Apenas unos pocos días después de ser el centro de un homenaje a su trayectoria en la Academia Argentina de Letras, Emilia Puceiro de Zuleta, integrante honoraria de dicha institución, murió este sábado a los cien años en Buenos Aires.
La destacada docente, divulgadora literaria y amiga de Julio Cortázar, definida por sus pares como “erudita y apasionada”, había nacido el el 24 de junio de 1925 en Buenos Aires. Como anunciaron medios mendocinos, provincia donde una joven Emilia comenzó a estudiar Literatura española moderna y contemporánea en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo, sus restos serán despedidos este domingo en el Cementerio Parque Los Cipreses (Ramal Tigre 2125, Béccar) a las 12.
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En agosto pasado, el académico Jaime Correas, que fue alumno de Puceiro en la facultad mendocino y participó del homenaje de la Academia Argentina de Letras, escribió en un artículo de Conversaciones, el suplemento dominical de LA NACION, que la docente “no sólo fue mi profesora, la mejor, sino una compañía e impulso constante para muchísimos trabajos literarios y de investigación”. “Ser el motor de la curiosidad del discípulo y la guía de sus esfuerzos es la condición esencial de una maestra”, reflexionó.
En el acto en la AAL, que destacó la profusa y sensible labor ensayística con que Puceiro tendió puentes entre la tradición literaria española y argentina y su profundo compromiso docente y su gran aporte a la cultura hispanoamericana, Correas (académico correspondiente con sede en Mendoza) leyó el texto “Emilia de Zuleta, la pasión de enseñar y de vivir” y aportó su mirada como alumno de la reconocida educadora.
En tanto, el presidente de la AAL, Rafael Oteriño, subrayó “las dos caras de su personalidad: erudita y a la vez animosa, a favor de la vida”. Y el mayor legado de la académica: “El amor por la literatura y el amor hacia esta academia”, que aún no alcanza la edad de la homenajeada, seis años mayor que toda la historia de la institución.
Académica correspondiente de la AAL de 1981 a 2001 y académica de número hasta 2019, cuando ocupó el sillón Calixto Oyuela, Puceiro integró la Real Academia Española (fue una de los únicos cinco miembros correspondientes que tuvo la RAE por Hispanoamérica) y cofundó el Grupo de Estudios de la Crítica que desde los Andes conectó al país con el mundo.
En el mencionado artículo, Correas contaba: “En la infancia viajó con sus padres a Galicia, donde la familia permaneció dos años. Rememorando el regreso al país relata: ‘Fui espectadora asombrada de la inauguración del Obelisco emplazado en la calle Corrientes, del gran Congreso Eucarístico de 1934 y del duelo ciudadano por la muerte de Carlos Gardel en 1935′”. “A fines de 1936 la familia Puceiro se afincó en Mendoza, donde Emilia siguió sus estudios. En 1943 ingresó a la UNCuyo, creada cuatro años antes, y allí fue alumna del célebre filólogo catalán Joan Corominas, exiliado por la Guerra Civil española; del profesor entrerriano Alfonso Sola González, uno de los poetas sobresalientes de la Generación del 40 y, sobre todo, de Julio Cortázar».
Casada con el historiador Enrique Zuleta Álvarez, con quien tuvo cinco hijos, el mundo académico despide a “una lectora feroz, incansable y sutil” que recomendaba a sus alumnos en clase: “Cuando un libro no les interese, ¡déjenlo!”, un consejo que -como destacó Correas- “era un modo contundente de poner el placer de la lectura antes que la obligación de cumplir con un programa”.