Después de los 60 años: cuáles son los 11 alimentos que ayudan a fortalecer la memoria

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Una alimentación equilibrada es clave para prevenir el deterioro de la memoria en la adultez mayor (Freepik)

La alimentación influye de forma determinante en la salud del cerebro y la memoria, especialmente en los adultos mayores de 60 años.

La elección de alimentos adecuados puede ralentizar el deterioro cognitivo y reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas, un tema cada vez más relevante ante el envejecimiento de la población.

La dieta saludable es una herramienta clave, junto con otros hábitos, para preservar la función cerebral. Los especialistas afirman que el proceso de envejecimiento produce cambios fisiológicos que impactan la memoria y la agilidad mental, pero estas alteraciones pueden mitigarse si se adoptan patrones dietéticos adecuados y se acompañan de actividad física y estimulación intelectual.

Para quienes buscan conservar la agudeza mental el mayor tiempo posible, la alimentación representa una estrategia preventiva accesible y de largo plazo.

11 alimentos clave para el cerebro

Los pescados grasos como el salmón, y el consumo regular de frutos secos y semillas protege las neuronas y apoya las funciones cognitivas (Imagen Ilustrativa Infobae)

Según la evidencia científica, existen ciertos alimentos que contribuyen de manera significativa a la salud cerebral y la memoria en adultos mayores de 60 años.

  1. Pescados grasos o azules. Salmón, sardina, caballa y atún son ricos en ácidos grasos omega-3 (DHA y EPA), fundamentales para mantener la estructura y función de las neuronas. Estos compuestos ayudan a disminuir la inflamación y favorecen la eliminación de proteínas beta-amiloides asociadas al Alzheimer. Se recomienda su consumo al menos dos veces por semana.
  2. Frutos secos y semillas. Nueces, almendras, avellanas, pistachos y semillas de lino, chía, calabaza y girasol aportan omega-3 vegetal, vitamina E, polifenoles y magnesio. Estos nutrientes protegen las membranas neuronales y refuerzan las funciones cognitivas, ayudando a reducir el riesgo de demencia y Alzheimer.
  3. Espinaca y vegetales de hoja verde. Espinaca, kale, col rizada y otras hojas verdes son fuente de vitamina K, folatos, luteína y betacaroteno. Su consumo diario se asocia con un envejecimiento cognitivo más lento y mayor agudeza mental.
  4. Frutas del bosque o frutos rojos. Arándanos, fresas, moras, grosellas y açaí contienen flavonoides y fisetina, que mejoran la comunicación neuronal y la memoria. Su acción antioxidante protege frente a la inflamación y el estrés oxidativo, retardando el deterioro cognitivo.
  5. Huevos. Ricos en colina, ácido fólico y vitaminas B6 y B12, los huevos favorecen la síntesis de acetilcolina, neurotransmisor esencial para la memoria. Su inclusión regular en la dieta ayuda a prevenir el deterioro cognitivo.
  6. Chocolate negro. El chocolate con 70% a 85% de cacao es fuente de flavonoides antioxidantes que mejoran la circulación cerebral y potencian diversas funciones cognitivas. Debe consumirse con moderación para obtener sus beneficios.
  7. Cereales integrales. Arroz, trigo, avena, cebada, pan y pasta integrales proporcionan fibra, vitaminas del grupo B, magnesio y zinc. Estos nutrientes sostienen el metabolismo y la energía cerebral, contribuyendo a retrasar la degeneración neuronal.
  8. Té verde. Contiene cafeína natural y antioxidantes que estimulan la concentración y disminuyen el deterioro cognitivo. Además, favorece la complejidad de la actividad cerebral y combate el envejecimiento.
  9. Maní o cacahuete. Ricos en proteínas, grasas saludables, vitamina E y resveratrol, los cacahuetes mejoran la salud cerebral y ofrecen protección frente a la inflamación y enfermedades neurodegenerativas.
  10. Verduras crucíferas. Brócoli, coliflor, repollo, coles de Bruselas y col rizada aportan fibra, glucosinolatos, vitamina C y flavonoides. Estos nutrientes estimulan la función cerebral y reducen el riesgo de enfermedades neurodegenerativas.
  11. Soja y derivados. Tofu y otros productos derivados de la soja contienen polifenoles (isoflavonas) y antioxidantes que disminuyen el riesgo de demencia y mejoran las funciones cognitivas durante el envejecimiento.

Los vegetales de hoja verde, como la espinaca, contribuyen a mantener la agudeza mental con el paso de los años (Freepik)

Una dieta variada que incluya estos alimentos, junto con hábitos saludables como el descanso adecuado, la actividad física y la estimulación intelectual, ofrece una protección efectiva para la memoria y la función cerebral durante el envejecimiento, según el doctor Rudolph E. Tanzi, del Mass General Brigham.

Nutrientes clave para la protección cerebral y factores a evitar

Antioxidantes como flavonoides, vitamina E y polifenoles juegan un rol esencial en la reducción de la inflamación y el estrés oxidativo que dañan las neuronas, según los expertos y la evidencia cada vez más fuerte. Mantener un aporte adecuado de vitaminas B, colina, ácidos grasos omega-3 y minerales —zinc, magnesio o selenio— es imprescindible para la salud del sistema nervioso central.

Por el contrario, la ingesta excesiva de grasas trans, azúcares refinados, harinas blancas, alimentos ultraprocesados y alcohol favorece la inflamación y el daño neuronal.

La médica especialista en nutrición y obesidad, de la Universidad Favaloro Liliana Papalia explicó en una nota a Infobae que “el consumo excesivo de grasas trans y alcohol deteriora la función neuronal”. Además, la falta de frutas y verduras puede derivar en déficits de micronutrientes esenciales, como las vitaminas C y E, con impacto directo en la memoria.

Un enfoque integral para preservar la memoria

Una alimentación equilibrada es clave para prevenir el deterioro de la memoria en la adultez mayor (Imagen Ilustrativa Infobae)

El doctor Rudolph E. Tanzi, del Departamento de Neurología del Hospital Mass General Brigham, remarcó que la alimentación es solo parte de una estrategia más amplia que incluye sueño, gestión del estrés, interacción social, ejercicio físico y aprendizaje continuo. El enfoque SHIELD resume estos hábitos, recomendando también mantener el peso estable, controlar el colesterol y la glucosa, evitar el tabaco y realizar actividad física regular.

Adoptar una dieta variada y rica en nutrientes, junto con hábitos saludables como el descanso adecuado, la actividad física y la estimulación intelectual, aumenta significativamente las posibilidades de conservar la funcionalidad cerebral y la memoria a lo largo del tiempo.

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