“Damas y caballeros, bienvenidos a 1930”. Así comienza el primer adelanto de Downton Abbey: el gran final, la última entrega de la saga británica que comenzó hace 15 años como una ficción televisiva y se convirtió en un inesperado y duradero fenómeno global. En el trailer de la película, que se estrenará en septiembre, el encargado de situar al público en la nueva década es Carson (Jim Carter), el fiel mayordomo de la familia Crawley, dueños y señores de la mansión del título.
En 2010, el programa creado por Julian Fellowes imaginaba cómo era la vida del conde Lord Graham (Hugh Bonneville), su familia y el batallón de empleados que los servían a comienzos del siglo XX. El relato tenía como punto de partida un problema de la herencia: sin hijos varones a los que pasarles el título y la propiedad, el conde Crawley pasó años creyendo que todo quedaría en manos de su sobrino hasta que el muchacho en cuestión decidió embarcarse en el lujoso y supuestamente inhundible Titanic. De la tragedia surgió el inicio de una trama que desarrolló el choque entre las tradiciones de las viejas generaciones y el ímpetu de los integrantes más jóvenes de la aristocracia, criaturas del nuevo siglo que sus padres no querían ni podían entender.
Los cambios de época, la llegada de la Primera Guerra Mundial y el final de la era Victoriana alimentaron el universo televisivo de la serie durante seis temporadas y fascinaron al público global que cuando se anunció el final del programa se quedó con ganas de más. Y eso fue lo que consiguió con los dos largometrajes que extendieron la historia de los residentes de arriba y los de abajo en Downton Abbey. Así, la acción atravesó los años veinte desde la perspectiva de los personajes y sobre todo bajo la cáustica mirada de la favorita de todos: Lady Violet Crawley, la condesa viuda interpretada por Maggie Smith.
La ausencia de la venerada actriz, fallecida el año pasado, y de su personaje, será el mayor desafío que tendrán que atravesar en la narración de Downton Abbey: el gran final los protagonistas y, del otro lado de la pantalla, sus espectadores. Sin embargo, ya se sabe que la fortaleza del relato ya quedó demostrada hace años cuando Dan Stevens, el actor que interpretaba a Matthew Crawley, el reluctante heredero de la fortuna y el título, decidió dejar el programa al final de la tercera temporada. Casi al mismo tiempo de la salida de Jessica Brown Findlay, que encarnaba a Lady Sybil, la hija mejor de la familia.
La despedida
En el trailer aparecen los personajes centrales, además de Lord Grantham están su esposa Cora (Elizabeth McGovern), sus hijas Mary (Michelle Dockery) y Edith (Laura Carmichael) además de su yerno Tom (Allen Leech) y por supuesto sus empleados de siempre con Carson, Anna (Joanne Froggatt) y Bates (Brendan Coyle) a la cabeza.
Una vez más, el cambio de década tendrá especial influencia en Lady Mary que comenzó su camino en los primeros episodios de la serie como una malcriada chica de sociedad y, como ya se anunciaba en Downton Abbey: Una nueva era (2022), se convirtió en una gran dama, la heredera natural de su abuela Violet. Aunque en su caso, el puesto incluye un nivel de fama que sus antepasados nunca experimentaron. Vestida de gala con una tiara de brillantes incluida, las imágenes de la sofisticada Mary siendo fotografiada por los proto paparazzi parece completar el arco de uno de los personajes más interesantes de toda la trama.
Más allá de las tribulaciones de la familia protagonista, en el avance también se incluye un vistazo a otros personajes que forman parte de la historia de la ficción: en el nuevo film volverán al ruedo Paul Giamatti como Harold Levinson, el muy norteamericano hermano millonario de Cora, y Dominic West que se sumó al elenco en la película de 2022 interpretando Guy Dexter, un famoso actor de Hollywood de la era del cine mudo.
“Es tiempo de decir adiós” se lee en los últimos segundos del trailer, una leyenda a la que siguen imágenes de todos los Crawley despidiéndose de Downton Abbey, la mansión que fue su hogar y que durante quince años fue también el refugio y la fantasía de los espectadores de todo el mundo.