
Cada año, el 7 de noviembre, se celebra en el mundo, el Día Internacional del Merlot, uno de los vinos tintos más populares del mundo. También es un día para animar a quienes nunca han probado un Merlot a que lo hagan. Se cree que la palabra “Merlot” es un diminutivo de “Merle”, el nombre francés del mirlo (pájaro), y que probablemente aluda al color de la uva.
El Merlot se produjo por primera vez en Burdeos, Francia. Algunos creen (erróneamente) que la uva más cultivada en Burdeos es la Cabernet Sauvignon. Sin embargo, esto no es cierto. En Burdeos, se dedican más hectáreas al cultivo de Merlot que a cualquier otra uva. Por su parte, en Italia, es la quinta variedad vinífera más cultivada, y en Israel, la segunda.
Otras regiones productoras de Merlot son: California y Washington (Estados Unidos), Chile, Australia, Canadá, Sudáfrica, Grecia y México, entre otras. Mientras que, en la Argentina, de las 210.000 hectáreas (aproximadamente) plantadas, unas 120.000 están en Mendoza, y de esas, el 1,7% es de Merlot.

Pero, si se mira solo el Valle de Uco, ese porcentaje sube al 5%. Además, en Patagonia fue considerada siempre una cepa emblema, aunque no abunden los exponentes. Quizás, lo más sorprendente de los últimos tiempos haya surgido en Chañar Punco (Catamarca), un enclave a más de 2000 metros en los Altos Valles Calchaquíes. Actualmente, el Merlot es la quinta variedad tinta del país, con 5200 hectáreas aproximadamente, detrás del Malbec, del Bonarda, del Cabernet Sauvignon y del Syrah. Siendo Mendoza la que posee la mayor superficie de hectáreas plantadas, aunque en Patagonia es muy protagonista con sus 500 hectáreas aproximadamente.
El Merlot suele vinificarse tanto en varietales como en blends, como los vinos de Burdeos. Allí se combina más con el Cabernet Franc en la margen derecha, mientras en la margen izquierda lo hacen con Cabernet Sauvignon principalmente.
Como todo vino, depende de la región en la que se elabora. Hasta hace poco, en las regiones vitivinícolas del Nuevo Mundo la tendencia era elaborar Merlot al “estilo internacional”, haciendo hincapié en la sobre madurez. Esto produjo vinos maduros, de color profundo, con cuerpo y alto grado de alcohol, taninos aterciopelados y notas de intensa fruta (ciruela, mora, etc.).

Mientras que el estilo más tradicional de Burdeos nace de una cosecha más temprana, y esto mantiene la acidez de las uvas, produciendo vinos de cuerpo medio, un nivel de alcohol moderado, y sabores frescos con notas de frutas rojas (frambuesas, fresas, etc.) y notas vegetales de hojas.
Por supuesto, dependiendo del entorno en el que se cultiva, el Merlot tiene gustos diferentes. En la piedra caliza, el Merlot desarrolla notas más perfumadas, pero los suelos arenosos hacen que los vinos sean generalmente más suaves que los cultivados en suelos predominantemente arcillosos.
Los enólogos saben que es una variedad fisiológicamente difícil porque no le gustan las altas temperaturas, y que a más de 30 grados el Merlot deja de hacer la fotosíntesis porque cierra sus estomas, y así complica su madurez. Pero hoy se buscan zonas más templadas, y cubrir más los racimos para evitar frenar la biosíntesis. En suelos argentinos, el Merlot llega fácilmente a los 14, 14,5 grados, con menos taninos verdes y más fruta con notas balsámicas. Pero poco a poco va reapareciendo en las góndolas y recuperando su prestigio.

Los expertos en vino describen el sabor del Merlot como un sabor a frutos oscuros. Estos frutos incluyen cereza negra, mora, ciruela y frambuesa. Estos sabores frutales se combinan con notas herbales y matices de vainilla y moca. Sin embargo, no es un vino dulce. El Merlot es un vino seco que algunos considerarían amargo. Este sabor amargo proviene de la piel de las uvas durante el proceso de vinificación.
La polémica película que sentenció al Merlot
En 2004 se estrenó Sideways (Entre Copas), un melodrama con algo de comedia, cuyos personajes recorrían zonas vitivinícolas de Estados Unidos, intentando olvidar los dramas de la vida cotidiana, con el vino como gran compañero.
Sin embargo, las críticas de los protagonistas al Merlot, causaron gran impacto. Primero en los Estados Unidos, uno de los principales productores y consumidores de Merlot. Y luego en el mundo entero. Condenando a la variedad casi al olvido por más de una década.

El problema real no fue la película, sino su detonante. Ya que al ser una uva adaptable y que daba tintos “intermedios”, era ideal para elaborar grandes cantidades de vinos que eran más amables para el paladar general. Todos basados en la fama de los grandes vinos de Pomerol, una de las regiones vitivinícolas más prestigiosas del mundo, y cuna de algunas de las etiquetas más costosas del mundo.
Pero su fama le jugó en contra, porque muchos productores alrededor del mundo se dedicaron a producirla, pero más preocupados en la cantidad de vinos que en mantener sus cualidades. Esto derivó en un sinfín de etiquetas a base de Merlot que inundaron el mercado, pero sin gracia. Y Sideways fue un golpe de “knock out”, ya que el mercado reaccionó en busca de “nuevas variedades”. Por lo tanto, el Merlot pasó de ser una de las uvas más prestigiosas del mundo a ser la más polémica, no por sus características organolépticas sino por cuestiones de mercado.
Por eso, si hay un vino al que le viene muy bien celebrar su día, es al Merlot, porque precisa reivindicarse, no solo ante los consumidores, también ante el retail y los productores, que muchas veces se dejan llevar por las modas. Haber estado siempre a la sombra del Cabernet Sauvignon, no le permitió alcanzar el status que realmente merece, aunque sigue siendo la uva protagonista del segundo vino más caro del mundo; el Petrus (Pomerol, Francia). A la Argentina llegó a mediados del siglo XIX, junto con el Malbec y las demás variedades francesas que hicieron posible este presente vitivinícola.

Pero siempre participó en los cortes tipo “bordelés”, ya que los grandes vinos nacionales de finales del siglo XX se hacían a imagen y semejanza de la gran región vitivinícola francesa; Burdeos. Por lo tanto, la apuesta era más por el Cabernet Sauvignon; el rey de los tintos. Aunque muchos recurrían a la suavidad del Merlot para hacer su vino más elegante.
Solo unos pocos se animaron, en su momento, a sacarlo como varietal. Es decir que siempre fue noble pero nunca pudo desplegar su grandeza fuera del Viejo Mundo. Cabe destacar que en Italia (Bolgheri, Toscana) se hace el Masetto, uno de los mejores Merlot del mundo. Pero en Estados Unidos primero y en Chile después lo utilizaron para conquistar más paladares. Al ser más “soft” que el Cabernet Sauvignon, se creyó que se lo podía multiplicar sin límites.
Así pasó de tocar el cielo con las manos en 1991, cuando se convirtió en la estrella vínica de los Estados Unidos gracias a la paradoja francesa, a casi desaparecer. Porque mientras el consumo de buenos vinos se consolidaba en el mundo y todas las variedades crecían, en los Estados Unidos; principal destino de las etiquetas importadas; la venta de Merlot se derrumbaba.

Y como principal mercado de destino de los principales países vitivinícolas, todos los Merlot del mundo debieron recalcular su destino. Así, miles de hectáreas de Merlot fueron injertadas con variedades más comerciales. Obviamente en la Argentina el reemplazante más elegido fue el Malbec.
Pero si bien el Merlot retrocedió un paso, su estirpe nunca la perdió. Sigue siendo una uva noble, de la misma familia del Cabernet Sauvignon, con ese carácter más vegetal y especiado que frutal, pero con la ventaja de ser más sedoso en sus texturas y por ende más suave en su paso por boca. Por suerte, las modas pasan y los buenos vinos perduran. Quedaron en pie muchas hectáreas plantadas de Merlot, y hoy, de la mano de enólogos que la respetan, ese afamado está volviendo al lugar que le corresponde.
10 Merlot para apreciar la elegancia
Reserva Del Fin del Mundo Merlot 2023
Bodega Del Fin del Mundo, Neuquén, San Patricio del Chañar ($14.200)
Ricardo Galante logra con cada añada en esta línea hacer que se luzca más la uva y no tanto la crianza. Este Merlot despliega aromas equilibrados con sus típicas notas vegetales sutiles, de especias y frutos negros. En boca es amable y fresco, texturas incipientes que resaltan su carácter especiado y aportan profundidad. Beber entre 2021 y 2023.
90,5 Puntos

Winemarker’s ́s Selection Merlot Reserva 2022
Ferraro Wines, Mendoza ($22.000)
Oscar Ferraro junto a su enólogo Ignacio Macciardi ven en esta variedad el potencial que la gran mayoría no ve, al menos comercialmente hablando. Y logran, hace ya un par de añadas, un vino fresco, de aromas herbales y buen cuerpo. Los taninos casi firmes lo mantienen joven y con fuerza en sus expresiones, resaltando las notas ahumadas de la crianza en el final de boca. Beber entre 2025 y 2028.
91 Puntos
Gran Tomero Single Vineyard Merlot 2020
Vistalba, Mendoza, Valle de Uco ($25.000)
Es una buena noticia que el Merlot, poco a poco, esté de regreso, sobre todo en la Alta Gama, donde puede lucir su nobleza. Este flamante Single Vineyard ofrece buen volumen y carácter, una buena combinación de frutas negras y hierbas, con la madera que aporta clasicismo. Resulta muy expresivo y amplio en boca, con dejos herbales y taninos finos. Beber entre 2025 y 2028.
92 Puntos

Antucura Single Vineyard Maita Merlot 2022
Antucura Viñedos y Bodega, Mendoza, Valle de Uco, Vista Flores ($30.000)
Siempre es una buena noticia que surjan exponentes de Merlot que buscan reflejar su estirpe y elegancia, más allá de la nobleza de su origen. Acá hay aromas vegetales típicos de la variedad, con dejos de frutas rojas maduras y algo de especias. Paladar franco y consistente, fiel al terruño y al estilo. Sobre el final se resaltan un poco los taninos por la concentración, por eso más botella le vendrá bien. Beber entre 2025 y 2030.
91 Puntos
Angélica Zapata Alta Merlot 2020
Catena Zapata, Mendoza ($37.000)
Para lograr este Merlot, Alejandro Vigil y su equipo combinan uvas de diferentes lugares, que pueden variar dependiendo las condiciones del año; sin embargo, siempre es protagonista el Merlot que rodea a la pirámide (Agrelo), combinado con otros componentes del Valle de Uco. El 2020 llegó más compacto al mercado, y con taninos más firmes. No obstante, el carácter de la variedad está. Y su paladar franco y fresco es garantía para guardarlo en busca de más equilibrio. Beber entre 2025 y 2028.
91 Puntos

Nina 11 Barricas Merlot 2023
Nina, La Rioja, Valle de Aminga ($37.800)
Está muy bien apostar por las variedades tradicionales para reflejar lugares. Acá, el Merlot –que no es de ciclo muy largo– fue el elegido para mostrar Aminga, uno de los valles vitícolas más importantes de La Rioja. Sus aromas maduros y especiados hablan de la variedad. De paladar franco y fresco, con un carácter muy fenólico, propio de la crianza y el estilo classy. Beber entre 2025 y 2027.
90,5 Puntos
Ribera del Cuarzo Clásico Merlot 2022
Ribera del Cuarzo, Río Negro, Valle Azul ($43.500)
Van ocho años de observación, pero ya se han logrado muchos avances, sobre todo a manos de este varietal, protagonista del “vino argentino más caro de la historia” (es de la misma bodega). Tinto con buen cuerpo y agarre, con cierto protagonismo de la madera, pero ganan la fruta y la frescura. De buen volumen, con taninos incipientes y finos que resaltan la delicadeza del cepaje con carácter propio. Beber entre 2025 y 2028.
91 Puntos

Otronia 45° Rugientes Merlot 2022
Otronia, Chubut, Sarmiento ($57.000)
El enólogo Juan Pablo Murgia se anima cada vez más con los tintos extremos a medida que adquiere experiencia en ese terruño remoto. Se trata del Merlot más austral de la Argentina (¿y del mundo?). Con buen carácter vegetal fresco y taninos granulosos que resaltan su carácter frutado y especiado. El vino va ganado atributos y una expresión más definida con cada cosecha, y esa es una gran noticia para este varietal. Beber entre 2025 y 2027.
91,5 Puntos
Los Bisole Familia Merlot 2020
Los Bisole, Mendoza, Valle de Uco, El Cepillo ($60.000)
Esta línea llega con un cambio de etiqueta (salieron las caras de los familiares), en busca de una comunicación más tradicional y consistente en el tiempo. Está claro que Sebastián Bisole cree mucho en el Merlot. Acá hay notas de vino serio, con un carácter terroso y suaves dejos tostados de la crianza, nueve meses en barricas nuevas y seis en barricas usadas, todas de roble americano para potenciar la parte aromática de la piracina. Para el hacedor, los mejores Merlot son de año cálido, como este de 2020. Beber entre 2025 y 2029.
92,5 Puntos
Pulenta II Gran Merlot 2020
Pulenta Estate, Mendoza, Luján de Cuyo, Agrelo ($73.500)
Si bien es una de las variedades más difíciles, este Merlot de Pulenta es uno de los referentes nacionales. El equilibrio del viñedo (plantado en 1992) y la experiencia del equipo enológico, que lo viene elaborando desde hace más de 20 años, se siente en la copa. De aromas integrados que se siguen sintiendo frescos, y con la tipicidad vegetal que se espera de la variedad. Los taninos más equilibrados dan amplitud a cada trago y resaltan en el final de boca notas de frutas maduras y crianza. Beber entre 2025 y 2028.
92 Puntos

Bonus track
Gran Correntoso
Color, rojo rubí intenso con destellos violáceos, tiene un aroma a Frutos negros maduros y frambuesas, acompañados por notas de pimienta negra. El paso por roble francés aporta matices de cacao, vainilla y especias. En boca, una entrada amable. El final es persistente, con toques ahumados y textura sedosa. El cierre resulta prolongado.
Precio: $65.000
Pulenta Estate Merlot
Intenso color rubí, aromas complejos a especias como orégano, con notas de higos secos y cerezas. En boca se muestra armonioso, suave y con un toque balsámico. Equilibrado en estructura, presenta un final suave y agradable.
Precio: $33.000
