El viceprimer ministro de Rumanía, Dragos Anastasiu, supervisor del ambicioso programa de reformas emprendido por el Gobierno de Ilie Bolojan, ha dimitido a raíz del escándalo originado por la serie de presuntos sobornos que entregó a varios inspectores que estaban investigando a sus empresas entre 2009 y 2017.
Anastasiu ha terminado reconociendo los sobornos «por cuestión de supervivencia», en medio de una «enorme crisis» y «ante los abusos del Estado», ha explicado en rueda de prensa recogida por los medios nacionales.
No obstante, Anastasiu ha insistido en que su dimisión no debe afectar en modo alguno al programa de reformas, destinado a reducir el mayor déficit presupuestario de la Unión Europea. «Que yo deje el Gobierno no significa que las reformas se detengan, y sé que el primer ministro está plenamente decidido a continuarlas», declaró Anastasiu durante su rueda de prensa en Bucarest el domingo.
«Las reformas deben continuar porque es la única manera de que Rumanía pueda avanzar», ha añadido sobre la iniciativa a la que se comprometió el flamante gobierno de coalición rumano cuatripartito tras su confección el mes pasado.
El acuerdo, basado en un ambicioso plan de recortes, incluirá medidas fiscales como un aumento del IVA sobre productos con tasas bajas, así como de otros impuestos especiales, el gravamen a las pensiones más altas, una reducción del gasto, además de despidos y la limitación de salarios en la administración pública.
Rumanía, que es miembro de la Unión Europea (UE) desde 2007, acumuló un déficit presupuestario total del 9 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) bajo gobiernos anteriores, muy por encima de los límites de la UE. Como consecuencia, Bruselas ha amenazado con congelar sus subvenciones y ha fijado al nuevo Gobierno un plazo de cuatro meses para llevar a cabo reformas