Disfrutar de la sexualidad después de los 50 años es una cuestión de salud: “Muchas mujeres piensan que el sexo es algo propio de la juventud”

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La doctora Antonella de Ponte Davi, ginecóloga. (Cedida)

Sofocos, cambios de humor, irritabilidad, problemas para dormir, sudoración nocturna… Son palabras con las que tradicionalmente se ha descrito la menopausia, un cómputo de síntomas desagradables que demonizan un proceso natural en la vida de las mujeres, pues representa una etapa fisiológica que implica el cese permanente de la menstruación debido a la disminución de la función ovárica.

No obstante, la caída de los estrógenos no tiene por qué significar el fin de la vida sexual. En los últimos años, ginecólogas y demás profesionales de la salud han reivindicado una nueva visión de la menopausia más positiva y que no esté reñida con el placer. La doctora Antonella de Ponte Davi, médico adjunto en la Unidad de Ginecología Regenerativa y Menopausia de Dexeus Midlife (Barcelona), asegura que la menopausia “no debe vivirse como una pérdida, sino como una transición”.

La también ginecóloga de Dexeus Mujer es una de las especialistas que más ha trabajado por integrar la ginecología regenerativa, la sexualidad y el bienestar emocional en el tratamiento de la mujer en su etapa de madurez: “Es un momento de cambio que puede vivirse con plenitud y autoconfianza si se aborda desde la información, el autocuidado y la salud integral”.

Uno de los grandes silencios de esta etapa sigue siendo la sexualidad, pese a que la sequedad, el dolor o la disminución del deseo son síntomas frecuentes. No obstante, todos ellos son tratables: “Una parte fundamental del tratamiento pasa por recuperar la función sexual y el bienestar íntimo. No se trata solo de placer, sino de salud física y emocional. La sexualidad es una expresión de vitalidad, y mantenerla activa tiene un impacto directo en la autoestima y el equilibrio hormonal”.

De hecho, la experta explica en una entrevista con Infobae España que “tener una vida sexual satisfactoria es mucho más que una cuestión de deseo o placer, es una expresión de salud”. “Durante la menopausia, cuando hay una disminución de los niveles de estrógenos y aparecen síntomas como la sequedad vaginal, la disminución de la lubricación y pérdida de elasticidad, mantener una actividad sexual activa ayuda a preservar la salud de la vagina, mejorar la circulación, elasticidad y oxigenación de toda la zona íntima. La excitación sexual favorece la vascularización de los genitales y la estimulación regenera las células y permite una lubricación natural. El orgasmo permite liberar endorfinas y oxitocinas, que son hormonas vinculadas con el bienestar, el descanso y el equilibrio emocional”, cuenta la doctora.

A pesar de que se trata de un asunto de salud, el sexo sigue siendo uno de los grandes tabús en la consulta de ginecología. “Muchas mujeres sienten vergüenza o miedo a hablar sobre su deseo, su placer, o si tienen dolor durante las relaciones sexuales. Algunas piensan que ya por edad no les toca y que el sexo es algo propio de la juventud”, relata a este medio. En cambio, la ginecóloga recuerda que la sexualidad “no tiene fecha de caducidad”.

Es cierto que el cuerpo cambia ante la oleada hormonal que experimenta, del mismo modo que también lo hace la forma de vivir de las mujeres. Por ello, De Ponte Davi aboga por “abrir un diálogo sin juicios en el que las pacientes se sientan liberadas a descubrir estos cambios que le experimenta el cuerpo” de la mano de estrategias terapéuticas, hormonales o de juguetes sexuales que “les permitan mejorar su calidad de vida siempre y cuando ella lo desee hacer”.

Juguetes sexuales como herramienta terapéutica

La ginecóloga menciona los juguetes sexuales como herramientas terapéuticas, instrumentos médicos que, en determinados casos, utiliza como parte de tratamientos de rehabilitación vulvovaginal o para mejorar la función sexual en pacientes con patologías. “Durante la menopausia, el uso de masajeadores, vibradores y entrenadores del suelo pélvico puede ayudar a mejorar la sensibilidad, activar la circulación y fortalecer la musculatura vaginal, favoreciendo la lubricación”.

En este proceso de autoconocimiento y reconexión con el placer, la doctora De Ponte Davi apuesta por dispositivos ergonómicos cuya textura y material sean especialmente suaves para las zonas más delicadas: “Yo utilizo una marca muy específica, que es LELO, porque me parecen que dentro del mercado son los que aportan más seguridad. Aparte, son de los pocos que me permiten trabajar con vibraciones muy suaves, muy lentas para ir trabajando esta confianza a las pacientes poco a poco, sin un estímulo vibratorio de succión muy fuerte que les pueda causar miedo en un principio”. La marca colabora con profesionales de la salud, impulsa campañas de concienciación y desarrolla productos que acompañan a las mujeres en todas las etapas de su vida, desde la juventud hasta la madurez.

La idea es que las mujeres entiendan que estos recursos son una herramienta con la que recuperar la confianza en una misma, en el cuerpo y en la salud íntima. “La sexualidad con la menopausia no se acaba, sino que se transforma. Estas herramientas nos permiten que las pacientes puedan autoexplorar y sentirse más plenas y libres en esta etapa, sin ningún tabú y sin nada que las limite”, concluye.

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