
El uso de herramientas de inteligencia artificial se ha extendido rápidamente entre los empleados, con un 61% aprovechando esta tecnología sin el conocimiento ni la autorización de sus empresas, según un informe reciente de VML The Cocktail y Salesforce.
Qué es el “Shadow AI”
El estudio de VML The Cocktail y Salesforce revela que el fenómeno conocido como Shadow AI, o uso no supervisado de inteligencia artificial, se ha convertido en una práctica común. Más de la mitad de los empleados que utilizan IA lo hacen sin que su departamento de TI esté informado o involucrado en el proceso.
Esto no solo implica una brecha en la seguridad de los datos, también puede derivar en la adopción de metodologías y flujos de trabajo que las empresas no logran monitorear ni estandarizar.

La penetración de la inteligencia artificial en los entornos de trabajo es inédita. Los datos muestran que en menos de dos años, los chatbots han alcanzado al 76% de la población activa y se han convertido en una herramienta estructural para el 56% de los trabajadores.
Las funciones habituales incluyen generación de ideas, automatización de tareas y gestión de grandes volúmenes de información.
Cuáles son los riesgos de usar IA sin autorización de la empresa
El uso de plataformas externas de IA sin control representa un desafío crítico para la seguridad corporativa. Parte del riesgo se centra en la posibilidad de que datos confidenciales, estrategias internas o información de clientes terminen almacenados en servidores externos que no garantizan privacidad ni cumplimiento normativo.
A esto se suma que las decisiones empresariales pueden empezar a basarse en resultados generados por sistemas que no han sido auditados ni validados por la organización.
El informe resaltó que la falta de herramientas oficiales y políticas claras lleva a los trabajadores a buscar soluciones en el mercado de consumo. Al hacerlo, aceleran la adopción de tecnología a un ritmo muy superior al de la regulación interna.

Cómo es el uso de la IA por parte de los empleados
El estudio también señala que el perfil del usuario de IA en las empresas se ha sofisticado. Más de un tercio de los empleados que emplean inteligencia artificial lo hacen de manera avanzada: ajustan los resultados, asignan roles específicos a los algoritmos y diseñan instrucciones personalizadas para optimizar las respuestas.
Un dato relevante es que el 37% de los usuarios configura o personaliza regularmente sus herramientas de IA para adaptarlas a su flujo de trabajo. Estos empleados desarrollan habilidades y metodologías propias, creando un capital de conocimiento que suele quedar fuera de los procesos formales de la empresa. La falta de integración de este conocimiento representa una pérdida de valor y competitividad.
Ventana de tiempo limitada para actuar
El informe de VML The Cocktail y Salesforce advirtió que las empresas cuentan con una ventana crítica de entre 18 y 24 meses para establecer políticas de formación y herramientas seguras antes de que los hábitos de uso no autorizado se consoliden de forma irreversible.
Si la organización no reacciona a tiempo, corregir estas prácticas será complicado y los riesgos de seguridad se mantendrán.
La investigación también desaconsejó prohibir el uso de IA, una medida que se ha mostrado ineficaz. Recomendado canalizar y formalizar el uso de estas herramientas, lo que permitiría a las empresas blindar su seguridad, validar operaciones y retener talento que demanda recursos tecnológicos modernos.

Expertos de la industria hablan sobre la inteligencia artificial en el trabajo
Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, sostuvo en octubre de 2025 que la inteligencia artificial transformará la productividad y el empleo. Altman vaticinó que la IA automatizará hasta el 40% de las tareas laborales actuales y espera que las empresas alcancen niveles de productividad inéditos, llegando a multiplicar su eficiencia hasta por 30 veces.
Por otra parte, Geoffrey Hinton, Premio Nobel de Física 2024 y conocido como el “Padrino de la IA”, ha mostrado una visión más cautelosa. Según relató en un debate en la Universidad de Georgetown, las empresas invierten grandes recursos en infraestructura con el objetivo de recortar nóminas, ya que la IA puede ejecutar tareas a un costo mucho menor que los empleados.
El avance del Shadow AI obliga a las empresas a tomar decisiones estratégicas. Subestimar la competencia digital de los trabajadores y retrasar la adopción de políticas claras puede convertir la productividad en una vulnerabilidad.
La recomendación es oficializar el uso de inteligencia artificial, establecer protocolos de seguridad y aprovechar el conocimiento interno para transformar el desafío en una ventaja competitiva.
