Con 129 legisladores, la oposición abrió el recinto de Diputados para interrogar al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, por la promoción de la criptomoneda $LIBRA que hizo el presidente Javier Milei. El caso del criptoactivo es, además, investigado en la Justicia nacional e internacional como una presunta estafa.
El quorum lo aportaron los bloques interpelantes: Unión por la Patria (UP), Democracia para Siempre, Encuentro Federal (EF), la Coalición Cívica (CC) y la izquierda. De la UCR, conducida por Rodrigo de Loredo, solo se sentó Julio Cobos. No hubo representantes de La Libertad Avanza, tampoco de Pro ni de Innovación Federal, donde se afincan los oficialismos de Neuquén, Río Negro, Salta y Misiones.
Aunque fueron citados cuatro funcionarios, solo uno asistirá. Roberto Silva, titular de la Comisión Nacional de Valores (CNV), se excusará bajo el argumento de que la Constitución solo obliga a los ministros a concurrir, mientras que el ministro de Economía, Luis Caputo -una de las piezas más buscadas por la oposición- y Mariano Cúneo Libarona, el ministro de Justicia, faltarán.
Caputo esquiva al Congreso desde el inicio de la gestión libertaria, pero Cúneo barajó la posibilidad de venir. El lunes por la noche, sin embargo, su presencia se descartó. “Iba a hacer una explicación puramente jurídica que iba a entrar en conflicto con su rol de funcionario”, consideraron cerca de Martín Menem, presidente de Diputados. Fue el mismo motivo por el que el asesor Santiago Caputo interrumpió una entrevista donde Milei esbozó una respuesta por el caso $LIBRA.
Cúneo envió una nota a la Cámara para argumentar su ausencia. “En virtud de compromisos urgentes asumidos previamente en el ámbito del Ministerio de Justicia, me veré impedido de comparecer al recinto”, escribió. Dijo que su cartera ya remitió toda la información sobre $LIBRA a la Justicia y aclaró que está “a entera disposición” para remitir por escrito lo que el cuerpo requiera.
Se espera una sesión de alrededor de 10 horas, con un esquema definido por la oposición y hoy acordado en la reunión de labor parlamentaria. Francos dispondrá de hasta 90 minutos para realizar una exposición inicial. A continuación, será el turno de los bloques que promovieron la sesión, que compartirán un tiempo equivalente para formular preguntas directas. No se logró definir si las respuestas de Francos serán inmediatas, en un esquema de ida y vuelta, o si se agruparán. Esta discusión acaparó la primera media hora de sesión.
La tercera etapa abrirá el juego a todas las bancadas, incluidas aquellas que votaron en contra de la resolución. El tiempo de intervención se distribuirá proporcionalmente según la cantidad de diputados de cada bloque: se prevé, por ejemplo, que Unión por la Patria, como primera minoría, disponga de un tope de alrededor de 40 minutos, mientras que los monobloques contarán con una base de cinco minutos. Cada espacio definirá su propio listado de oradores en función del tiempo asignado. La dinámica prevé cortes cada siete o diez preguntas para que los funcionarios respondan, un formato que replicará el de las tradicionales visitas del jefe de Gabinete.
“En esta tanda, las preguntas ya van a estar respondidas”, comentó con resignación un experimentado legislador a LA NACION. Traducción: presume que Francos podría apelar a las respuestas emitidas previamente y, a partir de esta instancia, que la interpelación se convierta en un juego de resistencia entre los silencios del funcionario y las consultas de los diputados.
La oposición planea reservar los cierres para dar la estocada final. Los jefes de bloque o los referentes en el tema tendrán un espacio de conclusiones, desde donde buscarán capitalizar las respuestas -o los silencios- de los funcionarios. Oficiará como puntapié para poner en marcha la comisión investigadora que deberá formalizar su funcionamiento al día siguiente.
Será la primera vez que el Gobierno se verá obligado a dar explicaciones formales ante el Congreso sobre un escándalo que salpica directamente a la cúpula del poder libertario. Funcionará, además, como una prueba interna: los bloques que impulsaron la interpelación trabajaron para evitar que errores propios diluyan el efecto político que buscan imprimirle a la jornada.
Oficiará como puntapié para poner en marcha la comisión investigadora que deberá formalizar su funcionamiento al día siguiente, a las 10. Los radicales de Democracia consideran replantear en la sesión la cantidad de integrantes como la vía para escaparle al empate en la que se encuentra actualmente.
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