WASHINGTON.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reunió este lunes en la Casa Blanca con el flamante mandatario surcoreano, Lee Jae Myung, para conversar sobre comercio y defensa.
Esta primera cumbre se da en un momento en el que la alianza de varias décadas entre ambos países se ve obligada a hacer frente a los rápidos cambios geopolíticos y a la amenaza militar norcoreana.
Apenas unas horas antes de la reunión, los líderes se estaban preparando para sus primeras conversaciones cuando Trump espetó en redes sociales -sin pruebas- que “parece una purga o revolución” lo que sucede en Corea del Sur y que “no podemos tener eso y hacer negocios allí”.
Es posible que el mensaje de Trump haya hecho referencia a la crisis política que sufre Corea del Sur, en donde el domingo se volvieron a prender las señales de alerta cuando fiscales surcoreanos pidieron el arresto del exprimer ministro Han Duck-soo, acusándolo de ayudar al expresidente Yoon Suk Yeol -quien fue destituido en abril- a declarar una ley marcial en diciembre.
El punto culminante de este desequilibrio institucional se remonta a finales del año 2024, y a los procedimientos judiciales que le siguieron. El expresidente surcoreano Yoon, que intentó derrocar al poder civil el 3 de diciembre de 2024 enviando soldados armados al parlamento, está actualmente detenido, al igual que su esposa.
Sin embargo, Trump no repitió ese concepto en la cumbre, que representó un desafío clave para Lee, quien asumió la presidencia en junio tras unas elecciones anticipadas, convocadas luego de la destitución de su predecesor conservador —valorado en Washington por su firmeza frente a Corea del Norte— acusado de intentar imponer la ley marcial.
La economía de Corea del Sur depende en gran medida de Estados Unidos, que garantiza su seguridad con tropas y disuasión nuclear. Lee espera trazar un camino equilibrado de cooperación con Estados Unidos, sin enemistarse con China, su principal socio comercial.
Durante su encuentro con Trump, el presidente surcoreano no escatimó en elogios hacia su homólogo estadounidense. Al recorrer el Salón Oval, destacó los toques dorados que Trump agregó a la decoración y calificó el espacio como “muy brillante y hermoso” y lo asoció a “la dignidad de Estados Unidos”. Lee incluso aseguró que siente que “Estados Unidos está volviendo a ser grande” bajo su impronta.
Más allá de la cortesía protocolar, el mandatario surcoreano aprovechó la ocasión para solicitarle a Trump que desempeñe un papel activo en el establecimiento de la paz en la península de Corea. En un gesto llamativo, agregó que le gustaría ver algún día la construcción de una Torre Trump en Corea del Norte y poder compartir con él una partida de golf en ese escenario, como símbolo de reconciliación.
El presidente Lee también abordó la posibilidad de un nuevo encuentro entre Trump y el líder norcoreano Kim Jong-un, y sostuvo que “él estará esperándolo”.
El presidente estadounidense retomó esa idea al recordar la “muy buena relación” que mantuvo con Kim durante su primer mandato, aunque reconoció que también lo bautizó con el apodo de “pequeño hombre cohete” en medio de las tensiones de aquellos años. Trump reiteró que podría volver a reunirse con el dirigente norcoreano en el corto plazo, afirmó que Corea del Norte tiene un “gran potencial” y dejó entrever que estaría dispuesto a contribuir a los esfuerzos por alcanzar la paz en la región, un tema clave tanto para Seúl como para Washington.
El nuevo presidente viajó a Washington en busca de acuerdos sobre temas comerciales y sobre la estrategia a adoptar frente a Corea del Norte, cuyo líder Kim Jong-un supervisó el sábado pruebas de misiles de defensa antiaérea, según la agencia oficial KCNA.
La discusión abordaría más ampliamente la alianza militar entre Estados Unidos y Corea del Sur, donde hay 28.500 soldados norteamericanos desplegados.
Consultado sobre los desafíos bélicos actuales, Trump planteó que “esta es una forma completamente nueva de guerra”, marcada por el uso intensivo de drones voladores tanto para el reconocimiento como para ataques armados. “Nunca antes había existido una guerra con drones; de hecho, la estamos estudiando”, afirmó, en referencia al impacto tecnológico en los conflictos modernos.
Además, sugirió que Estados Unidos debería rescindir el contrato de arrendamiento que mantiene sobre la base aérea de Osan, en Corea del Sur, y buscar adquirir la propiedad del terreno. La instalación, ubicada en la costa oeste del país, es una de las principales bases conjuntas de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y Corea del Sur, y ha sido pieza estratégica de la alianza militar entre ambos países durante décadas.
Finalmente, Trump adelantó que viajará a China “probablemente en algún momento de este año”, al señalar que su par Xi Jinping estaría interesado en recibirlo. Calificó los lazos bilaterales como “una relación muy importante” y aseguró que “vamos a llevarnos bien con China”, en referencia a las negociaciones en curso para alcanzar un acuerdo comercial tras la tregua en la escalada de aranceles y restricciones. El republicano sostuvo que está restableciendo los vínculos económicos con Pekín, luego de haber impuesto un arancel general del 54% a los productos chinos, aunque su administración decidió suspender temporalmente el 24% de esos gravámenes a la espera de cerrar los términos finales del pacto.
“Máquina de hacer dinero”
Corea del Sur es desde hace tiempo objeto de críticas selectivas por parte de Trump, que la calificó de “máquina de hacer dinero” que se aprovecha de la protección militar estadounidense.
Bajo una fuerte presión del gobierno de Trump, los negociadores surcoreanos lograron un acuerdo de última hora el mes pasado para evitar los más duros de los nuevos aranceles estadounidenses, pero aún deben pulir los detalles de miles de millones de dólares en inversiones prometidas en Estados Unidos.
Responsables surcoreanos afirmaron más temprano que las negociaciones comerciales deberían dejarse para otras conversaciones. “Hay muchos temas importantes en el campo de la seguridad”, dijo la semana pasada Kim Yong-beom, principal asesor político de Lee. “Esperamos que en la cumbre no se incluyan planes de implementación específicos para el comercio”.
Lee, que llegó a Washington el domingo, destacó algunas de las inversiones previstas por Corea del Sur cuando visite, tras la cumbre, un astillero en Filadelfia propiedad del grupo Hanwha del país. La cooperación para ayudar al debilitado sector de la construcción naval estadounidense forma parte del amplio acuerdo arancelario alcanzado entre los países.
Agencias AFP, AP y Reuters