Cada primer viernes de octubre, el Día Mundial de la Sonrisa invita a reflexionar sobre la influencia de un gesto tan simple como la sonrisa en la vida cotidiana y en la salud integral.
Esta celebración global, instaurada en 1999 por Harvey Ball, creador del símbolo Smiley Face, busca recordar el impacto positivo de la alegría, así como promover acciones solidarias y momentos que generen bienestar social.
La historia detrás de la icónica carita sonriente comenzó en Estados Unidos. En 1963, el publicista y artista Harvey Ross Ball diseñó para la State Mutual Life Assurance Company un pin que los empleados pudieran llevar en la solapa para mejorar el clima laboral.
El dibujo, realizado en apenas diez minutos, rápidamente trascendió la empresa y se transformó en un fenómeno popular que marcó la cultura visual de la década del setenta. El símbolo mantiene vigencia y cada año la Harvey Ball World Smile Foundation coordina eventos y recauda fondos para organizaciones benéficas.
El efecto fisiológico de la risa
Bajo el punto de vista biológico, la risa y la sonrisa implican la contracción de 17 músculos faciales, lo que moviliza distintas áreas del cerebro asociadas a la emoción.
Especialistas consultados por Infobae subrayan que reírse estimula la liberación de endorfinas, serotonina y dopamina, componentes químicos que funcionan como analgésicos naturales y refuerzan sensaciones agradables.
El médico del Hospital Universitario Austral Ezequiel Germano explicó en una nota a este medio que estos efectos se dividen en inmediatos y sostenidos.
En el corto plazo, la risa puede reducir la presión arterial, mejorar la oxigenación de la sangre y aminorar la carga de trabajo del corazón y los pulmones. También contribuye a distender el ambiente en contextos de tensión y ansiedad, según describió el especialista en base a su experiencia clínica.
Beneficios físicos comprobados
La risa constituye un mecanismo fisiológico de alivio frente al estrés, según información recopilada de la Mayo Clinic. Un episodio de carcajadas modifica la respuesta biológica al estrés y propicia una sensación de relajación corporal. Estimula órganos internos, facilita la circulación y ayuda a relajar los músculos.
Además, la risa favorece la producción de analgésicos internos y tiene un rol en el fortalecimiento del sistema inmunológico, ya que los pensamientos positivos activados por el humor desencadenan la liberación de neuropéptidos que protegen ante enfermedades.
Los pacientes que suelen incluir el humor en sus rutinas reportan un menor uso de medicamentos analgésicos y un umbral de dolor más alto.
Impacto psicológico y emocional
Desde el plano psicológico, la neurocientífica y directora del Departamento de Psicología de la Universidad Católica Argentina (UCA), Gabriela González Alemán, señaló a Infobae que la sonrisa activa áreas cerebrales relacionadas con el bienestar y favorece una mentalidad positiva.
La risa reduce la ansiedad, la depresión y el malestar emocional, generando un círculo virtuoso que impulsa el afrontamiento saludable de los problemas.
La licenciada Paula Castro, psicóloga del Hospital Universitario Austral, remarcó: “Cuando nos reímos, liberamos endorfinas que tienen un efecto analgésico y placentero”. Además, subrayó que la risa ayuda a desdramatizar los conflictos personales, estimula la resiliencia y colabora en generar una visión más flexible de los retos diarios.
El rol social de la risa en el fortalecimiento de vínculos
La función social de reírse fue descripta desde la antigüedad. El proverbio japonés “el tiempo que uno pasa riendo es tiempo que pasa con Dios” ilustra la asociación entre bienestar colectivo y momentos compartidos de alegría. Los encuentros donde se comparten risas favorecen la empatía, la confianza y la creación de lazos sólidos entre personas.
Los expertos coinciden en que la risa es contagiosa, ya que activa zonas cerebrales que predispone al humor aunque se desconozca el motivo de la risa. En entornos laborales, educacionales y médicos, la risa facilita el diálogo y la comprensión mutua, lo que contribuye a mejorar la convivencia y el trabajo en equipo.
Estrategias para ejercitar la risa y el buen humor
Similares a cualquier hábito saludable, las prácticas para promover el buen humor pueden integrarse a la vida diaria. Recomendaciones obtenidas por Mayo Clinic y otros especialistas sugieren buscar estímulos cómicos como películas, memes o conversaciones agradables, rodearse de personas con disposición positiva, sumarse a actividades grupales, utilizar el humor en situaciones cotidianas y, de manera intencional, practicar técnicas como el yoga de la risa.
El doctor Germano mencionó que, en sus consultas, invita a los pacientes a buscar motivos para sonreír a diario, aunque sean pequeños. “El humor facilita la adaptación ante los desafíos y suaviza la tensión en los momentos difíciles”, afirmó el profesional.
Sobre el cierre, Castro resaltó que la alegría puede potenciarse con la repetición. “La risa, como cualquier hábito, puede instalarse a través de la práctica. No implica forzar una actitud alegre de forma permanente, sino identificar y aprovechar oportunidades genuinas para reír y compartir experiencias positivas con otros”.