El nombre de Julieta Silva se convirtió en noticia en septiembre de 2017. En ese entonces, la mujer que recientemente había cumplido sus 30 atropelló y mató a la salida de un boliche de Mendoza a su entonces novio. Se trataba de Genaro Fortunato, un rugbier de 25 años que esperaba su primera hija, fruto de una relación anterior.
Por aquel episodio, Silva fue condenada en 2018 en un fallo unánime a tres años y nueve meses de prisión, además de ocho años de inhabilitación para conducir. La Justicia mendocina le encontró culpable del delito homicidio culposo agravado.
En 2020, cuando ya había cumplido dos terceras partes de su condena, la mujer recuperó su libertad. Y poco más de dos años después, en diciembre 2022, volvió a ser noticia por un acontecimiento de su vida personal: se había casado.
Su actual esposo es ahora quien denunció a Silva por violencia de género. Según indicaron fuentes judiciales a Infobae, el pasado 12 de julio el hombre realizó un desesperado llamado al 911 para alertar de una situación agresiva en su propia casa.
De acuerdo a los detalles que supo este medio, el novio de Silva realizó la comunicación telefónica desde el baño de la vivienda, donde se había refugiado. La amenaza era su propia esposa.
En consecuencia, las autoridades policiales intervinieron e ingresaron a la casa. En este contexto, constataron que el hombre tenía algunas lesiones en su cuerpo que, según las primeras averiguaciones, habrían sido perpetradas por su pareja: una escoriación y tumefacción.
En ese contexto, una vez efectuada la denuncia por parte de la víctima, se le impuso a Silva una medida de prohibición de acercamiento. Y este jueves la mujer quedó imputada por “lesiones leves agravadas por el vínculo” y se encuentra bajo prisión domiciliaria con tobillera electrónica, ya que tiene una hija de un año.
La causa la investiga la Fiscalía de Instrucción N°2 de San Rafael, aunque fuentes judiciales dijeron que “Silva, asimismo, realizó una denuncia en la Unidad Fiscal de Violencia de Género, la cual ha sido agregada a la causa en curso».
El caso ocurre casi ocho años después de que Silva embistiera con su auto a Fortunato en la puerta de “Mona Bar” de San Rafael.
Según el fallo, Julieta y Genaro estaban viviendo un “romance” y habían salido del boliche “alcoholizados”. Ella tenía 0,98 gramos de alcohol por litro de sangre; y él con 1.80 gramos.
La secuencia continuó con una discusión cuando iban a subirse al auto, pero la mujer resolvió irse sola a su casa en su Fiat Idea. Sin sus anteojos puestos, ebria y con la visibilidad reducida por la noche y el clima lluvioso, empezó a manejar su coche mientras Genaro corría a la par y golpeaba la ventanilla del auto.
En ese marco, el joven cayó al suelo. Julieta volvió a buscar a Genaro y giró en U con su coche, pero no logró ver que el rugbier estaba intentando reincorporarse desde el piso.
Durante la maniobra, Silva le aplastó el cráneo. Para los magistrados, Silva atropelló a su novio, pero lo hizo sin intención de asesinarlo.
En 2019, la Suprema Corte de Justicia de Mendoza confirmó la pena de 3 años y 9 meses de prisión impuesta a Julieta Silva por atropellar con su auto y matar a su novio.