 2000 rescatistas continúan trabajando en condiciones extremas para recuperar cadáveres bajo los escombros y evacuar a sobrevivientes. “Las fuertes lluvias, los deslizamientos de tierra y las carreteras bloqueadas dificultan el acceso de las ambulancias y los equipos de rescate deben desplazarse a pie”, explicó Bilal Ahmed Faizi, vocero de los servicios de emergencia provinciales. Añadió que los socorristas intentan evacuar a la población, pero que muchos se resisten a partir porque “perdieron seres queridos, aún prisioneros bajo los escombros”.
El distrito de Buner fue uno de los más golpeados, con al menos 91 decesos y daños generalizados en infraestructuras, cultivos y huertos. “Pareciera que toda la montaña se derrumbó, la región está cubierta de lodo y enormes rocas”, describió Muhamad Jan, un habitante local. Otro vecino, el maestro Saifulá Jan, de 32 años, relató: “Los residentes recuperan cuerpos y organizan rezos funerarios, pero no sabemos todavía quién está muerto o vivo”.
En algunas zonas de Buner familias enteras quedaron atrapadas por las aguas, entre ellas mujeres y niños. Allí se recuperaron 93 cadáveres. En Shangla, el derrumbe del techo de un edificio provocado por las lluvias dejó más de una treintena de muertos, informó el secretario jefe provincial, Shahab Ali Shah, quien también indicó que se enviaron funcionarios a las zonas inundadas para supervisar las operaciones de socorro y evaluar los daños.
Las autoridades instalaron campamentos médicos para las víctimas, distribuyen alimentos cocinados a las familias que perdieron sus hogares y desplegaron maquinaria pesada para despejar y restaurar las carreteras. Ishaq Dar, viceprimer ministro y ministro de Exteriores, declaró que equipos civiles y militares llevan adelante las operaciones de rescate y asistencia, mientras que el primer ministro encabezó una reunión de emergencia.
La tragedia se agravó el viernes, cuando un helicóptero de rescate se estrelló debido al mal tiempo, causando la muerte de sus cinco tripulantes.
El impacto de las lluvias no se limita a Khyber Pakhtunkhwa. Al menos nueve personas murieron en Cachemira pakistaní, mientras que en la parte administrada por la India un pueblo del Himalaya registró al menos 60 víctimas y 80 desaparecidos. En Gilgit-Baltistán, una región turística muy concurrida por montañistas en verano, las autoridades confirmaron cinco muertes y advirtieron a los visitantes evitar la zona.
En total, desde finales de junio la actual temporada de monzones ha dejado 657 muertos —entre ellos un centenar de niños— y 888 heridos en todo Pakistán, de acuerdo con el balance oficial. Para Syed Muhamad Tayab Shah, de la Autoridad Nacional de Gestión de Catástrofes, “más de la mitad de las víctimas murieron por la mala calidad de las estructuras”.
El Departamento Meteorológico emitió una nueva alerta de lluvias intensas para el noroeste durante las próximas horas e instó a la población a tomar “medidas de precaución”. En julio, la provincia de Punyab, donde vive casi la mitad de la población del país, registró precipitaciones un 73% superiores a las del año anterior.
Pakistán, el quinto país más poblado del mundo con 255 millones de habitantes, se cuenta entre los más vulnerables a los efectos del cambio climático. En los últimos años sus poblaciones han sufrido inundaciones masivas y mortíferas, explosiones de lagos glaciares y sequías sin precedentes. Fenómenos que, según advirtieron los expertos, se multiplicarán bajo el impacto del calentamiento global.
Agencias AFP y Reuters