Investigadores del Hospital Clinic (Barcelona), y centros de la Universidad de Leiden y la Universidad de Rotterdam (Países Bajos) han diseñado una innovadora estrategia de inmunoterapia celular que tiene potencial para controlar el rechazo en trasplantes de riñón y otros órganos.
El trabajo, presentado durante el 55 Congreso de la Sociedad Española de Nefrología (SEN), busca revertir uno de los mayores riesgos después de un trasplante, que el cuerpo del paciente rechace el órgano recibido, una circunstancia que se da porque las defensas generan anticuerpos que atacan al riñón trasplantado como si fuera algo extraño.
Frente a esto, la estrategia experimental desarrollada consiste en crear células de defensa «a la carta» que actúan solo contra las responsables del rechazo, sin dañar el resto del sistema inmune. Para ello, los investigadores han modificado linfocitos para que funcionen como «francotiradores», reconociendo y eliminando únicamente las células dañinas.
Según los resultados en fase preclínica, estas células lograron bloquear de manera precisa a las que provocan el rechazo. Si se confirman los hallazgos en estudios futuros, se abriría la puerta a un enfoque de inmunoterapia celular de precisión en el que se podrían modificar en laboratorio células del propio sistema inmune para su uso como tratamiento. Para los investigadores, esto podría ser revolucionario en el campo del trasplante, al atacar el problema en su origen.
IA PARA MEJORAR LA ASIGNACIÓN DE ÓRGANOS
Otro estudio presentado durante este encuentro y liderado por un grupo de investigadores de Barcelona, Madrid y Trento (Italia) tiene como protagonista a la inteligencia artificial (IA). En concreto, el equipo ha desarrollado un modelo que permite predecir con mayor precisión los resultados de los trasplantes renales procedentes de donantes con criterios expandidos (ECD) en donación controlada tras muerte circulatoria (cDCD).
Los donantes con criterios expandidos son personas que donan órganos pero que, por su edad o ciertas condiciones médicas, como hipertensión, diabetes o función no óptima de algún órgano, han supuesto una manera de incrementar el pool de donantes. Por otro lado, la donación controlada tras muerte circulatoria se produce cuando se donan órganos después de que una persona fallece por el cese irreversible del latido del corazón y la circulación sanguínea, que ha supuesto también una manera de incrementar la donación de cadáver.
Debido a que no hay órganos suficientes para cubrir toda la demanda, cada vez se utilizan más riñones de donantes de criterios expandidos en los casos en los que la donación se realiza tras una muerte circulatoria controlada, aunque el uso de esta estrategia ha puesto de manifiesto retos o preguntas a resolver debido a los resultados que se han ido alcanzado. Por todo ello, se hacen necesarias nuevas herramientas que ayuden a decidir en qué situaciones serían más óptimos o qué asignación donante receptor sería la adecuada.
En este contexto, la investigación ha incluido a 1.161 pacientes trasplantados en un seguimiento mínimo de 24 meses con el objetivo de identificar perfiles de pacientes y variables determinantes que permitan anticipar el éxito o fracaso del injerto. Del total de participantes, un 25,7 por ciento procedía de donantes cDCD con criterios expandidos.
El modelo híbrido de IA demostró una precisión superior al 80 por ciento en la predicción de resultados en la categoría de mayor riesgo, mejorando sustancialmente la capacidad de las redes neuronales por sí solas. La combinación de métodos de IA permitió crear categorías de riesgo más específicas, especialmente útiles para identificar pacientes con mayor probabilidad de pérdida del injerto. Asimismo, el análisis definió los perfiles de variables más relevantes en cada pareja donante-receptor, utilizando técnicas de interpretación de IA.
Como conclusión, los investigadores destacan que este enfoque híbrido basado en IA puede convertirse en una herramienta clave para optimizar la asignación de órganos y personalizar el seguimiento de los pacientes trasplantados, especialmente en escenarios de alto riesgo como los trasplantes cDCD con donantes ECD. Con ello, podrían tomarse decisiones clínicas más informadas y mejorar el uso de los órganos disponibles.
