La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que “una de cada cuatro personas tiene o tendrá un trastorno mental a lo largo de su vida”. En España, son más. El último Informe del Sistema Nacional de Salud (SNS) del Ministerio de Sanidad, publicado en 2024 con datos de 2022 y 2023, establece que el 34% de los españoles padece alguna enfermedad mental. Los problemas de salud mental más frecuentes son los trastornos de ansiedad (106,5 casos por cada 1.000 habitantes), seguidos de los trastornos del sueño (81,6 por cada 1.000 habitantes) y de los trastornos depresivos (47,8 por cada 1.000 habitantes). ; con una tendencia creciente en la serie 2016-2022.
Mientras que la ansiedad y los problemas para dormir son cuestiones que se tratan con frecuencia en las conversaciones más cotidianas, la depresión queda apartada. Es una enfermedad a la que se mira desde lejos y solo de reojo. Hay cosas de las que no se habla y esta es una de ellas a pesar de tratarse de un trastorno mental que afecta de forma integral la vida cotidiana de quienes la padecen.
La depresión altera no solo el estado emocional de las personas que la padecen, sino también su estructura física y cerebral. Se manifiesta a través de una tristeza profunda y persistente, acompañada por la pérdida de motivación e interés en actividades que anteriormente generaban placer. Este padecimiento trasciende ser una simple etapa de desmotivación, destacándose como una condición compleja que requiere atención profesional.
Cambios que afectan al cerebro
Los síntomas de la depresión no se limitan únicamente al ámbito emocional; también pueden incluir manifestaciones físicas tales como la falta de apetito, fatiga crónica y problemas para dormir. Estos signos reflejan cómo el trastorno afecta al organismo en general. Además, estudios han evidenciado que la depresión provoca cambios significativos en el cerebro, lo que refuerza su naturaleza como una enfermedad y no únicamente emocional, al contrario de lo que muchos puedan pensar, conforme explican el doctor Jose Manuel Felices Farias y Pedro Alejandro Gómez, enfermero especialista en salud mental, en un vídeo en sus cuentas de Instagram (@doctorfelices y @pedroalejandrosaludmental).
“La depresión existe y, al igual que cuando en un infarto no funciona bien el corazón de la persona, cuando alguien tiene depresión tampoco funciona bien su cerebro”, explican en el video en el que muestran las diferencias entre un cerebro sano y uno afectado por la depresión. En la primera imagen se ven colores verdes, naranjas y amarillos, unas tonalidades que denotan que el cerebro está funcionando de forma normal. Por el contrario, en el segundo caso, con un cerebro con depresión, se pueden un color azul, lo que significa que “no está funcionando bien”.
“¿Qué pasa si nuestro cerebro funciona menos? Pues empezamos a dejar de hacer, dejamos de disfrutar, de sentir placer, de sentir ganas y motivación y de tener voluntad para tomar decisiones», explican los expertos, que insisten: “Esta menor función del cerebro no es una decisión de la persona y es algo que tenemos que tratar. ¿Vas a volver a pensar que la depresión no existe? Conciencia de y brinda apoyo a esa persona que está sufriendo».