La presidenta Dina Boluarte y el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, no asistieron este domingo a la Misa por la Nación en homenaje al Señor de los Milagros, cuya festividad representa la principal celebración católica del país.
Juan José Dioses, director de Comunicaciones del Arzobispado de Lima, señaló a Infobae Perú que la ceremonia fue organizada por la Hermandad del Cristo de Pachacamilla, que se encargó de cursar las invitaciones a las autoridades.
“Cada autoridad se encargó de responder o enviar a los representantes. El cardenal Carlos Castillo, en su calidad como máximo representante de la Iglesia Católica, fue el que presidió la eucaristía para pedir por el país y superar esta fuerte crisis y compleja situación en la que nos encontramos por la ola de extorsiones que afecta a tantos peruanos”, señaló al ser consultado al respecto.
Al acto litúrgico, realizado a las 11:00 horas en el Monasterio de las Nazarenas, asistieron el presidente del Consejo de Ministros, Eduardo Arana; el titular del Parlamento, José Jerí; la presidenta del Tribunal Constitucional, Luz Pacheco; y el jefe de la Policía Nacional (PNP), Óscar Arriola.
La última actividad pública de Boluarte, según las redes oficiales de la Presidencia, ocurrió el último viernes, cuando sostuvo una reunión con los equipos técnicos de la Secretaría de Gobierno y Transformación Digital, así como del Proyecto Transformación Digital con Equidad.
Por su parte, López Aliaga encabezó en la víspera un homenaje a Charlie Kirk, el activista ultraconservador estadounidense asesinado el 10 de septiembre.
Castillo, arzobispo de Lima y primado del Perú, dio lectura a la homilía del papa León XIV, centrada en la misión de la Iglesia frente al sufrimiento de los más vulnerables. El mensaje destacó la urgencia de vivir “en estado permanente de misión”, especialmente frente a la actual crisis migratoria.
El pontífice evocó el drama de quienes se ven obligados a dejar sus hogares, “atravesando las noches de miedo y de soledad”, y advirtió sobre la falta de empatía que muchos enfrentan al llegar a nuevos países. “No pueden y no deben encontrar la frialdad de la indiferencia o el estigma de la discriminación”, subrayó.
A lo largo de su mensaje, instó a las comunidades eclesiales a fortalecer la cooperación internacional y a impulsar nuevas vocaciones entre laicos, religiosos y sacerdotes. En sus palabras finales, dirigidas directamente a los migrantes, reafirmó que “son siempre bienvenidos”, y los animó a reconocer “el rostro de Dios en las misioneras y los misioneros que encontrarán”.