El argentino Rafael Grossi, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), se presentó esta tarde en el marco del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), en el que confirmó su búsqueda de llegar a convertirse en secretario general de Naciones Unidas (ONU). El lugar quedará vacante en 2026, con la anunciada salida de Antonio Guterres.
“El proceso de selección del sucesor de Guterres no ha comenzado, es un proceso que va a comenzar a fines de este año cuando dentro del marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas se produzca la convocatoria correspondiente a candidaturas”, empezó diciendo Grossi. Fue entonces que afirmó: “Yo lo estoy considerando y lo estoy considerando muy seriamente. Es lo que puedo decir hasta este momento”
Grossi, que tiene trato directo con el presidente Javier Milei, consideró tener “una excelente relación” con él y sostuvo que se reunieron en distintas oportunidades. “Hemos tenido muchas conversaciones al respecto. Hablamos de toda la agenda internacional. También porque creo yo que forma parte de un diálogo que tenemos que mantener”, sostuvo.
Poco antes, el especialista argentino había mencionado que el mandatario “es un antimultilateralista que ha despreciado el sistema de Naciones Unidas, lo sigue despreciando, ha prometido retirarse de varias agencias, inclusive de la OMS, y está dispuesto a seguir todo aquello que Donald Trump señale al respecto”.
No obstante, Grossi dijo: “Obviamente siendo yo argentino, diplomático argentino en licencia, porque como director general de la OEA no tengo nacionalidad, más que la de la OEA en este momento, obviamente sería un honor que mi país me presente como candidato, pero eso es algo que debe resolver el señor Presidente de la Nación”.
Grossi también consideró su diálogo con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, como “excelente” y dijo que “precede sus funciones actuales, es un hombre que está muy vinculado en la institucionalidad argentina. Yo he tenido diálogo históricamente con él”.
La presentación de Grossi contó con la presencia de una decena de embajadores. Una señal en el mundo de las relaciones diplomáticas, más aún de cara al objetivo que se trazó para 2026 con el recambio de autoridades en la ONU. En el lugar estuvieron Sean Greenley, jefe de la Unidad de Economía, Medio Ambiente, Ciencia, Tecnología y Salud Embajada de Estados Unidos; y Justin Ivey, a cargo de temas de Ciencia y Tecnología de esa misma Unidad.
Además, se los vio a los embajadores de Bélgica, Suiza, Brasil, el de Georgia, de Finlandia, de Chile, de Perú, Turquía, Israel, España, Ucrania, Italia, Alemania, Noruega, Nueva Zelanda y la encargada de Negocios de Colombia y el agregado de Defensa de Francia.
Grossi también se refirió a “la parálisis” del Consejo de Seguridad de la ONU. “No puede avanzar. Yo creo que el decisor internacional tiene que trabajar con la realidad que tiene, y no con la que debería tener. Si tuviéramos un Consejo de Seguridad que funcionara maravillosamente, evidentemente no tendríamos los conflictos que tenemos. Y tenemos que reconocer cuál es la realidad de esas polarizaciones estratégicas que existen, cuál es la posibilidad de que eso cambie en el corto o mediano plazo, no es muy grande esa posibilidad”, dijo. “Sin embargo, vuelvo a reiterar, sin embargo, hay un espacio, y ese espacio está, en mi opinión, en la figura del Secretario General, porque es el Secretario General, como el caso del Director General de las Naciones Unidas”, completó.
Grossi es el responsable de la OIEA, que inspecciona a todos los países que son miembros del Tratado de No Proliferación Nuclear, más de 190 en el mundo.
Hablando específicamente sobre las armas nucleares, Grossi señaló que “uno de los temas más inquietantes en la Técnica Nacional del Poder que se observa es una especie de foco nuevamente y de debate, yo diría casi público y sin ningún tipo de cortapisas acerca de la posibilidad del uso del arma nuclear en conflictos y también del desarrollo de armas nucleares por parte de países que hasta este momento no lo consideraban y que formaban parte de esquemas internacionales o alianzas que en cierto modo los cobijaban dándoles una protección de lo que se llama el paraguas nuclear”.
A lo que agregó: “Entonces para un organismo como el OIA que es el vedor internacional que trata de controlar justamente la proliferación nuclear, hasta ahora fíjese, nosotros la preocupación que había era la proliferación nuclear de países que deseaban acceder al arma nuclear de manera clandestina o desestabilizando marcos regionales, Oriente Medio, ustedes recuerdan, Irak, CIA, etcétera, el tema de Irán que está aún vivo y que yo estoy muy ocupado en eso, pero ahora estamos hablando de otros países, de otra categoría de países, de países que están en la Unión Europea, en la Alianza Atlántica o países del Asia, donde de pronto ciertas incertidumbres que empiezan a aparecer en la elección internacional hacen que comiencen a plantear lo que hasta hace poco era impensable, decir bueno, nosotros evidentemente frente a este mundo tan fragmentado, con tantas incertidumbres, de pronto quizás necesitamos desarrollar armas nucleares y evidentemente la proliferación de las armas nucleares en nuestra convicción no nos lleva a un mundo más seguro, sino todo lo contrario”.
Luego de esa primera presentación en el CARI, Grossi dio una segunda ponencia en el CARI. Previo a hacerlo se refirió a él el titular de la entidad, Francisco de Santibañes, quien lo definió como “una de las figuras más relevantes del ámbito internacional” por su rol en la OIEA. Luego destacó que en esta oportunidad lo nombraban como “diplomático de renombre” de la entidad y volvió a hacer hincapié en que Grossi lleva adelante “una carrera diplomática de más de 35 años” con “cargos de gran responsabilidad” y destacó su compromiso con la seguridad nuclear y el desarme.