Durante siglos, el ave del paraíso macho (lophorina superba) despertó el interés de biólogos, documentalistas y observadores de aves por su apariencia llamativa y, especialmente, por el elaborado ritual de cortejo que realiza en los bosques de Nueva Guinea, una isla ubicada al norte de Australia. Este comportamiento, que combina limpieza, decoración del entorno y una compleja danza, forma parte de una estrategia evolutiva orientada al éxito reproductivo.
Recientemente, un video que documenta este ritual se volvió viral en Instagram a través de la cuenta @segun.la.ciencia, generando millones de visualizaciones y renovando el interés del público por esta especie. Lo que a simple vista parece un espectáculo visual es, en realidad, una manifestación refinada de selección sexual.
Cabe destacar, el segmento forma parte de la serie documental original de Netflix Nuestro planeta (Our Planet), llamada “Birds of Paradise”, estrenada el 5 de abril de 2019,
Preparación del territorio: limpieza minuciosa
El ritual comienza mucho antes de que aparezca la hembra. El ave del paraíso macho dedica largos periodos a acondicionar un área específica del suelo, seleccionada previamente dentro de su territorio. Esta etapa inicial consiste en una limpieza exhaustiva del espacio, que incluye la eliminación de hojas secas, ramas pequeñas, piedras y cualquier otro elemento que altere la simetría del lugar. Una de las conductas más llamativas es el uso de piel de serpiente, que el macho frota sobre la superficie del área elegida.
Según diversos investigadores que estudiaron este comportamiento, este gesto parece cumplir una función tanto higiénica como estética, dejando el espacio libre de imperfecciones visibles. Esta meticulosidad fue comparada con patrones obsesivos, aunque los científicos aclaran que se trata de una analogía descriptiva, sin implicar un diagnóstico clínico. El nivel de detalle y repetición observado responde, más bien, a un refinado proceso de selección natural.
Decoración del entorno: una estrategia visual
Una vez despejada la superficie, el macho comienza a decorar el área con objetos de colores brillantes, principalmente frutos rojos, aunque también puede utilizar pétalos, o fragmentos vegetales. Estos elementos son dispuestos con precisión, creando contrastes cromáticos que destacan sobre el fondo uniforme del escenario.
Este comportamiento, documentado ampliamente por biólogos y medios especializados como la BBC y National Geographic, cumple una doble función: embellecer el sitio y demostrar la capacidad del macho para recolectar y organizar recursos de manera efectiva. La decoración también contribuye a que el ritual tenga una dimensión artística que ha llamado la atención de quienes estudian la cognición animal.
La danza: despliegue corporal y sonoro
Con el entorno listo, el macho da inicio a la parte más dinámica del ritual: la danza de cortejo. Se trata de una coreografía precisa y vigorosa que incluye saltos, meneos laterales, movimientos circulares y la exhibición de su plumaje iridiscente. Estas acciones fueron desarrolladas evolutivamente para maximizar el impacto visual sobre la hembra. Además del movimiento, el macho emite una serie de sonidos suaves y repetitivos.
Esta dimensión auditiva complementa la danza y refuerza la experiencia multisensorial que busca convencer a la hembra de su idoneidad como pareja. El conjunto del ritual —limpieza, decoración y danza— refleja una estrategia reproductiva extremadamente especializada, en la que solo los individuos que logran ejecutar cada fase con precisión tienen posibilidad de aparearse.
La llegada de la hembra: momento decisivo
El punto culminante ocurre cuando una hembra se acerca al escenario, atraída por los estímulos visuales y sonoros. La presencia de la observadora activa una respuesta inmediata del macho, que intensifica sus movimientos y despliega todo su repertorio con la máxima energía y concentración. Cada gesto, cada nota, cada destello del plumaje adquiere sentido en este instante.
Es una única oportunidad para convencer a la hembra, que evalúa atentamente todos los elementos del ritual antes de decidir si acepta o rechaza al pretendiente.
Un comportamiento moldeado por la competencia
Este complejo sistema de cortejo tiene lugar en los bosques montañosos de Nueva Guinea, un ecosistema con alta densidad biológica y fuerte competencia reproductiva.
Según investigadores de campo, estas condiciones han favorecido la evolución de estrategias cada vez más sofisticadas para atraer pareja. La densidad del follaje, la diversidad de especies y la necesidad de destacar frente a otros machos explican por qué el ave del paraíso ha desarrollado uno de los rituales más elaborados del reino animal.